CAPITULO 50

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Lejos quedaba el Nash, que Nevan conocía.

Podía sentir los ojos del alfa clavados en él en cada movimiento que hacía, muchas veces pensó en escapar de aquel lugar, pero no sabía que camino debía tomar. Desde la azotea de podía ver el paisaje, Nevan no pudo encontrar ninguna casa al alrededor. Todo estaba cubierto de árboles y al fondo una gran montaña.

-Ni siquiera se te ocurra pensarlo, Nevan. – le advirtió el alfa, cuando lo vio mirar por la ventana. – Te encontraría de nuevo, mil veces, si hiciese falta.

-¿Qué quieres hacer conmigo? – Nash no le respondió. - ¿Qué quieres hacer conmigo? Te estoy preguntando, respóndeme, por el amor de Dios.

-Solo te estoy protegiendo, a ti y a Emily. – sonrió, pero ese gesto ya no calmaba a Nevan. – Viviremos aquí, los tres. Como una verdadera familia.

Emily dormía en los brazos del omega. Nevan no permitía que el alfa toque a su bebé, a menos que estuviera él cerca, y no siempre. Había decidido mantenerse alejado de él, lo máximo posible, mientras pensaba una manera de fugarse de allí. No tenía ni idea de los días que llevaba en aquel lugar, tal vez semanas o incluso menos. Emily había crecido mucho en aquel tiempo, algo que le preocupaba bastante. Por más que le insistiera al alfa, este se negaba a llevarlo al hospital.

-El día está hermoso hoy. – le dijo con tranquilidad, observando los movimientos del omega, Nash sabía exactamente cuántas veces respiraba en un minuto. – Podemos salir a tomar el aire, no es bueno pasarse todo el día encerrado en casa.

-Estoy bien aquí. – el alfa encogió los ojos con indiferencia. - ¿Hasta dónde quieres llegar?

-¿A qué te refieres? Solo estoy cumpliendo tu deseo de tener una familia. – Nevan le aparto la mano cuando intento tocarlo. – Estás siendo cruel, Nevan, eso no está bien, me preocupo por ti y me lo pagas de esta manera.

-Si te preocuparas de verdad por mí, me dejarías ir al hospital con Emily. – Nash comenzó a reírse, para burlarse del omega. – Estoy preocupado por mi hija, necesito que la vea un médico.

-Ella está perfectamente, a todos los bebés les duele el estómago alguna vez, no es nada por lo que preocuparse, estás exagerando. – Nevan arqueo la ceja. – Serán cólicos, algo normal.

-Lleva enferma mucho tiempo, no es normal, Nash... - le gritos frustrado. – Tú no eres así ¿Qué coño te pasa?

Nevan agacho la cabeza, cuando Nash levanto la mano, el alfa sonrió al ver aquella reacción. Su compañero le tenía miedo, le gustaba esa sensación. Podía conseguir lo que quisiera si eso seguía de esa forma. Nevan caería finalmente en sus brazos cuándo llegará la ocasión.

-Todo va a salir bien, si sigues portándote bien, Nevan. – hablo luego de unos minutos. – Si seguimos así, durante un tiempo más, la gente se olvidará de nosotros y podremos vivir una vida normal, sin preocuparnos por fantasma.

El omega se mantuvo en silencio, tenía miedo de responderle a todo aquello. Nevan no buscaba una vida así, le daba miedo quedarse atrapado en un lugar como aquel junto a Nash. Le frustraba la situación, de que su hija se encontrará mal y querer ayudarla, pero no poder por culpa de ese ser al que creía que era su amigo. Nash se había convertido en su peor pesadilla.

-Tengo algo para ti. – sonrió de forma siniestra. – No es de la misma calidad y tampoco creo que te quede igual, pero es muy parecido al de aquel día.

Nash sacó del armario una pequeña cajita la cual contenía un vestido. Nevan lo miro con recelo mientras este se lo enseñaba con una extraña fascinación, poniendo su brazo detrás de la tela para que pudiera notar su transparencia.

Hasta el final del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora