6 1

38K 2.1K 363
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Los aplausos rompieron mi duelo de miradas con Aiden. Él no quería decirme su nombre. Tonto. Por otro lado, Michael ya había terminado su discurso. Imagino fue muy romántico y todo, ya que sin importar donde mirase, encontraba a más de una persona con ojos llorosos y alegres sonrisas temblorosas.

Alguien empezó a gritar "beso", y un coro de voces le siguió el juego. Los aplausos se volvieron más intensos, cuando Michael besó a su bella esposa con tal ternura como si acabasen de conocerse y enamorarse. Entonces aplaudí, uniéndome al resto de aficionados de cupido.

—Es Patrick —susurró Aiden en mi oído.

Giré mi cabeza muy despacio, rozando su nariz con mi mejilla. Nuestros labios quedaron a milésimas de distancia. Fue el inicio del desbocado rugir de mi corazón.

—¿Qué?

—Mi nombre —dijo reticente—. Es Aiden Patrick Quest Barclay.

Sonreí.

—No te rías.

Lo miré ofendida.

—Jamás lo haría —chillé a la defensiva, pero él no me creyó porque yo estaba sonriendo como si quisiera romper en risas.

Solo no podía contener mi emoción. Tenía un lindo nombre. Y saberlo me hacía feliz. Una cosa menos que conocer de él. Tuve que borrar su recelo con un beso en su boca. Ya me tenía anestesiada con el varonil aroma de su colonia, así que me dejé besar como él quiso, mordiendo mi labio como el salvaje que es.

—¿Qué hay de ti, amor? ¿Cuántos cinco nombres posees tú? —inquirió con mi mismo recelo de antes.

Encogí mi hombro.

—Uno. Solo soy Madison. Madison Aldridge Kalk.

Supongo que cuando se tiene gemelos, algunos padres deciden solucionar todo partiendo un nombre en dos. La flojera mental.

Aiden entrecerró sus ojos, cabeceando en silencio, como si hablase con él mismo en su cabeza. Esos labios se movieron de lado en una sensual media sonrisa que vació el aire de mis pulmones hasta exprimirlos.

—Adoro que seas solo Madison —arrastró las palabras, acercando su rostro peligrosamente muy cerca del mío.

—Y no quiero ser nadie más...

—Bien. Porque me enamoré solo de ti, pequeña bruja.

Un beso más. Un roce débil de labios. Un corazón estrujado. Una libido por los cielos...

***

Hace unos minutos que Greg y Nina habían regresado de su "misterioso paseo", con un par de sonrisas a juego y definitivamente libres de tensiones. Nos acompañaban a la mesa junto con los padres de mi novio. Todavía había dos sillas desocupadas, la de Jason y su novia, Anaïs.

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXOWhere stories live. Discover now