Después de la muerte de sus padres, Kelyani Knowlton decide irse Asia para encontrarse con ella misma. En su viaje se encontrará con Ancestral, quien dará al inicio a sus enseñanzas por las Artes Místicas así como revelaciones de secretos familiares...
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La hechicera observaba con cuidado las runas que se encontraban grabadas en el capitel de las columnas. Miró a su alrededor para encontrarse en la mesa donde se encontraba el señor Scratchy. La castaña no podía creer que estaba siendo vigilada por un conejo que le encantaba comerse insectos en forma de pájaros, lo cual era gracioso. Lo único que le consolaba es que podía investigar que era lo que había cerca del mueble.
Llamó su atención al ver el libro que se encontraba reposando sobre un pequeño atril que estaba sobre la mesa. Abrió los ojos al darse cuenta que se trataba del Darkhold. Tal como lo había visto en su visión cuando consulto la Gema del Tiempo antes de devolverlo a Bruce. El objeto que la había llevado a Westview en un principio. Sabía que podría ser peligroso en las manos equivocadas. Su siguiente paso sería buscar el Libro de Vishanti para encontrar alguna manera de destruirlo sin morir en el proceso.
Unos aplausos se escucharon haciendo que Kelyani terminará estrellándose contra el piso. Al alzar su mirada, se dio cuenta que se encontraba en un estudio con el escenario del interior de la casa de Wanda La sokoviana se acercó para ayudar a la hechicera levantarse. Las dos vieron a Agatha sentada en uno de los asientos del público. Las dos se acercaron al lugar.
— ¡Bravo! – Agatha se acomodó en su asiento y con un chasquido, ella se desvaneció del lugar.
— ¿A dónde fue? – preguntó Kelyani sorprendida al no verla –. ¿Dónde está?
Los gritos de Billy y Tommy se escucharon cerca del lugar, pero no podían encontrarlos. Las dos corrieron en dirección a la puerta de salida de emergencia lo más rápido que pudieron. La hechicera se quedó sorprendido en cuanto vio a los mellizos siendo ahogados por un hechizo que simulaba unas cuerdas alrededor de sus cuellos. Agatha se encontraba flotando con un vestido morada con tonos azules.
—Ya se lo que son.
Los niños empezaron a pedir ayuda haciendo que Agatha jalará las cuerdas para retenerlos. Kelyani vio su vestuario para darse cuenta que su cinturón era su capa. Wanda trataba de tranquilizar a sus hijos. Las dos sabían que tenían que intervenir.
— Creo que ya fue suficiente show – murmuraba Kelyani para ella misma haciendo que desabrochará el cinturón para dar paso a su capa y convertir su vestuario en su uniforme azul de hechicera.
— No tienen idea de lo peligrosa que eres, Wanda – las palabras de Agatha llamaron la atención de la castaña –. O lo poderosa que puedes llegar a ser, Kelyani. Se supone que Wanda es un mito. Un ser que espontáneamente puede crear lo que sea y la descendiente de la Hechicera Suprema, que más años ha estado a cargo de mantener la realidad, intentará detenerla. Y aquí las tienen, preparando para utilizarlo en preparar el desayuno.
— ¡Deja ir a mis hijos! – amenazó Wanda mientras Kelyani invocaba los Escudos Serafines.
— Suelta a Billy y Tommy – ordenó la castaña notablemente irritada.
