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—Así que

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—Así que... ¿cómo lo harás, Madison?

Alejé la mirada de la pantalla de mi móvil hacia el hombre frente a mí. Nos hallábamos sentados en una mesa en la azotea de su hotel. THE SQUARE. Era su propia cadena de hoteles cinco estrellas. Y sin duda, podía entender cómo había amasado una fortuna. Este sitio, brindaba la falsa necesidad de vivir en él y disfrutar de las atenciones y la comodidad.

Solo tenía que alzar la mirada hacia el techo de vidrio que se extendía sobre nuestras cabezas, para sentirme en las nubes. El cielo de Londres se volvía nublado cada vez más entrada la tarde, pronto llovería y yo podría ver el agua caer sobre mi cabeza sin mojarme, totalmente a salvo en el cálido interior del restaurante. Sip, me sentía en el cielo.

—No habías venido aquí antes ¿O sí? —siguió interrogándome.

Me sonrojé ante su pregunta, pero negué con la cabeza. No recordaba la última vez que tomé vacaciones, mucho menos el último hotel en el que estuve con la excusa de "comer".

Aiden exhaló un lento suspiro, lucía como un hombre forzando al ratón en su cabeza a correr más rápido en la rueda.

—Sabes, hay un THE SQUARE en Italia, en la Toscana, decorado como...

—No pienso ir a otro sitio lejos de Londres contigo —me atreví a decir, seria.

Corté su inspiración, frunció sus labios, dejándome ver su hastiada expresión ante mi hermetismo. Estaba haciendo todo lo contrario de lo que mi tonto y alocado corazón quería. Esta era yo, siendo responsable, pero me estaba costando trabajo no ceder ni un gramo de mi integridad ante alguien como él.

No sobreviviría para navidad.

—Eso lo veremos después, amor... —respondió Aiden, segundos después de calmar su temple impaciente— por ahora, me interesa saber si tienes un plan para desaparecer esto.

Alzó el periódico, con la portada de él y el título de "El Señor Sexo lo hace de nuevo" y lo que puede ser un ultrasonido, al lado de una foto sexy de él sin camisa.

Arrugué el rostro con desgana, ya no me parecía una buena idea el maldito contrato.

—Así que... —preguntó de nuevo, más escéptico que antes— ¿cómo lo harás?

Él abrió el periódico en la sección de su noticia, cada vez arrugaba el rostro con más desprecio mientras leía. Estiré mi brazo, y coloqué una mano sobre el periódico, lo bajé a la mesa obligando a Aiden que dejase de leer los chismes que decían de él.

—De antemano debes alejarte de toda la prensa. Buena y mala. Nada de reportajes o declaraciones. Y para tu salud mental, tampoco los leas.

Sus ojos azules, mostraron discordia.

—Estoy a dos pasos de ser acusado como un abusador y un ingrato padre de cinco... espera... seis niños, al parecer una mujer tiene gemelos —señaló una parte del periódico con el dedo.

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora