~Vashi ruki~

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     — ¿Me estás vacilando?- se notaba que no podía creer lo que le estaba diciendo, pero no había más razón que esa. Reí un poco por lo absurdo de la situación.

— No...- murmuré esperando su furia.

     — Pues eso merece un castigo- sonrió con cinismo y supe que esa sonrisa me daba más miedo que cualquier golpe que hubiese podido darme. Tragué con dificultad debido al gran nudo nervioso que se había formado en mi garganta— ¿estás listo para afrontarlo?- ignoré su tono burlón y negué con la cabeza repetidas veces viéndome incapaz de pronunciar palabra, al ver que no pensaba soltarme dejé que mis instintos actuaran y me encontré volviendo a atacar su cuello de la única forma que me era posible en ese momento, a mordidas. Al contrario de mi absurda suposición apretó más mis muñecas causándome dolor y logrando que yo lo soltara a él.

     — Pensé que habías entendido que no es buena idea jugar conmigo.

— No juego...su...suéltame...por favor...- sentía que en cualquier momento comenzaría a llorar por el dolor agudo en mis huesos, creía que en cualquier momento los finos huesos que son el cúbito y el radio se quebrarían por la presión. Aflojó un poco su agarré y lo agradecí a pesar de que no me soltó.

     — Lo siento Yalek, pero no dejaré que me hagas esto por segunda vez.

— No fue mi culpa...no la primera...- me defendí de sus injustas acusaciones.

     — Sí que lo fue, tú me hiciste desmayar.

— Pero yo no sé lo que te imaginas...eso ha sido culpa de tu mente...

     — Tal vez, pero esta vez ha sido completamente tu culpa- no podía decir nada contra eso, tenía razón; simplemente me limité a tragar saliva y cerrar los ojos para girar la cabeza resignándome.

     — Mírame- ordenó con el mismo tono necesitado y seductor que había adquirido hace un rato.

— No...

     — ¿Me desobedeces?- no estaba seguro de si su tono era amenazante o divertido y me negaba a abrir los ojos y mirarlo en ese momento, no dije nada y me dediqué a morder mi labio hasta que el sabor característico de la sangre llegó a mis papilas— mírame- suspiré abriendo los ojos lentamente encontrándome con sus ojos hirvientes de deseo.

— A...Aki...

     — ¿Enserio tanto te molesta?- me miró más serio y la diversión se volvió a reflejar en la curvatura de mis labios.

— N...no...- una risa delatora escapó de mis labios, pero se vio interrumpida por el dolor agudo que provocaba la piel al desgarrarse una herida que aún no sana, mi brazo se sintió húmedo y comprobé que la herida se había abierto cuando Aki simplemente soltó un suspiro y comenzó a retirar la venda que cubría mi brazo. Pensé que me curaría y cambiaría la venda, pero un estremecimiento me recorrió cuando en lugar de eso sentí sus lamidas en la herida abierta, trataba de contener los quejidos inútilmente, el contacto dolía y él simplemente me ignoraba para seguir con su labor. Conforme iba pasando su lengua por la zona, la sangre, tanto la seca como la fresca que fluía por mi piel apresuradamente, iba desapareciendo dejando la mi carne viva cada vez más expuesta— Aki...duele...-me quejé por el ardor agudo en mi brazo.

     — Se supone que los castigos deben doler.

Comprendí que era su venganza por mi juego anterior y no pude hacer más que morderme el labio ahogando los quejidos por la tortura en la piel abierta de mi brazo, no pasó mucho tiempo para que el sabor metálico de la sangre se colara en mi boca, tal vez fuese demasiado sensible o frágil, lo único que sabía es que la presión en mi labio lo había reventado llenando mi cavidad con el característico color carmesí. Por fin Aki dejó de torturar mi brazo y lo cambio por mis morros, lamiendo lentamente el líquido tibio que escurría manchándolos, ardió y mi garganta soltó un nuevo quejido lastimero.

— A...Aki...- no importaba que estuviera con los ojos cerrados y apretando fuertemente los puños, el ardor era equiparable al gusto que comenzaba a tomarle a sus juegos, haciéndome imposible contener los jadeos y quejidos. Sentí el cambio de peso dándome cuenta de que se había posicionado sobre mi cintura, lo siguiente fue un agarre en mis manos dirigiéndolas hasta sus hombros lentamente, en un movimiento tan suave que lo sentía como una danza, armoniosa y tranquila.

     — Me gustan los rasguños- su voz en mi oído me hizo estremecer y sin tiempo a reaccionar me beso succionando mi labio herido, sacándome más jadeos y pequeñas quejas; la sangre se combinaba con su saliva dándole un sabor terriblemente erótico, mis pensamientos se estaban nublando y no estaba seguro de si era el placer o simple debilidad lo que me había llevado a ese estado, la ropa me apretaba y estorbaba, ni siquiera mi cerebro era capaz de decir algo coherente en esa situación. Supe que estaba perdido cuando tomó mi labio con sus dientes jalándolo bruscamente y un jadeo fue ahogado por su lengua al introducirse invadiendo mi cavidad.

— A...Aki...

Bajó su mano por mi costado, propinándome caricias por encima de la tela raída que era mi ropa, cuando cambió de dirección para volver a subir el contacto de su mano erizó y quemó cada uno de los poros por los que pasaba. Ya no era consciente de muchas cosas, solo sentía mi respiración agitada junto con el pulso más irregular que hubiese tenido nunca, sus dedos ardiendo sobre mi piel, caliente contra frío, su fuerza contra la fragilidad de mi cuerpo. Mi cabeza rotó entregándome por completo a sus deseos; no tardó en comenzar a succionar mi cuello y jugar con mis pezones arrancándome gemidos que ya no podía ni quería contener de ninguna manera. Los estímulos que me estaba regalando eran indescriptibles, sus manos paseando por mi torso descubierto, su lengua delineando las marcas y venas de mi cuello; simplemente me había convertido en un desastre de gemidos y temblores.

Rodeé su cuello con mis brazos tratando de sujetarme a esa realidad que a cada segundo me parecía más lejana, sin embargo, no importaron mis intentos por mantener la cordura en el momento en que su mano se coló en mi pantalón regalándome éxtasis con simples movimientos por encima de la fina tela de mi prenda interior; repentinamente me sentí débil y vulnerable frente a él, mordí mi labio de nuevo al escuchar el casi grito que había provocado solo con su mano.

     — Me gusta oírte.

Un beso me obligó a liberar mi piel y seguir soltando esos sonidos prohibidos que solo él tenía derecho de escuchar, llevó su atención a mi clavícula.

Todo parecía ir bien hasta que se separó repentinamente indicándome con la mirada que lo soltara, sólo entonces me di cuenta de que mis uñas se habían encajado en su piel dejando pequeñas marcas moradas, lo solté rápidamente golpeándome mentalmente.

— Lo...lo siento...

     — Recuerdo haberte dicho que me gustan los rasguños- me dedicó una sonrisa que envió una descarga eléctrica por todo mi cuerpo— pero, ¿sabes qué no me gusta?- su mirada era indescriptible, podía sentir su deseo y cómo me estaba devorando con la mirada; negué sin ser capaz de razonar demasiado en ese momento—. No me gusta que aún estés vestido- de un solo jalón sacó mi playera por mi cabeza desgarrándola un poco en el proceso, pero no podía importarme menos, volvió a poner mis manos sobre sus hombros y yo no pude evitar que un sonrojo se apoderará de mi rostro al sentirme expuesto.

— Y...yo...

     — ¿Tú?- volvió a sonreír pero de forma más tierna, más dulce y cálida—. Muérdeme, rasgúñame, aráñame, golpéame y destrúyeme; haz lo que quieras, soy tuyo.

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Hola...

Siento que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que subí capítulo...y en realidad no ha sido tanto...

Bueno, me encanta como evoluciona el amor entre esos dos, ¿a ustedes no?...

En el próximo capítulo me temo que hay de ese cancer visual que es un burdo intento de lemon...ya saben que siempre les aviso al principio del capítulo y son completamente libres de saltarlo y esperar hasta el siguiente...

Si les gustó el capítulo pueden compartirlo con sus amiguit@s...y si no...pueden compartirlo con sus no amiguit@s y a tomar por saco...

Nos leemos luego...

No soy nadie [BL] (EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora