CAPITULO 7

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Apenas recordaba cómo había llegado de nuevo al hostal, lo último que supo que hizo fue salir de aquella maldita sala seis, ninguno de sus compañeros se encontraba en el lugar, la fábrica estaba casi a oscuras, se podía ver por unas pequeñas lucecitas que había en las paredes. Caminó hacía donde se encontraba su ropa y se cambió como pudo. Nevan aguanto el dolor en su muñeca mientras la forzaba a moverse, quería irse de aquel lugar.

-Esto es lo tuyo... - el jefe lo golpeo en el pecho con un sobre en las manos – No hace falta que vengas más aquí, omega. – su voz sonaba resentida – Estás despedido.

-¿Por qué? – pudo notar un sabor amargo bajo su lengua, el alfa estaba muy enfadado con él.

-No sirves para nada, es mejor que no vuelvas a pisar este lugar.

Nevan se dijo a si mismo que no debía llorar delante de él, así que se alejó sin despedirse ni siquiera de él, sabía que lo estaba observando, podía notar los ojos del alfas pegados a su espalda, pero no dijo nada. Estaba cansado de hablar y que nadie le escuchará, prefería el silencio en esos casos.

Estaba empezando a anochecer cuando giro la esquina de la fábrica, si se daba prisa llegaría al hostal siendo aún de día y no le daría tanto miedo como los días anteriores. No miraba a nadie, esquivaba a las personas que se encontraban delante de él sin apenas levantar la cabeza. En el bolsillo izquierdo de la chaqueta presionaba el dinero que había ganado aquel día, estaba enfadado consigo mismo. Estaba débil porque había empezado a saltarse demasiadas comidas, no quería malgastar el dinero en algo que veía tan insignificante, así que lo guardaba con recelo. Con lo que había conseguido aquel mes, ni siquiera podría permitirse una habitación en un piso compartido, era demasiado poco, para todo lo que había hecho.

Sabe que vio a Celia cuando entro en el hostal, como siempre, la mujer le saludo con una cálida sonrisa, le dijo algo sobre la cena de esa noche y después todo se volvió negro. No recuerda nada después de eso. Solo sabe que despertó en su habitación y que Joe se encontraba con él, el doctor lo miraba de reojo mientras apuntaba algo en su libreta.

-Buenas noches, señor Keller – sonrió al ver que estaba despierto - ¿Se encuentra mejor? Tenía un poco de fiebre.

-¿Qué hace aquí? – Nevan tosió sentía su garganta seca, su mano se quejó cuando la apoyo sobre la almohada, la tenía vendada.

-Tome, señor Keller – le sirvió un vaso de agua – Ha estado durmiendo unas dos horas, Celia me llamó diciendo que se encontraba mal, así que vine a verte.

-No hacía falto, no estoy tan mal como parece.

Joe se sentó en la esquina de la cama, para poder hablar con Nevan a la misma altura, espero a que el omega se termine de beber el vaso con agua para seguir hablando, este lo miraba con un poco de desconfianza. Nevan llegó a pensar que lo estaban observando desde algún, el jefe quería hacer que siguiera sufriendo.

-Ha perdido bastante peso desde la última vez que lo vi la última vez... - Nevan aparto la mirada – Celia me contó que no se ha presentado a ninguna comida y cena del hostal – el omega maldijo a Celia por delatarlo – Debe hacerte algunas preguntas, señor Keller.

-Estoy bien, eso es lo que importa ¿no? – Joe sonrió, era el segundo omega cabezota que conocía en su vida – Gracias por vendar mi mano, doctor Corbin – se sonrojo un poco.

-De nada, seño Keller. Tiene un pequeño esguince en la muñeca, estará unos días sin poder usarla, no es muy grave, pero debe tener cuidado la próxima vez – hizo un pequeño piquito con su boca – No le estoy regañando. Tan solo estoy un poco preocupado por usted.

-¿Qué más te ha contado Celia? – el beta se rio, Nevan lo había descubierto – Que robo las medicinas – respondió entre dientes – Yo no fui, se lo dije está mañana, habrá un ladrón por el hostal. No soy yo, lo digo enserio – lo miro de reojo, Joe se estaba aguantando la risa - ¿Qué pasa? No me cree.

Hasta el final del caminoWhere stories live. Discover now