CAPITULO 110

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Las semanas pasaron a un ritmo alarmante, Oliver ya tenía casi un mes de embarazo, la segunda fase había salido bien. Aunque ahora, el beta debía enfrentarse a cambios bastantes grandes en su cuerpo, el malestar vino durante la segunda semana. Scott lo ayudaba en todo lo que podía, para que no se fuerce, pensaba que con eso Oliver se calmaría. Pero las cosas no eran tan fáciles.

Tuvo que enfrentarse a uno de los padres de Daniel, que pedía ver a su hijo, aunque él no quisiera. Scott entretuvo al pequeño omega para que no escuche los gritos, mientras se esforzaba para no ir en contra de aquel alfa. Ramírez tuvo que llevarse al alfa del hospital, después de casi una hora de gritos.

-Lo siento, señor Roux... - Daniel se veía muy apenado. – Mi padre habla mucho, estoy seguro que no quiso decirte esas malas palabras. – Scott lo abrazó con ternura. – Lo siento, señor Taylor, mi padre grito mucho al señor Roux, por mi culpa.

-Pequeño Dan... - Oliver acarició su cabello con cariño. – No tienes que disculparte por nada.

Querían evitar los comentarios, pero muchas veces eran inevitables. El vientre de Daniel era cada vez más visible, el pequeño lloraba cada vez que le hablaban del bebé. Desde que llego al hospital, el primer día, pidió que no le quitaran al bebé, él no lo quería.

-La ecografía muestra que es un niño... - Scott se había convertido en responsable de Daniel. – Debido a que el cuerpo de Daniel es muy pequeño, el bebé no puede crecer bien, lo más probable es que tengamos que hacerle una cesaría cuando llegue el momento, pero eso no es lo que preocupa ahora...

-¿Te refieres a su padre? – el doctor asintió. - ¿Ha vuelto a pedir que le devuelvan a su hijo? Desgraciado, malnacido...

-Dice que es su hijo, y por eso debe cuidarlo él. – el beta rio con ironía. – No entiende porque Daniel está en el hospital, y porque hay policías cuidándolo las veinticuatro horas.

-¿Ahora se preocupa? – era ridículo. – Enserio, Daniel lleva años sufriendo y se preocupa ahora, no me creo a ese alfa. – sonrió. – Por mucho que sea su padre, no me lo creo.

Scott escucho las excusa que puso el padre de Daniel para que se lo devolvieran, no podía creer como un hombre podía ser tan cruel y ridículo a la vez. Oliver le había pedido que no hiciera nada, por su seguridad, tan solo debía cuidar a Daniel. Scott era la única persona en la que confiaba el pequeño omega.

-Su padre omega, no tiene más de veinticuatro años... - al beta se le helo la sangre. – Conoció al que ahora es su esposo, en su segundo año de instituto, el alfa era uno de sus profesores.

Las palabras del doctor lo dejaron sin aliento. No podía creer que hubiera un alfa peor que Nash, ese hombre lo estaba superando con creces. Scott se compadecía del omega, aunque no estaba muy contento con su decisión de dejar a Daniel al cuidado de su padre.

-Renunció a su trabajo, cuando se enteró del embarazo del omega, desde entonces, viven juntos en el barrio de los omegas. – Oliver ya sabía esa historia, no quería contársela a Scott. – Ambos padres, han perdido el contacto con su familia, estamos intentando contactar con el hermano mayor del omega, pero se niega a aceptar a Daniel como su sobrino, no tuvimos tiempo ni siquiera a contarle su situación.

-¿Qué paso con el omega? – Scott pudo notar una leve tensión en los hombros del doctor. – Se sabe algo de él ¿verdad?

-Lleva cinco meses desaparecido... - las cosas no podían ir peor. – Su esposo se niega a decir donde está. Sospechamos que él tiene algo que ver con su desaparición.

-Doctor, no le cuente más, por favor... - el beta miró en dirección a Oliver, parecía más cansado que por la mañana. – Yo me encargaré del resto, recuerde enviarme los resultados de la última prueba de Daniel. – Scott tenía la cabeza gacha. – El pequeño Dan te está llamando, ve a verlo, ha amenazado con golpear a los enfermeros en el trasero, no se de quien ha aprendido eso.

Hasta el final del caminoWhere stories live. Discover now