CAPITULO 85

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Oliver acariciaba la mano de Scott, mientras la enfermera le estaba poniendo la vía, al beta le daba demasiada impresión esa imagen, así que tan solo se escondía con la ayuda de su compañero. El cual le daba pequeños besos para calmarlo, él creía que podía aguantar un poco más. Pero su fuerza se fue al llegar al hospital.

-Muy bien, mi amor. – Scott se quejaba bajito para no molestar a nadie. – Ya está, han terminado.

-No te vayas, Oli. Solo un poquito más. – le incito con miedo. – Espera... - el beta sonrió.

-Scotty, deben ponerte el aparatito para contar tus pulsaciones en el dedo. – el beta hizo una mueca. – No van a hacerte daño.

Scott se calmó cuando vio que la enfermera salía de la habitación, no era la primera vez que lo ingresaban, pero igualmente se ponía nervioso. Se negaba a explicarle a Oliver los riesgos que podía conllevar la operación, no quería que su novio se pusiera más nervioso que él.

-¿Quieres ver a Woody? – acarició su cabello con cariño. – Liliana dice que ha estado toda la noche lloriqueando, y buscándonos. Está preocupada porque no quiere desayunar.

Aceptó, él también quería saber si Woody se encontraba bien, por la noche echo de menos poder abrazarlo hasta quedarse dormido, él lo calmaba de una manera extraña cuando apoyaba su cabecita sobre su pecho. Muchas veces, Oliver tenía que apartarse para dejar dormir a Woody, aunque él era el encargado de echarlo de la cama cuando lo molestaba demasiado.

-Woody... - Scott se rio al ver que lo buscaba. – Estoy aquí, Woody. – Lily dejó el móvil en un soporte para que estuviera en a su altura. – Papá te ha echado mucho de menos, mi vida.

-Dile a papá Scotty que has hecho con mis calcetines... - Oliver se carcajeo. – Pensaba que estabas triste, y estabas haciendo travesuras, pequeño Woody.

-Sufre lo que hace a mí a menudo. – se burló su hermano. – Los calcetines son solo el principio, te recomiendo tener escondido tus zapatos favoritos, pueden acabar devorados por ese bichito de ahí.

Scott no le quitaba la vista de encima a Woody, le gustaba ver como se movía su cabello cuando se emocionaba, o como le gruñía a Lily cuando le decía que era un niño mimado. Le emociono ver que la ranita seguía entre sus patas, y seguía como la había dejado.

-Se apodero del salón. – se quejó la beta. – Todo está hecho un desastre por este señorito de aquí. – Woody le ladró. – Dile a tus papás que es lo que ha pasado con mis plantas. – fue ignorada. – Solo llevas una noche aquí, señorito Woody, y me has escondido mis calcetines y atacado mis plantas ¿Qué tienes que decirme a eso?

Scott se rio al ver que Woody se ponía panza hacía arriba para que le hiciera caricias, usaba ese mismo truco con Oliver cuando el beta lo regañaba mucho. Así conseguía despistarlo y huir de la escena del crimen.

La llamada duro más de una hora, sirvió para tranquilizar a Scott, Oliver le agradeció a su hermana que los llamara en aquel momento. Scott se veía un poco triste cuando la llamada se terminó, Woody lo buscaba para ir a pasear con él, sus ojos se llenaron de lágrimas cuando lo escucho llorar porque no estaba allí.

-Liliana lo cuidará muy bien, no tienes que preocuparte. – lo animó Oliver. – Puede que nuestro gran Woody sea un poquito destructor, pero no pasa nada. Mi hermana será una buena mamá temporal.

-No rompió su ranita. – sonrió. – La viste, estaba en sus patitas, con los parches que le puse.

-Es un regalo de papá Scotty, Woody no lo va a romper. – Scott comenzó a llorar de la nada. – Mi amor, no todo va a estar bien, pronto estaremos con él...

Hasta el final del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora