~Menya zovut Yalek~

9 1 2
                                    

Tres días pasaron antes de que Aki estuviera en condiciones para salir por su propio pie de la celda, había mejorado considerablemente, pero aún estaba débil a pesar de que él insistía en que estaba bien y podíamos regresar; Aki no parecía estar del todo cómodo en la celda del moreno así que lo molestó hasta que accedió a dejarlo irse con la condición de que estaría vigilando y lo ayudaría en caso de ser necesario; Aki aceptó luego de bufar y rodar los ojos con evidente desagrado hacia la idea.

Subimos después del toque de queda, no queríamos arriesgarnos a que alguien notara el estado de Aki, lo último que nos faltaba era un montón de reos peligrosos conspirando para atacarnos mientras estaba débil, yo no era una gran ayuda y Carlos no podía estarnos vigilando todo el tiempo; no porque no quisiera, era capaz de cualquier cosa si veía a el rubio en problemas, pero Aki no lo dejaría de ninguna manera; había quedado muy claro que detestaba que lo trataran como un niño.

Al llegar lo obligamos a recostarse de nuevo, algunas de las heridas sangraban un poco por el esfuerzo.

   ― Listo cabrón, cualquier cosa grita o manda a la doña- me miró riéndose, siendo seguido casi inmediatamente por Aki, mientras que yo me alejaba molesto en busca de los materiales para tratar las heridas.

Un rato más tarde disfrutaba secretamente del dolor que le provocaba al curar los cortes y moretes sin demasiado cuidado, no le haría ningún daño, su estado era lo suficientemente malo, pero si podía tallar sus heridas con algo de alcohol o tirar con algo de fuerza de las suturas que debían ser retiradas. La venganza se sentía deliciosa.

      ― ¿Te estás divirtiendo?- su voz sonaba dolida y divertida a la vez, algo un poco contradictorio con mis ideas.

― ¿Por qué lo dices?- lo miré lo más inocente que pude ganándome una pequeña sonrisa y su mano acunando mi mejilla tiernamente.

     ― Porque llevas más de tres minutos tallando el mismo lugar como si quisieras erosionar mi piel hasta los huesos-. Sentí el calor subir inmediatamente a mi rostro y detuve mi mano alejando el paño de su piel―. Eres un pequeño cruel y vengativo, ¿eh? Pues ahora tú tendrás mi venganza.

Sin decir más me levantó del piso lanzándome por sobre de él hasta el otro lado de la cama donde me inmovilizó y más tardé en darme cuenta de todo lo que había ocurrido que en que ya tenía sus dientes clavados en el hombro fuertemente, mordía tan fuerte que pensé que podría usarlo como trampa para osos en algún momento. Después de su rudo ataque lamió toda la zona como era su costumbre, parecía estar disfrutando de pasear su lengua por mi piel herida y no dudaba en que así fuera; no pude más que relajarme y sentir el ardor que escocía mi brazo entero de esa forma tan extraña que solo Aki podía hacerme sentir, siendo dolorosamente placentero.

Al terminar simplemente se aferró a mí y nos quedamos acostados en sobre el futon dejando que el tiempo pasara hasta que el sonido de la puerta nos sacó del cómodo ambiente en que nos habíamos sumergido.

El sonido chirriante del metal dio paso a un pelinegro, lo observé entrar a la celda, oculto tras el hombro de Aki, siendo fuertemente retenido por él contra la cama; de primer momento no pude reconocerlo, era alguien extraño que simplemente se había metido a la celda, pero Aki no parecía ver lo mismo por la tensión en sus músculos y la mirada asesina que tenía al levantarse para encarar al invasor que simplemente lo ignoró, rodeándolo y sentándose en la orilla de la cama.

   ― Caramelito, no sabía que estabas aquí, te estuve buscando, ¿dónde te habías metido?

Retrocedí todo lo que la cama y la pared me lo permitieron antes de caer de cara al piso; sin embargo él se acercaba cada vez más; sentí que en cualquier momento me tocaría y cuando lo hiciera me volvería simplemente hielo y me quebraría en mil pedazos. Para mi suerte una mano lo tomó por el hombro haciéndolo levantarse bruscamente.

No soy nadie [BL] (EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora