CAPITULO 43

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Nash no se esperaba la inesperada visita de sus madres en el hostal, había mantenido en secreto todo lo que había estado haciendo esos últimos días, incluidos los relacionados con Nevan. Sus madres le pidieron muchas veces que se olvidará del chico que conoció en el parque cuando era pequeño, tal vez fuera un sueño, pero nunca les hizo caso.

Su arduo trabajo para encontrar a Nevan, dio sus frutos hacía más de diez años y no iba a dejar por nada del mundo que eso se viera truncado por nada, ni siquiera por sus madres. Nevan era un secreto para ellas, aunque sus madres lo conocían un poco gracias a Rose.

Liv, la madre omega de Nash tuvo que insistir en con Rose para que le diera información sobre su hijo, a base de pequeños engaños consiguieron que su sobrina les diera algunas pistas de donde se encontraba su hijo. Se alarmaron demasiado cuando estás pistas les dio como resultado el barrio de los omegas.

-Livie, amor mío ¿Estás segura que es aquí? – pregunto Clarisse al aparcar cerca del hostal. – No nos habremos equivocado ¿verdad?

-Las fotos que nos envió Rose son echas aquí, nuestro pequeño se encuentra en este lugar... - Liv bajo del coche con cuidado, estudiando la fachada detenidamente. – Estoy segura que es aquí, mira el cartelito.

Le enseño una fotografía de hacía unos meses, donde Nash salía junto a Nevan, el omega se encontraba de espaldas, así que no podían ver su cara, pero sus hijo se veía muy sonriente. Acababan de rehacer el cartel que daba la bienvenida al hostal, Nash le envió aquella foto a Rose para mostrarle su felicidad.

-Mi amor, cuidado hay un huequito ahí... - le señalo el suelo. – Camina con precaución, puede ser peligroso.

-Clarisse ¿Qué le vamos a decir? – la alfa se froto la sien para pensar, no se le ocurría nada, tan solo fueron a aquel lugar para investigar. – Si nuestro hermoso Nash se encuentra aquí ¿Qué le diremos?

-No lo sé, Livie... - beso su mejilla. – Tan solo hemos venido para saber si se encuentra bien.

Clarisse estaba bastante más nerviosa que su esposa, Liv mantenía un semblante tranquilo, aunque sus manos temblaban ligeramente sujetando el móvil. Deseaba con todas sus fuerzas reencontrarse con Nash de nuevo, sabía que su niño interior estaba enfadado con ellas, conocía casi todo sobre su hijo. Liv no podía admitir del todo que por algún tiempo lo abandonaron para centrarse en Cami, en el hospital apenas pensaban en él, tan solo podía pensar en su hija. Siempre era Clarisse quien se encargaba de él, aunque estuviera igual de cansada como ella.

-¿Estamos haciendo lo correcto? – Liv no respondió. – Nuestro hijo, puede encontrarse aquí.

Liv sentía un nudo en el estómago desde la mañana, habían decidido con prisa ir a buscar a su hijo, faltaban apenas cinco días para el cumpleaños de Cami y querían hablar con él. Cuando Nash era pequeño se ponía muy triste en estas fechas, podía escucharlo llorar mientras miraba las fotos de su hermana pequeña, por eso decidieron esconderlas poco a poco. Pensaban que así su dolor sería menor, pero se equivocaron. Nash empeoro cuando las fotos desaparecieron de su habitación.

-Bienvenidas... - sonrió Celia, ocupaba temporalmente el puesto de Nevan. – ¿En qué puedo ayudaros? Soy Celia, la dueña de este hostal.

Clarisse apretó la mano de su esposa con timidez y sonrió, imitando a la beta. Podía notar un leve olor a lavanda en el ambiente, era bastante agradable. Liv observaba con curiosidad a Celia, Rose también le había enviado fotos donde ella aparecía junto a su hijo, pero no sonreía tanto como con Nevan, el omega o "el chico del parque", como lo llamaba su esposa.

-Señoras ¿necesitan ayuda? – no respondieron. – Pueden rellenar estos formularios para pedir una habitación, por suerte hay algunas habitaciones libres.

Hasta el final del caminoWhere stories live. Discover now