CAPITULO 28

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Nash se encontraba recostado en el sofá del salón. Rose había salido de casa para atender algunas obligaciones, dejando a su primo solo. Kimba, la gata de Rose, lo acompañaba, aunque el alfa estaba empezando a sospechar que tan solo lo hacía para que la acariciara.

-Dama se pondrá celosa, si sigo jugando contigo... - Kimba, simplemente se estiro para que tocará su tripa. – Te tendré que cobrar por mis mimos, Kimba, estoy hablándote de mis aventuras y todo solo me pides que te rasque.

La noche anterior se quedó leyendo durante horas, el mensaje que publico Nevan en el muro, para buscar a Jaxon. Había releído algunos mensajes dejados por el omega, con una pizca de furia en su interior. Quería decirle a Nevan que por más que buscará a Jaxon y le escribiera, él no iba a aparecer, porque era demasiado cobarde para dar la cara.

-Kimba, eres tan pesada como tu dueña. – la gata le rasguño la mano y se fue del sofá dándole la espalda. – No lo he dicho a malas, vuelve por favor. – no le hizo caso.

Rose le pidió que olvidase a Jaxon, de nada le iba a servir seguir guardándole rencor, pero Nash se negaba a hacerlo. No tan solo le había hecho daño a Nevan, sospechaba que habían más personas implicadas, las palabras de Jaxon siempre han estado impregnadas de veneno, y de la misma manera que ha en engañado a Nevan, pudo haber engañado a otro omega. También estaban sus padres, que harían cualquier cosa por el idiota de su hijo.

-Kimba... - Nash llamó a la gata por enésima vez para que se acercará a él, necesitaba abrazar a alguien. – Kimba tengo chuches ¿Quieres chuches? – sonrió con picardía mostrándole su mano, pero volvió a ser ignorado. – Hermosa, Kimba, bebé de Rose, por favor hazle caso a tu tío.

Las plegarías de Nash sirvieron más bien poco, el alfa decidió pagarle a Kimba con la misma moneda que ella, así que le dio la espalda. Algo que a la gata no le importó. Pensaba en dormir un poco más, apenas había dormido después de lo que paso con Nevan, ser el causante de las lágrimas del omega le causó un gran dolor. Pero seguía teniendo el sabor de los labios de Nevan, eran más dulces de lo que pensaba.

Relamió sus labios para poder recordarlos mejor y sintió un pinchazo en el corazón.

¿Nevan seguiría llorando por su culpa?

Fue un maldito idiota, el cual se emocionó demasiado por estar cerca de un omega. Las feromonas de Nevan le nublaron el pensamiento, Nash quería convertirlo en su familia, no solo para protegerlo. Le daba igual de quien era la hija que llevaba en su vientre, ya que Nevan era Nevan. Nada cambiaría eso. Él lo quería, porque muchas razones, no solo por sus ojos brillantes o su sonrisa tímida cuando hacía alguna travesura.

Se emocionaba cuando Nevan se emocionaba, sentía la misma alegría que él cuando algo le gustaba demasiado. Disfruto demasiado verlo tan feliz el día anterior, cuando lo acompaño al teatro, fue el mejor momento de su vida. El coche de Celia fue invadido por un dulce aroma a rosas, tardo en darse cuenta que venía de Nevan.

-Kimba... - levantó la mano para llamar la atención de su compañera. – Acompañaba por favor, rascaré tu tripa de nuevo. – escucho un leve maullido, pero la gata no sé acercó. – Le diré a tu dueña que tienes pulgas, para que te lleve al veterinario.

Encendió el móvil con la esperanza de encontrarse algún mensaje de Nevan, pero no tuvo suerte. El omega estaría demasiado enfadado con él, ni siquiera querría hablar. Busco las fotos que le había tomado el día anterior y noto una presión el pecho.

-Es hermoso, malditamente precioso. Kimba, ven quiero presentarte a Nevan... - se había quedado completamente solo. – Entonces, habrá más para mí, puedes quedarte en tu camita durmiendo. – se resignó. – Tú te lo pierdes...

Hasta el final del caminoWhere stories live. Discover now