5 6

39.4K 2.6K 279
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Dilo, Madison. Quiero que lo digas otra vez.

Alcé la mirada de mi plato de espaguetis hacia Nina. Ella se había cruzado de brazos, alzando su barbilla como una nena caprichosa. Me frunció sus cejas rubias en un gesto de impaciencia cuando me quedé mirándola, con una sonrisa en mis labios.

—¿Cuántas veces me obligarás a decirlo, Nina?

—Duh. Las necesarias.

Volteó sus ojos con fastidio, y me arrancó una risa divertida.

—¡Bien! —gemí aburrida, recostándome en mi silla—. Aiden Quest es mi novio.

Su semblante cambió en cámara lenta, creció su sonrisa al igual que el brillo alegre en sus ojos claros. Nina tomó aire, y lo soltó con alivio tomando su tenedor de nuevo para comer de su pasta.

—Música para mis oídos —canturreó para sí misma.

Reí bajito, sacudiendo mi cabeza.

—Pero ¿quién te entiende, mujer? Primero no me querías con él, y después Aiden termina confesándome que lo dejaste dormir en mi cama.

Mi tonto rubio se comportaba como un osito. Un hombre tan grande, y con una apariencia demasiado seria, era todo un dulce ahora. Carga mi ropa interior en su bolsillo, como si fuese algo normal para él. Lo amo. Y no había nada de malo en ello. Al fin me sentía en total sincronía con mi alma, y amar a Aiden Quest era mi delirio personal.

—Maddie —comenzó Nina, mirándome con nostalgia—, jamás te conocí un novio el tiempo que tenemos de amigas. Siempre creí que al primer hombre que dejases entrar en tu vida sería de lo más importante para ti, tenía que quererte, y no solo usarte. Mira como terminó todo esto hace un mes por un mal entendido...

Fue un horror. No quería rememorar ese día, en que acepté que Aiden y yo solo estábamos usándonos, y que en realidad no pasaría nada más entre nosotros. Porque fue un error. Eso fue lo que acordamos al principio, sí. Pero caí muy rápido en mi propia trampa, y terminé perdiendo mi corazón con él.

Y verlo coquetear con Freya. Y pensar que él deseaba que yo estuviese con Pierce. Su atrasado mensaje de voz en mi teléfono. Su distancia. Su historial con las mujeres... fueron demasiados factores que me hicieron tomar una decisión apresurada. No quería que nadie me arrancase el corazón, así que me lo arranqué yo sola. Porque así se sintió cuando las puertas del elevador se cerraron.

Me tomó mucho exhalar un pesado suspiro, y alzar mis ojos bajo mis pestañas hacia mi amiga. Nina seguía sin apartar la mirada de mí, observándome como lo hace siempre, con una inherente ternura de hermana mayor que conocí en ella desde el principio.

Ahora más que nunca, ella sabe muy bien el sinfín de errores que me anteceden. Y sin embargo Nina sigue esbozando medias sonrisas que me regresan las ganas de confiar en ella.

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora