~YA ponimayu~

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     ― No has sido tú, yo le di el frasco, enserio lo siento, pero no podemos hacer nada para cambiar el pasado, creme, lo he intentado-. Otra vez estaba llorando en su pecho, siempre era yo el más débil y él, a pesar del dolor que arrastraban sus palabras se mantenía en pie para consolarme, no lo merecía. Mordí mi labio, me odiaba, odiaba ser tan frágil, odiaba no saber cómo consolarlo yo a él; todo lo que sabía del mundo y la naturaleza del universo no me servía de nada frente a ese hombre de ojos burbujeantes. El dolor me recorrió una vez más acompañado del líquido tibio que manchaba mi piel, no sabía que ocurría pero ya no me importaba tampoco, merecía ese dolor, merecía ese sufrimiento y no el cariño que Aki me brindaba— Yalek, haciéndote daño no vas a cambiar nada- su tono de reproche me sacó de mis pensamientos, ni siquiera me había dado cuenta de los ligeros quejidos que salían de mis labios sin mi permiso— además, prefiero que me muerdas y rasguñes a mí.

Quise sonreír por su insinuación, pero un espasmo me obligó a encorvarme sobre mí mismo, el dolor fue tan grande que ni siquiera fui capaz de quejarme.

— A...Aki...

     — Lo siento Yalek- me levantó cargándome hasta la cama, ya me estaba acostumbrando a que me llevara de un lado al otro en brazos, y a pesar de que aún no me gustaba sabía que con él no me pasaría nada. Me recostó en la cama y se acomodó a mi lado, sin esperar su permiso lo rodeé con mis extremidades y me acomodé en su pecho, lo anhelaba demasiado, no podía tenerlo lejos más tiempo.

— Lo siento...- a pesar de sus palabras no podía sacarme de la mente que era mi culpa, ¿y de quién más si no? Yo hice el polvo que había acabado directamente con dos vidas e indirectamente con otras dos, sin embargo a él parecía no importarle, ya que me hizo callar y se limitó a recorrer mi torso con sus manos, dando caricias por sobre la ropa; y con eso no tardé en sucumbir al agotamiento que sentía.

Realmente hubiese preferido soñar en blanco, y no revivir una vez más las escenas que me atormentarían hasta la muerte, y quizá aún después de ella.

El paisaje invernal que parecía haberse adueñado de mi subconsciente se extendía por kilómetros de un blanco pulcro y perfecto, que sólo ayudaba a que se notaran más los caminos rojizos que parecían guiar a un boquete formado por algunos pinos torcidos por el peso de la nieve que ya se había solidificado formando una especie de iglú natural en medio del paisaje. Me encaminé hacia el lugar, si no me movía y encontraba refugio terminaría congelándome por lo que no me pareció mala idea, sin embargo me arrepentí apenas puse un pie dentro de la formación de hielo.

Lo primero que vi fueron las extensas manchas carmesí que ya estaban siendo absorbidas por la nieve del piso, tiñendo los cristales de agua de un color rojizo intenso. Más allá se encontraban cinco cuerpos, mirándome con sus ojos apagados, culpándome, con justa razón, de su estado. Pero lo peor eran los dos chicos que estaban al fondo del "iglú", a uno de ellos lo reconocí inmediatamente, esos ojos los hubiera reconocido sin importar qué, pero el otro chico me era un completo extraño, sin embargo había algo en él que me daba la sensación de estarme viendo a mí mismo; por más que intentaba comprender el significado de la presencia de esa imagen en mi mente me era imposible, hasta que caí en cuenta de que efectivamente era yo quien sujetaba a Aki por el cuello, enrollando mi delgado brazo en su cuello, la expresión de súplica en los ojos de plata me decía que la situación no era para nada normal, «Claro genio, te mereces un nobel».

Me acerqué a ellos a paso lento tratando de no llamar demasiado su atención, pero era imposible cuando los dos tenían sus ojos clavados en mí; se me escapó un gritito al ver la navaja en el cuello de Aki, pero no solamente amenazaba con atravesar su yugular a la menor provocación, sino también la "mía". Una sonrisa se dibujó en sus labios, una demasiado perturbadora para ser yo; y antes de que pudiese hacer cualquier movimiento había dibujado una franja chorreante llevándose mi aliento junto con su vida.

No soy nadie [BL] (EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora