CAPITULO 41

28 4 0
                                    

Las visitas fueron permitidas, al segundo día de su estancia en el hospital, aunque Nevan seguía un poco esquivo a que personas que no fueran él, tocaran a Emily, por eso Nash informó a los betas preocupados, que debían ir con cautela y no alterarlo. Le resalto a Scott que debía ir con mucha cautele y no gritar cuando lo viera, conocía muy bien a ese maldito beta y sus escandalosas maneras de recibir al omega.

"Nada de ruido, entrad con tranquilidad." Le escribió al beta, después de decirle que podían ir por la tarde.

Con Celia fue más tranquilo, a ella le podía explicar sin problemas lo que estaba ocurriendo, no sé lo tomaría a mal, apreciaba demasiado a Nevan. Nash, esperaba que al menos, uno de ellos se controlara aunque fuera un poco, todas sus esperanzas estaban en ella, no descartaba golpear a Scott si entraba en modo bocina de ambulancia.

-Vendrán está tarde. – le respondió a Nevan con tranquilidad. – El doctor Corbin, nos ha dado permiso para aceptar visitas, ya que los dos os encontráis bien.

-¿Puedes decirle a Celia que me traiga dulces? – pregunto con timidez, Emily descansa en la cunita, pegada al omega. – Unas galletitas de chocolate, o un cruasán, me gustaría comer algo con chocolate, no me gusta la comida de aquí. – mantuvo la mirada fija en Nash unos segundos, para ver su reacción. – Silver hace postres muy ricos, me gustan mucho, y hace mucho que no los pruebo.

Nash sonrió para sí mismo, Nevan seguía siendo el mismo omega que conoció al principio, tan solo debía acostumbrase a su nueva faceta protectora. Su compañero insistió un poco hasta que vio que escribía en su móvil, con una pequeña risita cargo a Emily en brazos. Los periodos que la dejaba en la cunita no duraban más de un cuarto de hora, Nevan sentía la necesidad imperiosa de tenerla cerca.

-Es hora de su toma, Nash. – Nevan tenía un buen control del tiempo, no dejaba que su bebé pasara más de un minuto de hambre. – Sabes que no puedo quitármelo yo solo... - le señalo su pecho, el alfa se sonrojo al darse cuenta. – Emily se está muriendo de hambre.

-¿Ya han pasado dos horas? – asintió con seguridad, tenía una alarma en su móvil, iba a sonar en treinta segundos. – Espera, voy a limpiarme las manos...

-Date prisa, Nash... - le exigió impaciente. – Emily se está despertando, pronto comenzara a llorar. – sonrió. – Dile al papá de mentira que se dé prisa, mi vida. – la provoco. – No le gusta oírte llorar.

Nevan comenzó a reír cuando vio que Nash lo imitaba en el baño, el alfa intentaba sonar igual que él de una manera exagerada, sabía que no lo hacía para molestarlo o burlarse de él. En el hostal, solía imitarlo, cuando se quejaba de que tenía hambre o de que estaba haciendo demasiado ruido y no podía concentrarse en escribir. Nevan le conto en secreto a Emily que el señor Smith, era muy divertido en ocasiones, pero si se lo decían se volvería un alfa creído y ya no sería tan divertido, por eso no podían reírse de sus chistes con facilidad.

-Dime si te hago daño o si estoy demasiado frio, avísame de cualquier cosa, Nevan... - le repitió como un disco rayado mientras secaba sus manos. – Con cuidado, Nash, con cuidado... - se decía a sí mismo, sus manos temblaban un poco cuando tenía que tocar a Nevan. - ¿Te dolió?

-No duele, se siente bien... - respondió con una pequeña sonrisa.

Emily tenía facilidad para atrapar el pezón del omega, él podía sentir un dolor minúsculo cuando empezaba a sorber, al cual no le daba importancia. Nash mientras tanto limpiaba el cubre pezones con cuidado para no romperlo y atendía a Nevan en completo silencio, no le gustaba que le hablaran cuando Emily estaba comiendo, sus feromonas eran agrias cuando les molestaban en aquel momento.

-Vas a conocer por fin a la tía Celia... - rozo su mejilla con cariño. – También vendrán el tío Scott y la tía Lily.

Nevan le hablaba con dulzura de quienes eran ellos, Rose y Runa irían a visitarlos más tarde, cuando ellos se fueran, ya que la habitación era muy pequeña para tantas personas. El omega sintió pena cuando Joe le dijo que no podían llevar a los gatitos, echaba mucho de menos a Travis, estaba seguro de que él se había olvidado de quien era después de estar tantos días sin verlo y jugar con él.

Hasta el final del caminoWhere stories live. Discover now