~YA ubil yego~

19 4 7
                                    

     ― ¿Yalek?-. Escuché su voz lejana, de nuevo lo estaba preocupando, otra vez había hecho daño a las personas a mi alrededor― joder Yalek, ¿qué paso?- me envolvió en sus brazos, dándome por un instante el consuelo y cariño que necesitaba, hasta que recordé lo que había hecho, no merecía su preocupación, era un monstruo y en cualquier momento podría hacerle daño a él también, un daño tanto irreversible como imperdonable. Debía decírselo, si se alejaba de mí lo entendía, era lo mejor.

― A...Aki...ma...- el nudo en mi garganta me impidió terminar la oración, no podía, no podía admitir que por segunda vez había matado a una persona con algo que se suponía debía ayudar.

     ― Yalek, tranquilo- sus caricias se hicieron presentes, me abracé a su cuello, más, en lugar de relajarme me sentí aún más tenso y asustado. Lo empujé separándome de él, no podía hacerle daño, ya no debía dañar a nadie más.

― ¡Aléjate de mí Aki!- me dolía cada palabra cuando la realidad era que quería fundirme en su piel, quedarme en él, donde me sentía seguro.

     ― P...- el químico seguía en su sistema y por la cantidad que habían ingerido seguiría ahí por unas cuantas horas más; no quería aprovecharme de eso pero era la única forma que encontraba para mantenerlo a salvo.

   ― Si no dejas a mi bro acercarse está bien, pero te chingas porque yo no soy como él- sentí el peso de una mano en mi hombro, a pesar de que no me agradara el amigo de Aki el pequeño contacto recordándome que no estaba del todo solo dolía.

― ¡Tú también aléjate!

   ― A la verga- sin más remedio se levantó poniéndose al lado del rubio que me miraba preocupado, pero ya no lo estaría más, no le daría más razones para preocuparse o sufrir, ya no le daría más dolor.

― Lo siento- una punzada de dolor golpeó mi pecho al recordar las palabras que me había dicho Aki en algún momento "¿Y por qué te quieres ir si eso me hará sufrir más?". No quería hacerle sufrir, pero mi presencia solo lo ponía en peligro, no podía ser tan egoísta, debía liberarlo de la carga que yo representaba para él―. Se bondadoso...se cuidadoso...cumple tus promesas...- recité los consejos que mis padres me habían dado durante toda mi vida― me temo que no puedes cumplir tu promesa Aki...

Él había prometido que no dejaría que nada me ocurriera. Era imposible, pero después de eso ya nada más podría pasar. Saqué el frasco casi vacío de mi suéter, había suficiente polvo para acabar con todo, solo debía terminar con lo malo, con esa cosa que lo único que provocaba era daño y con aquel que había provocado todo; acabaría con el demonio que llevaba dentro.

Y de pronto nada salió como esperaba. Me vi acorralado contra la pared por Hernández, Aki tenía el frasco en su poder, un fallo y todo se iba al caño.

― ¡No! ¡Déjenme!- no entendía nada, mi desesperación había llegado a niveles exhaustivos, sentía como mi energía era drenada de mi cuerpo con cada uno de mis movimientos, pero necesitaba detenerlo― ¡Aki, devuélveme eso!

  ― Lo lamento, pero no pienso hacer eso- ambos hombres hablaron al mismo tiempo como si fuesen la misma persona, sin embargo cada uno se mantenía ocupado, Carlos sujetándome contra la pared y Aki quitándome todos los frascos que seguían entre mi ropa.

― No hagas eso- ya no tenía fuerzas para ordenarles nada, mis vanos intentos por detenerlo o siquiera liberarme me estaban agotando; me sentía impotente, débil, y eso solo me producía rabia― ¡Suéltame ya!

   ― Quédate quieto que una jaqueca es lo menos que te va a quedar si yo te desmayo- ignoré el grito del moreno tratando de evitar que Aki encontrara los últimos frascos. Inútil, me retorcí buscando liberarme, solo consiguiendo que el agarre en mis muñecas se hiciera más fuerte lastimándome.

     ― Tápale los ojos.

   ― ¿Qué crees que tengo pinches tres manos?

     ― Wey quítate el suéter- me quedé estático ante su pequeña discusión, lo que menos quería era estar en la oscuridad, conocía las torturas de mi mente y no quería volver Ahí.

Lo siguiente que supe fue que estaba en el piso con el pie del moreno presionando mis costillas, las sentía crujir bajo su peso, pero lo que realmente me preocupaba era la prenda que se estaba quitando, un simple suéter era mi peor pesadilla justo en ese momento, más aún cuando se acercaba y cubría mi visión por completo, quería salir, quería correr antes de que las imágenes aparecieran frente a mis ojos pero mi cuerpo no reaccionaba, solo era capaz de hacer pequeños movimientos que más parecían espasmos buscando retirar la tela que me aprisionaba en la oscuridad.

― De...déjame salir...déjame...- me sentía cada vez más desesperado por volver a ver la luz en mis ojos― por favor...por...por favor...

Las imágenes lentamente iban tomando forma en una niebla que nublaba por completo mi entendimiento, mi cordura estaba sobre la cuerda floja mientras un cuerpo se hacía presente en el espacio vacío frente a mis ojos, algo blanco, que poco a poco se mezcla con la sangre de otro cuerpo. No son uno ni dos, ya eran cuatro las personas que yacen sin vida en la oscuridad, tres cuerpos que jamás volverán a respirar gracias a la sustancia que se esparcía por el suelo, aumentando a cada instante, me ahogaría en ella, pero al menos ya no podría seguir acumulando culpas en mi existencia. Solo esperaba que eso ocurriera antes de que los cuerpos que se acercaban lentamente a mí, arrastrándose, dejando un camino de sangre, ya no quiero verlos pero cerrar los tampoco es una opción, es como si mis parpados no existieran.

Faltaba poco, unos cuantos centímetros y estaría a su merced, me quedé inmóvil, el espacio se volvió blanco, pero las figuras no se iban, seguían avanzando hacia mí, reclamando mi culpa, recordándome que todo lo había provocado yo.

― Por favor no...- levanté mi mirada encontrándome con dos estrellas plateadas y de pronto volví a la realidad, mirando los ojos de Aki, mis lágrimas se derramaron e inmediatamente me atrajo a su pecho, demostrando que me protegía hasta de mí mismo―. De...debes...yo...no...a...Aki...so...soy malo...

     ― No puedo creer las mentiras que salen de tu boca. Yalek, no sé qué viste y en verdad lo siento porque hayas tenido que verlo por mi culpa, pero sé que no eres malo.

Me apegó más a su pecho, podía escuchar claramente sus latidos, esas contracciones de un musculo, solo eso, movimientos inconscientes del organismo, pero que si faltaban no había forma de mantener un cuerpo con vida.

― Lo maté...- solté por fin la verdad, no podía más, no quería seguir guardando tanto dolor, el daño presionaba mi corazón.

_________________________________________________

Hola...

Emmm...debería disculparme con Yalek...pero me temo que no lo haré, al menos no por ahora...

Ya sé, merezco sus piedras...

Si les gustó el capítulo pueden compartirlo con sus amiguit@s...y si no...pueden compartirlo con sus no amigut@s y a tomar por saco...

Nos leemos luego...

No soy nadie [BL] (EDICIÓN)Where stories live. Discover now