CAPITULO 89

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Lily solía quejarse de que era ignorada intencionalmente por su hermano y por Scott, ambos podían estar juntos la mayor parte del tiempo, sin darse cuenta de que habían personas a su lado. Oliver siempre tenía algo para contarle a Scott, aunque el beta ya lo supiera. A veces, Lily se burlaba de su hermano diciéndole que su amigo eras como una sombra, ya que lo seguía a todos lados, a Oliver le molestaba que llamara a Scott su sombra. Terminaban discutiendo si Lily insistía mucho, más de una vez Oliver la amenazó con escaparse de casa.

-Ve con Scott. – le grito furiosa desde el otro lado del salón. – Total, ya tienes calzoncillos en su casa ¿Qué más necesitas?

-Liliana, es algo serio, no es necesario que me grites. – le respondió de la misma forma. – Nuestros padres te pueden escuchar.

-Has empezado tú. – se mostró molesta. – Estoy cansada de escucharte hablar de Scott, es la única cosa que sabes hacer ¡pesado!

-Era algo importante, idiota. – Lily puso los ojos en blanco. – Como te iba a explicando... Liliana no te vayas a tu habitación, quiero hablar contigo. – la beta cerró la puerta de un portazo. – Si no sales, me iré con él.

No hubo respuestas, por más amenazas que le hicieran. Prometió tirar todas sus muñecas a la basura si no salía de su habitación, mirando la puerta de reojo para ver si reaccionaba. Le grito que saliera, para hablar de manera civilizada, pero Lily encendió su altavoz a tope, para que no siguiera molestándola.

-Me voy. – sentencio enfadado. – Me voy con Scott, y no pienso volver aunque me ruegues, maldita Liliana.

Preparo su mochila con lo necesario, siempre podía ir a su casa para llevarse algo. Se iba a quejar de lo infantil que podía ser Lily, estaba cansado de tener que tratar con ella. Además, no soportaba la idea de estar más tiempo encerrado, sus padres ya no le hacían caso, cuando tenía alguno de sus arrebatos.

-Me voy. – le grito lo suficientemente alto para que lo escuchará. – Te vas a lamentar de lo que has hecho.

Cerró la puerta de un portazo y se fue hacia el final del pasillo. La casa de Scott tenía decorada su puerta con pegatinas que solían pegar ellos cuando eran pequeños. Oliver siempre le llevaba las pegatinas para enseñárselas, cuando estaba enfermo. Pasaron los años, Scott ya no se enfermaba tan seguido, pero los señores Taylor seguían teniendo las pegatinas como un recuerdo.

Llamo al timbre y sonrió de oreja a oreja. Esperaba que Scott le abriera la puerta para darle un pequeño sustos y después reírse, le gustaba ver su rostro cuando estaba feliz.

-¿Habéis vuelto a discutir? – Oliver hizo un pequeño mohín. – Entonces, ¿te quedas a dormir esta noche? – sus ojos brillaron. – Pasa, mamá y papá han ido a ver a mis abuelos, así que estaremos todo el fin de semana solos.

Sentía el hogar de Scott como suyo, adoraba sentarse en el sillón que había en su habitación y verlo dibujar. Siempre se mostraba orgulloso de ellos, Scott se sonroja si lo halagaba demasiado, así que lo provocaba diciéndole que sería genial verlos en un museo.

-Tienes carboncillo en la nariz. – sonrió con ternura. - ¿Has estado dibujando? Scotty.

-Quiero presentar uno de mis dibujos a un concurso. – Oliver lo abrazó por la espalda mientras le explicaba lo que iba a dibujar. – Dan un premio económico bastante bueno, tal vez así podría devolverles el dinero a mis padres.

-Ellos no quieren que lo hagas. – Scott suspiro. – Mamá Taylor, dice que volvería a hacerlo si fuera necesario, ya que eres su hijo.

-Lo sé, pero quiero sorprenderlos de alguna manera. – sonrió con ternura. – Tal vez, una pequeña sorpresa, no sé... - rio con timidez. – He estado mirando un viaje para hacer con ellos. – sus ojos empezaron a brillar de nuevo. – Un viaje de agradecimiento, por haberme cuidado por tanto tiempo.

Hasta el final del caminoOn viuen les histories. Descobreix ara