~Ne govorite mne tak~

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-E...eh...si...bueno debo...eh...-antes de que pudiera pensar en algo para zafarme de su agarre me jaló golpeando levemente mi pie, provocando que cayera hacia atrás sosteniéndome por la cintura.

      -Déjeme decirle, que usted no se va a ningún lado- volvió a su sonrisa mientras me guiñaba uno de sus ojos platino, pero en ese momento volteé y al ver los barrotes que me confinaban la tristeza volvió a inundarme.

-N...no es como si tuviera mucha opción.

Me levantó con un movimiento acompañado de un suspiro resignado.

      -Dime... ¿Por qué estás aquí?- ordenó casi con cansancio; yo estaba a punto de negarme de nuevo pero su cara seria me dijo que debía contarle al menos lo suficiente.

-Ok...-dije volviendo a acomodarme las gafas- pero debes prometer que nadie más lo sabrá...

      -Puedes confiar en mí- me aseguró sin rastro de temor en la voz y esto terminó de convencerme.

-Bueno...ellos...quieren que haga algo con lo que no estoy de acuerdo- solté arrepintiéndome de inmediato de hablar- creí que después del problema de Rusia podía estar a salvo aquí- pensé en voz alta para mí mismo aunque sabía que él escuchaba cada una de mis palabras- pero no van a aceptar un no por respuesta.

      -¿Quiénes?- insistió en preguntar con esa curiosidad que ya había notado en él.

-¿Eh?... n...no importa...creo que ya eh dicho demasiado- me recargué en la pared y me dejé deslizar como si me derritiera sobre ella, a mi madre nunca le gustó que hiciera eso, decía que maltrataba mucho la ropa, pero era una costumbre que no lograba quitarme, a los pocos segundos él estaba sentado junto a mí.

      -Eres un pequeño mocoso- habló de repente y sus palabras me hirieron, nunca me eh considerado pequeño, y definitivamente nunca me habían llamado mocoso.

-No me digas mocoso- exclamé molesto mientras abrazaba a mis rodillas.

      -Oh vamos, estoy bromeando- me rodeó con su brazo y me jaló hacia él.

-Tengo muy mal sentido del humor...-confesé mientras dejaba que me jalara más cerca de él, pasaron unos minutos hasta que habló de nuevo.

      -Deberías terminar de comer ¿sabes?- recordó con una pequeña sonrisa en sus labios pero sin soltarme de su abrazo.

-No...esta frio...y de cualquier forma el pedazo de pan que me has dado fue mucho para mí- dije hundiendo mi cabeza en el hombro del rubio que exhalo sonoramente mientras con su otra mano comenzaba a acariciar la parte baja de mi cabello, eso me agradó, me sentía bien de estar en brazos de alguien más después de tanto tiempo.- ¿Q...qué haces?- le pregunté acercándome más a él mirándolo directo a los ojos, tomó mi mejilla y me besó con más pasión que antes, pero repentinamente se alejó poniéndose en pie, dejándome en el suelo, sorprendido.-Perdón...- murmuré lleno de pena, sentía que le había molestado.

      -Tranquilo, no es tu culpa...-Me dirigió una sonrisa despeinándome un poco- solo...no estoy listo para avanzar-Dijo al fin con algo parecido a la nostalgia en su voz, dejandome más confundido pero creí que era mejor si lo dejaba así y no hacía más preguntas que le puediesen molestar.

-Entiendo- dije mientras lo miraba con preocupación y confusión, pero al mismo tiempo me sentí aliviado porque a pesar de que comenzaba a agradarme el cariño del rubio, aún sentía que no debía formar lazos con nadie y era el miedo a que le ocurriera algo malo lo que me dejaba tan consternado; puso su mano en mi mejilla de cuclillas frente a mí y sonrió de costado.

      -Vamos a dormir...

Asentí y me levanté, un buen rato estuvo rondando por mi cabeza quedarme en el suelo, aún me dolían bastante los golpes y el quedarme ahí me ahorraría el tener que moverme hasta el otro lado de la celda y además el suelo era algo a lo que ya estaba acostumbrado; pero esa idea se esfumó de mi cabeza cuando vi al hombre esperando de pie junto a las camas, caminé hasta la cama y me enrollé con la vieja manta, él subió a su cama y cuando estaba a punto de quedarme dormido su voz se hizo presente.

      -Ven si quieres, tengo un par de mantas extra- su mano colgó hacia abajo en forma de invitación.

-Pero la cama es muy pequeña...a...además me has dicho que no me acerque a ella...y...no tengo muchas ganas de que me saques volando por no obedecerte- balbuceé recordando las reglas que puso él apenas llegué.

      -Cierto, mi cama es sagrada...mmm- pareció pensarlo un momento- pues entonces has espacio- más tardo en decirlo que en lo que se dejó caer de su cama jalándose con el brazo para caer en la mía sin mucho cuidado y yo quedé aplastado bajo su peso provocando que un quejido de dolor saliera de mis labios.

-Ah...que me sacas el aire- rápidamente intenté esbozar una sonrisa y volví a replicar- mi cama también es muy pequeña ¿no crees?

      -No...es suficiente para ambos, ahora duerme- dejó de aplastarme y me abrazó por la cintura quedando mi espalda pegada a su pecho y yo doblando las rodillas poniéndome en posición fetal- enserio lamento lo de hace un rato pero...- acercó más su boca a mi oído, podía sentir su respiración en mi cuello,- pronto serás mío- susurró dejándome con otro escalofrío recorriéndome de pies a cabeza, me daba algo de miedo su seguridad en sí mismo, su confianza.

-De...descansa- dije totalmente sonrojado y traté de quitarme de su abrazo.

      -Ah ah- negó apretándome contra su pecho- no voy a dejarte ir- me susurró de nuevo en el oído para luego morder el lóbulo de mi oreja levemente y recostarse dejando su respiración en mi cuello.

-Vaya...que mala suerte...- pensé y traté de concentrarme en dormir y en los brazos que me estrechaban para olvidarme del dolor. En verdad no es que fuera un cualquiera ni nada pero me empezaba a gustar la cercanía de ese chico de cabellos dorados y ojos de mercurio, y que me haya aceptado así, bueno era extraño para mí pero me gustaba la sensación, aunque su actitud de sobre el beso me sorprendió un poco, no esperaba que se retirara de forma tan abrupta y en ese momento sentí que había hecho algo muy mal pero su respuesta me desconcertó aún más. Por extraño que sea me importa lo que él piense o sienta, a pesar de que acabo de llegar a este lugar y saber que si él está aquí es por haber cometido algún crimen grave; creo que se lo adjudicaré a la soledad en la que había estado en el último tiempo, que si mis cálculos no fallan, fueron aproximadamente 20 meses en la oscuridad; ahora eh de cerrar los ojos e intentar descansar junto con el chico que me envuelve con su brazo.

No soy nadie [BL] (EDICIÓN)Where stories live. Discover now