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Michael.

A decir verdad, estaba preocupado, pero por ahora, tenía que estar calmado, regresamos a casa, no permitiría que mi tío me quitara lo que no le pertenece, salí de la casa con Ruggero.

—Necesito un favor.

—El que quieras hermano.

—Mi tio supo del contrato, y no se como lo consiguió, probablemente me quiten la herencia, la empresa está en riesgo y...

—Tranquilo, veré si la puedo comprar, de la empresa no tienes porqué preocuparte, o bueno, si, porqué no se si quieran venderla.

—Tendrán que... no hay más opción, y menos ahora que no tendré dinero que invertir, te pagaré hasta el último centavo, te lo juro.

—Lo se hermano, lo se, sabes que si necesitas otra cosa, lo que sea, te apoyaré, se lo mucho que haz luchado por soportar a tu tio, y lo mucho que haz trabajado por la empresa.

—Gracias Ruggero.—Nos metimos a la casa, vi a las chicas platicar, Valentina y yo nos subimos a acostar, ella se acosto, no pude evitar reírme de que se estuviera muriendo de frío , la abracé y fui sincero con ella, sus palabras me daban tranquilidad, acarició mi cabello y me quedé dormido.

***

Desperté y vi a Valentina dormida, me metí a bañar, deje que el agua artificial cayera por mi cuerpo, suspiré. No sabía si en verdad estaba haciendo lo correcto.

No es que crea en estás cosas, pero por favor padres, denme una señal si estoy haciendo lo correcto o no. Dije en un susurró, me terminé de bañar y me cambié, salí del baño y Valentina estaba buscando su ropa, me acerqué a ella y la abracé por detrás, se dio media vuelta y me beso.

—Antes de irnos, quiero que me acompañes a un lugar, ¿Que dices?—Ella asintió, se fue al baño y yo me dispuse a guardar la ropa en mi maleta, Valu salió ya vestida, vi que se puso mi gorro. —¿Ya nos vamos?

—Si, ¿Pero a dónde me llevarás?

—Primero a comer, y de ahí iremos al cementerio, en dónde están mis padres, no eh ido en años, y quiero que me acompañes. —Ella sonrió.

—Me parece perfecto.—Le sonreí. Salimos de la habitación y bajamos, ahí estaban todos, incluyendo la familia Depietri.

—¿Se quedan a desayunar? —Preguntó Karol.

—No, tenemos cosas que hacer, nuestro viaje se adelanto. —Mire a mi tío.

—Que pena, fue un gusto tenerlos en casa.—Sonrió hipócritamente.

—Que maldito hipócrita.—Solte la mano de Valentina y me acerqué a el.—Para ti es un gusto que mi padre, te haya dejado como mi tutor, pero no fue un gusto cuidar de mí, así que ahórrate tus hipocresías, porqué en lo que a mí me compete, eres un desconocido para mí, y no descansaré hasta verte sin nada, no me interesa que pierda todo en el intento.

—Vamos sobrino, tus padres estarían decepcionados de ti.

—NI SE TE OCURRA MENCIONAR EL NOMBRE DE MIS PADRES, PORQUÉ NO TE LO PERMITIRÉ, Y SI ME LO PREGUNTAS A MÍ, MI PADRE ESTARIA DECEPCIONADO DE VER EN LA PORQUERÍA QUE TE CONVERTISTE.

—¡BASTA YA MICHAEL! ERES UN MAL AGRADECIDO, ME HICE CARGO DE UN HUÉRFANO ¿Y ES ASÍ COMO ME PAGAS? ERES UN IMBECIL, TU PADRE.—Cerré mi mano en un puño y le pegué.

—NO TE PERMITIRÉ QUE HABLES DE MI FAMILIA.—Me acerque a el, pero Ruggero me detuvo.—PUDRANSE TODOS.

—Bien amigo, basta.—Salí acompañado de Ruggero y Valentina. —Los llevaré al aeropuerto.—Asentí.

Bajo Acuerdo|MichaentinaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz