CAPITULO 23

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Las semanas pasaron sin apenas inconvenientes, Joe visitaba con frecuencia a Nevan para comprobar su estado, el omega le agradecía las visitas, pero no soportaba que lo acompañara aquella mujer, en algunas ocasiones se escondía para no hablar con ella. Celia lo había encontrado acuclillado cerca de las plantas de recepción mirando con mala cara a la psicóloga, ella no decía nada, incluso cuando le preguntaban por Nevan, mejor dicho, le preguntaban donde se encontraba el omega.

-Escóndeme... - le pidió a Nash cuando paso por delante de él. – Tengo hambre, quiero ir a la cafetería, pero esa mujer no me deja. – el alfa miro en la dirección que señalaba Nevan. – Es una bruja malvada.

-Tan solo quiere ayudarte, Nevan... - le respondió con una mueca de disgusto mientras negaba con la cabeza. – No tienes que mirarme de esa forma.

-¿Te has aliado con ella? – lo acuso enfadado. – Seguro que el doctor Corbin te ha convencido para que te compinches con ella, sois malvados.

-La señora Dubois, no quiere hacerte daño... - el omega no le creía. – Tan solo quiere hablar contigo.

-Si hablo de nuevo con ella, me explotara la cabeza. – se quejó. – Me hace pensar mucho, no quiero hablar con ella, prefiero hablar contigo.

Nash se sintió complacido con la confesión de Nevan, aunque el omega tenía razón en cierta parte, Joe le había pedido que lo convenciera para que hablara con la señora Dubois, ella es una psicóloga conocedora de casos como los de su amigo, pero él se negaba a hablar. Aprendió a escaparse de maneras teatrales y silenciosas, hacía todo lo posible para alejarse de ella. Dubois se había dado cuenta de eso, así que lo esperaba en la recepción, sabía que pasaba de una u otra manera.

Nevan empezó a vigilarla de lejos, pensado miles de maneras para expulsarla del hostal, pero ninguna idea le parecía buena a Celia. Incluso cuando le propuso enviarle un enjambre de abejas para que la picaran, la beta negaba con la cabeza y suspiraba agotada.

-Me estoy muriendo de hambre, señor Smith... - lo miro con tristeza. – Aún no he comido nada desde que me desperté. – mintió, siempre tenía dulces escondidos en su habitación. – Esa mujer malvada no me deja comer.

-¿Quieres que la distraiga para ir a la cafetería? – asintió con una pequeña sonrisa infantil. – Lo ayudare solo en está ocasión, a la próxima tendrá que ir a una charla con ella.

-Ya no puedo ni confiar en el señor Smith. – se quejó bajando la mirada, su vientre estaba más abultado, le gustaba verlo. – Pensé que eras mi amigo.

-La señora Dubois... - Nevan hizo un sonido molesto con su boca, no le caía para nada bien aquella omega. – Es una buena psicóloga, quiere ayudarte.

-A la bebé le molesta tenerla cerca. – cruzó sus brazos. – Escucho como me dice "papá, ella es malvada." – inflo las mejillas. – Debo hacerle caso a mi hija, no puedo hablar con ella.

Nevan salió de su escondite cuando vio que Nash lo cubría, por suerte el alfa era mucho más grande y alto que él, rio triunfante cuando llegó a la cafetería, había conseguido lo que quería. Esperaría a Nash para darle las gracias y visitar a los gatitos, Dama ya estaba recuperada, volvía ser la misma de siempre, aunque un poco más mimosa con el alfa, sobre todo después construyese una casita solo para ella.

-Nevan. – el omega se tensó al escuchar la voz de Celia, la beta estaba detrás de él con los brazos cruzados sobre el pecho. - ¿Lo has vuelto a hacer? – negó con la cabeza. – La señora Dubois te está esperando desde hace una hora.

-No quiero hablar con ella... - toco su garganta e hizo como si le doliera. – No puedo hablar bien, creo que he cogido frio esta noche.

-Prometiste que hablarías con ella. – Nevan no se acordaba de haber dicho algo así, tal vez estuviera demasiado dormido en aquel momento. – Queremos ayudarte.

Hasta el final del caminoWhere stories live. Discover now