~YA budu tem, kem vy khotite, chtoby on byl~

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Parpadeé tratando de acostumbrarme a la luz, ya no había dolor pero sentía mi ropa pegajosa y pesada; me levanté de donde estaba notando que seguía acomodado sobre el pecho de Aki, sonreí dejando un beso en su mejilla. Su ropa, al igual que la mía estaba completamente manchada de un rojo intenso, pero no parecía molestarle mientras seguía cantando con los ojos cerrados y una linda sonrisa adornando sus labios.

     — Buenos días mi bello durmiente.

— Bu...buenos días...- la intensidad de su mirada me atrapaba por completo, ¿cómo puede haber tanta vida en sus ojos? Nunca lo llegaría a entender— disculpa...te he ensuciado...- traté de levantarme para que pudiese retirar la ropa sucia.

     — ¿Qué?- frunció el entrecejo en confusión mirando su ropa arruinada— que si me he ensuciado yo solo- a pesar de sus palabras y la gran mancha que sería bastante difícil de quitar sonreía, sus labios se estiraban en esa curva contagiosa que se había vuelto mi delirio.

— Pe...pero...- claramente mentía, pero me sentía muy confundido con su reacción, quizá no esperaba que se enojara, pero tampoco que le diera tan poca importancia, o quizá ya estaba acostumbrado a esperar lo peor y por eso me sorprendía tanto; no lo sabía.

     — Tu tranquilo- acarició mi cabello posando sus labios en mi frente, dejando que volviese a acomodarme en la posición de antes.

— Enserio... ¿por qué eres tan bueno conmigo?...- un extraño impulso me llevó a tallar mi rostro contra el suyo, su suave piel recibiéndome sin alejarse ni un milímetro

     — Tú mereces que te traten como lo que eres cariño, mi pequeño ratoncito príncipe- un segundo beso se plantó en mi sien y no pude evitar reír un poco por el nuevo apodo.

— ¿Por qué príncipe?

     — Porque el rey soy yo- otra carcajada escapó de mis labios por su tono engreído, ¿cómo no adorar a ese chico?

— Sí...lo eres...- volví a frotarme contra su mejilla y cuello, podía sentir ese familiar aroma impregnándose en mi piel y me encantaba, no me cansaría de ello.

     — Así que tú eres mi príncipe- más caricias llegaron a mi rostro, me sentía tranquila, feliz; solo lo necesitaba a él para estar bien.

— Seré lo que quieras que sea- dejé otro beso en su mejilla siendo incapaz de borrar la sonrisa de mi rostro.

     — ¿Serás mi caballo?

— Bu...bueno...yo...- ¿qué debía decir?, no me arrepentía de mis palabras, pero no había previsto que preguntara algo como eso, miré sus ojos llenos de esperanza con un ligero tinte de diversión en ellos y suspiré sonriendo por lo que iba a decir— s...sí Aki...seré tu caballo...aunque me temo que soy algo inútil de esa forma...- soltó una risa para luego reclamar mis labios como sólo él podía hacerlo.

     — La verdad prefiero que seas mi hermoso príncipe- volvió a besarme con cariño, con cada toque me hacía más adicto a él, lo necesitaba.

— Me temo que también fallo en eso...

     — Pues príncipe no eres, pero hermoso sí- sentí la sangre subiendo a mi rostro, ¿cómo podía decir eso?, al parecer él estaba más ciego que yo. Cubrí mi rostro con ambas manos tratando de que no viera el color que se había instalado en mis mejillas, su sonrisa no ayudaba a sentir menos vergüenza por sus palabras.

— No es verdad...

     — No puedes decir algo y contradecirte al mismo tiempo Yalek, no es lógico.

No soy nadie [BL] (EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora