CAPITULO 3

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Nevan frotaba masajeaba sus brazos para calmar el dolor, aquellos hombres le hicieron cargar cajas hasta el anochecer. Cada vez que pensaba que había terminado su trabajo se encontraba con otra pila más grande que la anterior, eran pesadas y complicadas de sostener. Sentía todo su cuerpo entumecido.

-Vuelva mañana, omega... - la actitud del alfa era burlona, él había estado observando a Nevan todo el tiempo, sin esperar nada de él – Has hecho un buen trabajo – ironizo, lo que hizo que se sonrojara – Espero que mañana venga con la misma energía que hoy, aquí tienes – le tendió un sobre con dinero – Es lo que has ganado hoy.

Se sentía algo insatisfecho con su recompensa, Nevan calculo las cajas que había cargado para saber más o menos el dinero que iba a ganar y en aquel sobre no se encontraba ni la mitad de lo que había conseguido. Se quejó a su jefe, pero el alfa lo miro con indiferencia.

-¿Algún problema? – Nevan le explico con tranquilidad el problema con el dinero – Pensabas ganar un millón el primer día – encendió un cigarrillo y sonrió con picardía – Sabes que tu trabajo no ha sido tan bueno ¿verdad?

-Me falta dinero, señor... - señalo el sobre algo triste – Me prometió que...

-Si no lo quieres, puedes dejarlo aquí... - dio pequeños toquecitos al cigarrillo para tirar la colilla en el cenicero – Te he dado más de lo que merecías.

-He cargado más cajas que mis compañeros – se quejó enfadado, el alfa lo volvió a ignorar – Debería tener el mismo sueldo que ellos, hemos hecho el mismo trabajo.

-Ellos llevan más años trabajando que tú – le espeto frunciendo el ceño – Esto no va por lo que has hecho, si no por los años, y tú, pequeño omega, no llevas ni un día.

-No es justo – la risa del jefe se vio interrumpida por un ataque de tos – Hemos hecho lo mismo.

-¿Quieres ganar más dinero? – Nevan dio unos pasos hacia atrás – Esto no es un trabajo para omega, yo he sido un alma caritativa y te he ayudado, para ganarme tu despreció por pagarte de menos – el omega bajo la cabeza – No te mereces ni lo que te he dado, si te digo la verdad. Tu trabajo ha sido nefasto y has retrasado a todos mis hombres.

Nevan se fue cabizbajo, hambriento y agotado. La oscuridad le causaba terror, por eso camino todo lo rápido que pudo hacía el hostal, era el único lugar seguro al que podría regresar. El frio invierno le calaba los huesos, respiraba ocultando su rostro en la chaqueta de Jaxon, seguía oliendo a él, pero no sabía por cuanto tiempo, el vahó salía por una pequeña abertura, veía borroso a cada paso, pero no podía detenerse. Notaba ojos rojos detrás de él, una sensación de terror lo invadió cuando alguien toco su hombro.

-¿Quieres venir conmigo está noche? – Nevan empezó a caminar más deprisa para alejarse de él, pero el alfa lo siguió – Puedo darte calor, omega. – la forma con la que hablo le hizo temblar. – Soy bastante bueno con mis compañeros, pronto...

-Mi esposo me espera en casa. – mintió, girando la cabeza para que no pudiera ver como se sonrojaba. – Gracias, pero no necesito tu ayuda.

-Vamos, omega. – apretó el sobre en su bolsillo – Mi coche está allí, puedo llevarte a tu casa. Tu alfa no te lo tendrá en cuenta.

Las piernas de Nevan temblaron cuando aquel hombre acerco su rostro a él, podía ver parte de su rostro, sus ojos eran rojos como la sangre, el omega sintió nauseas cuando uso sus feromonas en su contra. El alfa besó su mejilla y lo atrajo hacía sin ningún problemas, Nevan había perdido la habilidad de moverse.

-Hueles muy dulce, lo sabes ¿verdad? – sonrió y levanto su mentón – ¿Tú alfa te ha hecho estás marcas? Es un animal, pobre omega, no sabe que tu piel es delicada... - acarició el cuello con el pulgar – Suave y tierna, debe de ser delicioso dejar una marca en ti ¿tienes practica? No me gustan los omegas novatos – Nevan cerró los ojos cuando beso su cuello - ¿Cuánto puedes durar?

Hasta el final del caminoWhere stories live. Discover now