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Solo dos tragos de tequila, y la acción rápidamente pasó a la cama.

Bueno, para dos de tres...

Me quedé sentada en el sofá. Con mi remordimiento estrujándome el estómago. No dejaban de llegarme mensajes de Ethan. Y yo no dejaba de mirar mi móvil, cada vez que la pantalla se iluminaba, mostraba una foto de Aiden y mía bailando en Italia.

Me trajo buenos recuerdos a mi cabeza, los mejores. Sonreí con melancolía, pasando un dedo por la pantalla. Quiero tener eso de vuelta, la felicidad jamás supo tan bien antes de Aiden. Quiero ese sentimiento de regreso...

¿Qué diablos estoy haciendo?

—Vamos, Maddie, ven aquí —dijo Enzo.

Natalie se hallaba debajo de él, seguían semi vestidos, y dispuestos a seguir haciendo locuras. Pero yo no estaba de ánimo, dos tragos de tequila y volví a ser desdichada.

Quizá la insistencia de Ethan con sus mensajes me tuviese con un pie en la tierra. Quizá ver la media sonrisa de Aiden en la pantalla de mi móvil provocaba punzadas en mi pecho. Quizá no quiero volver atrás, porque todavía no recuerdo haber sido feliz antes.

Suspiré una vez, levantándome del sofá. Enzo sonrió emocionado, pero pasé al lado de la cama hacia la puerta. Eso lo dejó absorto.

—Será mejor que te hagas a un lado, Nat te vomitará encima... —admití aburrida, abriendo la puerta.

—¿De qué...?

Escuché las arcadas de Nat y luego el gemido de Enzo.

—¡Oh, joder! —se quejó él.

Cerré la puerta, conmigo fuera. La música estalló en mis oídos, las personas seguían haciendo desorden en la sala de estar. Alzando sus vasos y botellas, bailando como locos. Esta no es mi fiesta, porque me siento en un maldito velorio.

Crucé la salita, siendo empujada, y bañada por cerveza cuando tropezaban accidentalmente conmigo. Pero logré llegar a la puerta. Cuando salí, Ethan estaba sentado en el suelo contra la pared, sus dedos pegados a su móvil.

—Deja de enviar malditos mensajes, ya estoy aquí.

El hombre alzó la cabeza, sus ojos verdes estaban inyectados en sangre. Se hallaba más ebrio que yo. Su coqueta sonrisa brilló como nunca. Me acerqué a él, y me deslicé contra la pared, hasta sentarme a su par.

—No te escribía a ti —murmuró cínico—, no te creas tan importante.

Bufé divertida, retractando el cuello.

—Oh, lo siento "Alma de la fiesta..." ¿Qué haces aquí fuera de todos modos? Pensé que, tú más fiesta, es igual a perfección.

Ethan inhaló hondo y exhaló un pesado suspiro antes de pasar una mano por su cabello. Haló un poco sus mechones castaños, lucía algo cansado.

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXOWhere stories live. Discover now