~Chto ya sdelal?~

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Todo el camino fui pensando en una excusa para darle a Aki porque estaba seguro que en cuanto se diera cuenta del golpe cada vez más morado que me cubría el ojo iba a interrogarme sin piedad. Vi que ya estaba dentro sentado en mi cama con mirada expectante; no quería que lo viera, al menos no inmediatamente, necesitaba pensar en algo para decirle antes, no podía saber lo que pasaba cada vez que se iba, y lo único que se me ocurrió en ese momento fue agachar la cabeza y pasar alejándome de él, lo hice justo a tiempo para escucharlo levantarse y saludar al guardia que me lleva.

Apenas cerró la puerta volteó hacia mí fulminándome con la mirada.

      -¿Qué te paso? ¿Quién fue? y ¿Dónde puedo encontrarlo?- sus palabras me dejaron atónito, se mostraba realmente preocupado y furioso al mismo tiempo, sus puños estaban tensos al igual que su quijada y solté lo primero que se me vino a la mente.

-No...que va...eh sido yo solo...-dije tratando de sonar convincente- me eh golpeado con una mesa...pero ya se va a quitar, además no duele mucho...-dije intentando calmarlo, cosa que evidentemente no logré porque me miro con incredulidad y se me acercó amenazante agarrando mi mandíbula y girándola para ver mejor el golpe.

      -No soy idiota, así que no quieras tomarme como uno...dime quién fue...-ladró soltándome con brusquedad. No supe que hacer, si le decía seguro que me golpeaban más fuerte por rata pero si no lo hacía seguro sería Aki el que me tomaría como saco de boxeo.

-¿Y que más te da quién fue?- contraataqué sin pensar demasiado en mis palabras tallándome la herida con la manga de mi suéter- No tienes que defenderme.- Entonces escuche su carcajada sarcástica y algo me dijo que me había equivocado cuando se me acercó más y me acorralo contra la pared.

      -¿Es que acaso no lo entiendes?...No sé como pero en muy poco tiempo te eh reclamado como mi compañero y no dejaré que nadie te haga nada ¿entiendes?

-A...Aki...-dije con lágrimas en los ojos, su reacción en verdad me estaba asustando, sentía que en cualquier momento podría ahorcarme y dejarme ahí como si nada y sus ojos ya no me daban la seguridad de antes, parecía como si el líquido dentro de sus ojos hirviera a borbotones. Entonces abrió la boca pero antes de que cualquier sonido saliera de ella se dejó caer contra la puerta apretando los ojos, unos instantes después se quitó la chaqueta dejándola en mi cama para luego dirigirse a la puerta.

      -Tienes que comer, todo está ahí dentro yo...tal vez vuelva para la noche- y salió por la puerta sin decir más, pero con el sonido de la puerta me di cuenta de lo que había pasado.

-¿Qué hice?...-me recriminé en voz alta- ¿Qué es lo que eh hecho?...-no lo podía creer, en mi guerra moral había lastimado a Aki y me había dejado solo de nuevo, no lo culpaba, la verdad yo me estaba odiando en ese momento por ser tan torpe y no darme cuenta antes de lo mal que actué, él solo se estaba preocupando por mí y yo se lo reclame, si no volvía más no sé qué haría, no quería perderlo, y su confesión me hacía sentirme más culpable aún, ¿su compañero?, en verdad me había aceptado y yo lo había arruinado todo.

En su chaqueta había comida, pero me sentía muy culpable para comer; sin embargo me había pedido que comiera, ahh... pensé quelo mejor era intentar calmarme, no había mucho que pueda hacer en ese momento, solo esperar a que pudiera perdonarme.

Me disponía a comer cuando la puerta se abrió y yo sonreí ante la idea de que Aki hubiera vuelto, pero en su lugar me encontré con dos guardias desconocidos para mí que me sacaron a empujones de mi celda cubriéndome la cara con algo negro y me arrastraron por pasillos y escaleras demasiado rápido como para que pudiera recordar el recorrido hasta que se detuvieron y me empujaron dentro de una habitación amarrándome las manos en alto antes de quitarme lo que me cubría la cara dejándome ver a un Shima que se acercó a mí con paso lento.

    -Creí que habíamos acordado guardar el secreto...-dijo al llegar a mi lado- me has traicionado y me temo que deberás recibir un castigo por tu traición.- apenas terminó de hablar recibí un golpe en el estómago que me saco el aire.

-Y...yo...no dije nada...-balbuceé tratando de recuperar el aire.

    -No mientas- gritó y un nuevo golpe me llegó impactando en mis costillas.

El dolor me aturdía y sentí como una lluvia de puños y patadas me llegaba sin previo aviso sin importarles donde me golpearan, me rompieron las gafas y los trozos de cristal me cortaron la frente y las mejillas, trate de quejarme pero en el fondo creía que lo merecía por lo que le había hecho a Aki y el dolor me había dejado sin habla, después de un rato se detuvieron y Shima se volvió a acercar a mí.

    -Confío en que entiendas que tendrás que responder por cualquier cosa que le pase a mis hombres o a mí- dijo levantándome la cara- Has cometido un gran error al meter a Takame en esto...más te vale no volver a hacer algo así...- se alejó y una nueva lluvia de golpes me arremetió hasta que quedé inconsciente pero el agua helada cayó sobre mí despertándome de golpe.

Pasaron horas y horas y mis agresores parecían no cansarse en lo absoluto, los golpes seguían, eran tantas heridas que con cada contacto me dolía todo el cuerpo, como si las marcas hubiesen hecho una cadena que conectara todos y cada una de mis terminaciones nerviosas.

Me dolía todo, no podía ver y tenía demasiada hambre, me volvieron a tapar la cabeza y de nuevo fui arrastrado por la prisión hasta llegar a mi celda y ser arrojado dentro. Me quedé en el piso, no podía levantarme, estaba demasiado cansado, casi inconsciente; sentí que alguien me levantaba y me acunaba entre sus brazos, recordé a mis padres y unas lágrimas silenciosas resbalaron por mis mejillas, como los echaba de menos...prometí no darme por vencido por ellos pero el dolor y el agotamiento, la soledad y el miedo me estaban destruyendo poco a poco. Sentí como me quitaban las destrozadas gafas de la cara quitándome también el suéter y la playera con cuidado y por último retirando el cabello de mi cara.

      -Perdóname- escuche en un susurro para luego sentir un tierno beso en mi frente, el beso me llenó de seguridad de nuevo, no sé quién me acunaba tiernamente entre sus brazos, la única imagen que se formó en mi mente fue la de mi madre curándome alguna herida cuando era pequeño, pude sentir sus besos en mi piel, en cada uno de los puntos que me generaban dolor y ví su sonrisa cariñosa, la extrañaba tanto...ella siempre había sido, junto con mi padre mi único apoyo..., pero entonces se levantó y sentí los brazos fuertes de mi padre sosteniéndome en el aire, la imagen de ambos se forma en mi mente sonriéndome, me recuestan en la cama y mi madre me tapa con las cobijas para que no pase frío; sonrió ante la imagen quedándome dormido.

No soy nadie [BL] (EDICIÓN)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora