CAPITULO 60

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Scott sujetaba su móvil con la mano que tenía libre, Lily estaba escuchando la conversación desde el otro lado, mientras la grababa en el ordenador. Oliver esperaba que su señal de alerta hubiese funcionado, no sabía cuánto tiempo más podía aguantar allí escondido.

-Será mejor que te olvides de todo lo que has vivido hasta ahora. – le grito furioso. – Ahora me perteneces.

Nevan intento contestar, recibiendo un golpe como respuesta. El omega sujeta su mejilla adolorida, observando en silencio a Nash. El alfa se había vuelto completamente loco.

-¿Cuántas veces tengo que decirte que no puedes salir sin mí? – Nevan agacho la cabeza. - ¿En que estabas pensado?

No se atrevía a mirarlo directamente a los ojos, las feromonas del alfa lo estaban ahogando en ese momento, se sentía extremadamente mareado y cansado. Aquella noche apenas había dormida, para poder preparar su plan de escape. Para eso debía dejar la última bolsa cerca del pozo, y recogerla cuando Nash se volviese a dormir, había preparado ropa y comida suficiente para Emily y él. Tenía la esperanza que Nash no sé diera cuenta de lo que estaba haciendo, no había mostrado interés en la perdida de comida.

-Mírame a los ojos cuando te hablo, Nevan. – el omega apretaba sus dientes con miedo. - ¿Dónde estabas?

No le respondió, le dolía demasiado la garganta para hablar, necesitaba tomar un poco de agua. Nash se arrodillo a su altura para que lo viera mejor. Su rostro mostraba una sonrisa sádica, acompañada de sus ojos rojos.

Sintió nauseas cuando Nash acarició su mejilla y le dio un beso en la frente. Era como el hombre con el que había trabajado en la fábrica o los profesores que había tenido en el internado. Cuando era niño, comprendió que si aceptaba esas disculpas no le pasaría nada malo, pero estaba cansado de estar viviendo todo eso de nuevo.

Quería gritarle, golpearlo hasta sangrar y escapar con Emily lo más lejos posible. Dejarla en un lugar seguro, que Nash no conociera, asegurarse de que no le haría nada malo. No quería que Emily viviese lo mismo que había vivido él durante años, quería que su hija tuviera la libertad que él nunca consiguió tener. No le importaba arriesgar su vida por ello.

Tenía miedo.

Sentía que sus piernas se habían fundido con la tierra del jardín. Nash comenzó a besuquearlo como si la vida pendiera de eso. Repitiéndolo al oído "Lo siento", "Lo siento". Nevan ya había dejado de creerle. Lamentaba que Nash hubiese perdido la poca humanidad que le quedaba, por una pequeña escapada.

-Tan solo quiero protegerte, Nevan. – le susurro, apretando sus mano sobre el cuello del omega. – Deja que te proteja, será lo mejor para ti.

El aire comenzó a faltarle de nuevo, su cabeza daba vueltas. Estaba empezando a ver dos "Nash", en el mismo lugar, rumiándole al oído para que le creyese. Su parte omega le pedía seguir con los deseos del alfa y caer a sus brazos. Pero Nevan no iba a permitírselo, si eso llegase a pasar, Nash tendría la partida ganada y no le iba a dar esa satisfacción.

-Solo me tienes a mí, recuerda... - se forzó para no negar con la cabeza. – Al fin somos una pequeña familia, Nevan.

"Si tan solo le hubiese caso a Celia", se repetía continuamente, todas las noches, antes de dormirse.

"Si tan solo le hubiese creído", se lamentaba mientras abrazaba a Emily. La pequeña había empezado a rechazarlo a veces, tal y como hacía con Nash. Nevan creía que era a causa de sus feromonas, sentía que de una u otra forma le hacían daño a su hija y ella estaba intentado decírselo sin palabras.

"No debí confiar en él." Sonrió con tristeza, al comprenderlo.

-Emily, tú y yo, somos una familia, Nevan. – le repitió, Nash hablaba cerca del oído para clavarle sus palabras en el cerebro. – Somos el uno para el otro, una familia perfecta.

Hasta el final del caminoWhere stories live. Discover now