Madison tiene problemas de sobrepeso debido a su pasado. Perdió a su gemela idéntica de adolescente, y desde entonces, el sentimiento de culpa no le permite ser ella misma. Hasta que un mal encuentro laboral con su amor platónico, arranca la venda d...
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[AIDEN]
—Ella ha cambiado mucho —murmuró Toni.
Él era el hípster consumidor de cannabis, viejo amigo de Madison, y buen amigo de Rhae. Rascó su oscura barba con desinterés, sentado en el sofá, al lado de la chica arcoíris y el tipo del afro.
—Sigue siendo la chica que conoces, Toni —le reprendió Molly, mirando con reproche a su amigo.
Ethan gruñó hastiado, separándose de la pared para encarar a los amigos de la adolescencia de Madison, en el sofá.
—Como sea... lo que ese tal Griffith dijo de ella, es mentira ¿cierto?
—No —interrumpió Madison.
Todos giramos el cuello hacia el inicio de las escaleras en el segundo piso. Madison bajaba los escalones, acompañada de Rhae. La chica gótica golpeó el brazo de su amiga en advertencia, frunciéndole el ceño. Después que Madison la mirase de reojo, soltó el aire contenido en sus pulmones.
—Bueno, hay cosas ciertas...
Me fijé en Natalie compartiendo una pesarosa mirada con Nina y Greg. Todos seguíamos un poco aturdidos después de lo ocurrido en la cocina. Incluso había ignorado el dolor en mi abdomen del puñetazo que recibí, apenas Griffith dejó caer la bomba sobre todos nosotros.
Greg se aclaró la garganta, luciendo incómodo. Rascó su nuca, y después de unos segundos se atrevió a alzar la mirada hacia Madison. Ella se había detenido a mitad de la sala de estar, frente a nosotros. No había escudos en su mirada, todos notamos su resignada derrota.
—Maddie... —empezó Greg, luciendo miserable— Por favor dinos que vas a explicarnos qué demonios está pasando aquí. Ese imbécil en la cocina, no puede tener toda la razón, ¿cierto?
Quise hacerle la misma pregunta. Todos nosotros, Nina, Ethan y Natalie. Todos la observamos esperando una respuesta. Ella pasó una mano por su cabello, apartándolo de su mejilla.
—Yo sí salí de casa a mitad de la noche, chicos —nos dijo pesarosa, encogiéndose de hombros—. Quería distraerme. Revisé que Lily estuviese durmiendo, y lo estaba. Si la hubiese visto mal, jamás me habría alejado...
Ella negó con fervor, mirando a sus amigos con disculpa. Cruzó una rápida mirada conmigo, pero Madison no tenía que esforzarse en convencerme. Yo le creería, después de hoy, no podía dudar de ella.
—Bebí esa noche. Demasiado... Papá me llamó unas horas después, contándome que estaban en el hospital. Sonaba desesperado, así que supe que no podía ser bueno. Corrí ahí apenas me enteré...
La voz de Madison se quebró un par de veces mientras nos contaba el relato del peor día de su vida, cuando lo perdió todo. Había suplicado por ese trasplante, incluso si moría. Ella no era racional, y no pareció importarle. En la amatista de sus ojos, había una pizca de desespero y desilusión por no haber podido ayudar a su hermana condenada a muerte. Todavía le dolía demasiado, porque jamás se ha perdonado.
