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[AIDEN]

Miré con desprecio al imbécil que estorbaba la salida de la sala de reuniones en HICKS. Conocía a este sujeto muy bien, por lo que no me sorprendió que después que sacase su móvil, Elliot Bayley apareciera en cuestión de minutos.

Quise reírme de la careta protectora que usaba sobre su nariz, con esas exageradas sombras negras bajo sus ojos que se debían a mis nudillos conociendo su nariz.

—Porque no tomamos asiento todos —propuso Jack, el representante legal del deportista.

Madison parecía algo fuera de lugar cuando notó el estado de Elliot mientras se acercaba a ella. Este se sentó en la silla de la esquina, que seguía al asiento de Maddie. Gruñí en silencio, y Greg me tomó del brazo, incrustándome los dedos como garras de oso.

—Si nos disculpan, necesito un segundo con mi cliente —sonrió con mordacidad hacia Jack, antes de mirar a Madison—, también represento a la señorita Aldridge, así que no contestes ninguna pregunta, Madison, no mientras yo no esté.

Ni siquiera esperó que alguien le respondiera cuando ya me tenía fuera de la sala a empujones. Nos alejamos hasta el final del corredor donde me soltó con desplante. Su cara estaba roja de ira, y sus ojos oscuros auguraban la muerte a mi persona.

—¡¿Qué mierdas hiciste, imbécil?!

Exhalé con pesadez, y me encogí de hombros. No sentí una sola pizca de remordimiento.

—Puede que me haya encontrado con Elliot en THE SQUARE —murmuré aburrido, mirando a la pared—, y me cobrase lo que le dijo a Madison.

En realidad, lo había ido a buscar justo después que salió de la fiesta. No fue una casualidad. Pero sí había sido un milagro hallarlo fuera de su habitación o de camino a ella. Como sea. Era mi hotel, así que la grabación del incidente no estaba disponible para ningún tribunal.

Greg me observó con desconcierto.

—¿Quién demonios te dijo lo que pasó entre Maddie y él?

Me crucé de brazos, irritado.

—Pues no tú, mal amigo —le gruñí entre dientes—. Sabías lo que le había dicho a Madison, y no abriste la boca. Es bueno saber que al menos Ethan tiene un poco de consciencia y valores morales para contarme.

El hombre había estado demasiado ebrio, dudo que recuerde algo de esa noche. Pero me había mostrado el video de Madison golpeando en los bajos a ese mal nacido. Ethan también se había cabreado con Elliot, y por eso me contó lo que había ocurrido previo el golpe. A mí también se me calentó la sangre.

—Si no te dije nada, Aiden, fue porque sabía qué harías una idiotez como golpearlo. Cosa que sí hiciste, reverendo estúpido.

Encogí mis hombros, despectivo. No estaba lamentando nada.

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora