~Ty prav~

32 4 0
                                    


      -Eh caracono, ¿y a ti que te pasa?- su voz llegó hasta mí pero y me sobresaltó, no me di cuenta de a qué hora se había despertado y al oírlo sentí punzadas de dolor.

-¿Eh?...no nada...- dije sin mirarlo.

      -¿Cuándo vas a dejar de mentir?

-No soy el único que miente ¿o sí?...además...-iba a decir que él no estaba realmente preocupado, que no había sido honesto conmigo desde que me metieron aquí pero no lo hice, en el fondo sabía que era mentira-...no importa...-escuche un suspiro y cómo colocaba una de las mantas sobre mis hombros.

      -Ah...ya cálmate niño pucheroso.

-No me digas así...no soy un niño...nunca fui un niño...-grité apretando los labios para evitar llorar de nuevo, me sentía impotente, estaba enojado, pero no con él, sino conmigo; había vuelto a caer en el juego de alguien más y lo peor es que aun así quería estar con él.

      -Eh, ¿qué tienes?, si yo solo estoy jugando

Sentí como entrelazaba sus manos con las mías y me solté de forma brusca levantándome y dirigiéndome a la pared, donde involuntariamente comencé a estrellar mi cabeza una y otra vez, conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir, entonces me abrazó por la cintura alejándome de la pared y haciendo que girara quedando de frente a él y me atrajo hacia sí con fuerza.

-Suéltame...-dije con vanos intentos de liberarme de su abrazo- déjame ya...por favor...solo...-el llanto volvió, mis sentimientos chocaban causando un desastre en mi cabeza, quería perdonarlo y perdonarme pero no podía.

      -Quédate quieto, no voy a soltarte, no permitiré que te sigas haciendo daño.-me sujetó con más fuerza recargando su barbilla en mi hombro mientras yo seguía sosteniendo una lucha interna.

-No...no puedes...no eres...-no encontraba las palabras necesarias- suéltame.

      -No lo haré y puedes estar seguro de eso- a pesar de que estaba susurrando en mi oído su voz se oía cada vez más lejana y difícil de entender.

-Mentira...no puedo estar seguro de nada...tú no puedes hacer esto...que te voy a importar yo...soy nada...a nadie le importa un nada...-había llegado al punto donde mis pensamientos salían de mi boca sin control, no sabía quién los escucharía pero no dejaban de salir como una ola que expresaba mis miedos y debilidades. Sentí como se apretaba más el abrazo y un quejido de dolor se escuchó muy cerca de mí.

      -Tranquilo Yalek, sigue así, solo no te hagas daño- esas palabras me sacaron de mis pensamientos un momento y vi cómo mis uñas comenzaban a teñirse con la sangre de Aki, se las había enterrado en el pecho sin darme cuenta, ¿Qué estás haciendo Yalek?, el pensamiento me golpeó de repente y retiré mis uñas de su piel enterrándolas en la mía, me abracé a mí mismo encajando mis uñas entre mis marcadas costillas.

-No quería yo...lo...lo siento...esto...perdón...A...Aki...yo...-no era capaz de formular una oración completa y mi odio hacia mí mismo estaba aumentando de forma acelerada, estaba tan herido que ni siquiera sentía dolor, solo quería dejar de hacerle daño a el chico que se encontraba frente a mí, que una vez más estaba dándome una prueba de que se preocupaba por mí y solo estaba haciendo tonterías otra vez.

      -Tranquilo, que no me has hecho nada- me sujeto de las muñecas, separando mis manos de mi cuerpo, inmovilizándolas frente a mí, yo estaba temblando, en verdad no comprendía porqué se preocupaba tanto, no lo merecía.

Me concentré en las gotas de sangre que escurrían por mi brazo, y pensé que yo era como una gota de sangre; la sangre es algo necesario, algo vital, una gota de sangre podía hacer una gran diferencia pero al mismo tiempo no lo es nada, puedes perder una gota de sangre y nada cambiara, no afecta en nada. Mientras la gota bajaba por mi antebrazo, cada vez más delgada y transparente hasta llegar al codo donde se soltó en caída libre hasta el piso una palabra se repetía una y otra vez en mi cabeza.

-Nada...- susurre exteriorizando mis pensamientos. Para este punto ya no me encontraba en la celda junto a Aki, estaba en un lugar lleno de luz, todo parecía flotar y no había dolor ni preocupación, simplemente no había nada; sentí un roce en la frente y delante de mí se formó una silueta difusa, -gracias...-dije y aparté la mirada, entonces la silueta habló.

      -Mírame a los ojos- subí la mirada pero no logre encontrar ningún rasgo en la forma frente a mí- lo siento...-volvió a hablar, en ese momento sentí un golpe y todo se volvió negro.

Vi una gota carmesí que se deslizaba por una superficie totalmente blanca, bajó hasta caer al piso en un charco de sangre del que surgió una figura humana, al principio tomó la forma de mi madre, corrí hacia ella y la abracé con fuerza.

    -Cariño, odio verte así, ¿cómo llegamos a esto?- su voz se fue haciendo más grave y cuando me di cuenta estaba entre los brazos del chico rubio que me miraba con esos ojos platinados; sonrió pero poco a poco su sonrisa se fue transformando en una mueca de burla y sus carcajadas sarcásticas se hicieron presentes.

Detrás de mí se abrió una grieta en el piso a donde me empujo haciéndome caer a un abismo cada vez más oscuro mientras lo veía con una sonrisa de satisfacción a la orilla de la grieta.

-¿Qué hice yo?- pregunté sollozando.

    -¿Y lo preguntas?- su voz resonó en todo el agujero – te haré una lista, mataste al hijo del presidente, dejaste que asesinaran a tus padres, huiste como un cobarde, confiaste en las personas equivocadas y ahora quieres que yo sufra por culpa tuya... ¿no te parece suficiente?- las palabras se repetían interminablemente dentro de la grieta- has generado demasiados problemas, no mereces que nadie se preocupe por ti, solo le das dolor a los que te rodean y si al final mueres le harías un gran favor a la humanidad.

Sentía dolor pero no había lágrimas, solo desesperación, no podía negar todo lo que decía, lo sabía perfectamente, tenía razón... 

No soy nadie [BL] (EDICIÓN)Where stories live. Discover now