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[Aiden]

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[Aiden]

[tres días atrás]

Desperté lentamente. Fui consciente de dónde estaba, cómo estaba y con quién, mientras mantenía mis ojos cerrados y mi rostro hundido en mi cómoda almohada. No pude evitar sonreír, lo había conseguido, Madison pasó la noche conmigo, varios meses de incertidumbre me habían llevado a ello.

No debía esforzarme demasiado para que mi cerebro reprodujera la noche anterior. ¡Joder! Los besos de Madison, eran pequeñas mariposas aleteando en mi rostro. Y luego la forma en que se entregó a mí, ¡oh mierda! Me creció el jodido deseo por ella de nuevo.

Estiré mi brazo, pero solo palmeé vacío sobre la cama. ¿Qué demonios? Me alcé veloz para encontrarme su espacio intacto. ¿Lo soñé? Imposible. Fue demasiado real.

—Ella estuvo aquí, no pude haber estado ebrio e imaginarlo —jadeé desconcertado, sacudiendo mi cabeza.

Cuando reparé en mi torso desnudo, lo noté. Un par de bragas negras estaban pegadas a mi abdomen. Las tomé, fijándome en el nombre de Madison a un costado de la tela, bordado a mano con un hilo dorado como el oro. Definitivamente no lo soñé.

—¿Madison?

Esperé que contestase. Solo me respondió el silencio, la absoluta mudez cuando alguien se halla completamente solo. Salí de mi cama, apartando las sábanas con enfado. ¡Demonios! ¿Dónde mierdas estaba ella?

Miré hacia todas partes, buscando mi ropa interior en el suelo y luego en la cama cuando me quedé quieto, observando la mancha rosácea en las sábanas blancas. Me incliné a ella, incluso la toqué, estaba seca aunque no lo suficiente.

Si ayer había pensado que existía un cincuenta por ciento que Madison fuese virgen, esto terminó por llevarme al cien.

—Oh, mierda...

***

[Presente]

Yo, soy el hombre que se escapa de la cama de una amante antes del amanecer. Así que me sentí ofendido porque una pequeña ex-virgen había utilizado mi movida conmigo.

¿Qué nadie le enseñó modales?

Pero como sea, decidí dejar eso de lado para concentrarme en cómo haría para que Madison no tuviera sentimientos de apego a mí, por ser su primera vez y esas cosas.

Algunas mujeres suelen entregarle algo así a sus parejas, alguien con quién han acumulado confianza e incluso aman. Pero ese no fue lo que pasó con Madison y conmigo. Ella pidió sexo casual, y yo acepté enseguida.

Así que desde aquella mañana empecé a maquinar la forma correcta de no herir sus sentimientos, y decirle que si me quería como amante por mí estaba bien, pero no debía esperar flores en su oficina, ni salidas románticas a cenar o lo que sea que un novio haría. No me sentía completamente disponible para ese esfuerzo.

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXOWhere stories live. Discover now