~Eto ne to zhe samoye~

27 6 13
                                    

—¿Q...qué?...Aki...no...no quieres eso Aki...- mis mejillas ardían, desvié la mirada colocando mis manos en mis rodillas, no podía con la vergüenza que la mera idea de lo él pedía me provocaba.

     —Si no lo quisiera no te lo pediría.

—A...además...aun estás herido...- no podía alzar la mirada.

     —Si no lo haces tú, lo haré yo-. Su boca rozaba mi oído y su aliento me hacía estremecer; me obligué a pensar en su condición y lo imprudente que sería eso.

—Aki...¿no me escuchaste?...- al final me atreví a mirarlo para que supiera que hablaba enserio—. Estás herido, no debes hacer eso...

     —No es algo que me haya detenido en el pasado.

—Pues ahora te detengo yo...- miré sus ojos encontrándome con la venda que cubría la fea herida que tenía en el pómulo. No pude detenerme mucho en esos pensamientos porque se giró dejándome debajo de él tirando las pocas cosas que había sobre la cama.

     —Intenta detenerme- sin dejarme responder me beso, estaba a punto de rendirme pero no podía, no lo iba a dejar lastimarse más. Con toda la fuerza que pude golpeé su muñeca logrando que su codo cediera, doblándose y permitiéndome salir de mi posición; me puse en pie junto a la cama vigilando los movimientos de Aki—. No te salvarás tan fácil- me tomó del brazo sacudiéndome— no ahora que me dejaste así- dirigió su vista hacia abajo, específicamente a su entrepierna.

—Yo no te he hecho nada- me solté alejándome lo más que la pequeña celda me permitía.

     —Que me has puesto cachondo. Eso no ha sido mi culpa, fueron tú y tus polvitos raros.

—¿A mí que me dices?...eso no es efecto del polvo...-me crucé de brazos indignado, me culpaba a mí de ser un pervertido.

     —Pues sí que lo es- gruñó volviendo a acercarse.

—Lo que tu mente genere no es culpa mía...-me comenzaba a dar risa por el estado que tenía, todo había sido producto de su mente.

     —Sí es tu culpa por haberme hecho generar algo- cambió drásticamente hasta formar un puchero.

—Tú eras quién no se quería deja curar, y ahora debes quedarte tranquilo o tendré que volver a dormirte- lo amenacé alzando una ceja incrédulo por su comportamiento, parecía un niño pequeño y caprichoso.

     —No puedo quedarme tranquilo con un puto árbol entre las piernas- su comentario no pudo más que hacerme reír.

—Conozco una forma de arreglar eso, pero no creo que te agrade.

     —Pues yo también conozco una así que déjate de jaladas.

—¿Estás seguro?...- volví a mirarlo serio, el juego se estaba acabando.

     —Joder Yalek, déjame tenerte- casi gritó dándome gracia, pero no quité mi expresión seria.

—No...me temo que eso no es posible ahora...-me incliné un poco al frente como si estuviéramos a lados opuestos de una mesa, si tenía que tratarlo como a los clientes que tanto repudiaba para que me hiciera caso entonces lo haría— pero te puedo ayudar con eso...

     —¿Y por qué no?, no es como que sea la primera vez.

—Porque no permitiré siquiera la posibilidad de que te lastimes- sonreí de lado, parecía que al fin estaba calmándose.

     —Más me está doliendo esto Yalek, de menos hazme una uta paja, un oral ya sería lo más eh.

—Tranquilo, haré que te duela menos...-me aproximé a él y saqué la navaja, no le haría daño pero lograría tenerlo tranquilo, eso esperaba; me miró con incredulidad.

No soy nadie [BL] (EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora