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—¿Qué carajo haces aquí? —siseó Griffith, muy cerca de mi rostro.

Fue como un golpe a la realidad. Borró todo de mi cabeza en cuanto me acorraló con violencia contra la isla de la cocina detrás de mí. Sus dedos se incrustaron en mi chaqueta, y apretó mis brazos con una intensidad que me congeló.

Lo miré espantada, Griffith ya no era el chico que solía conocer. Estaba más alto, y más fuerte, con su cabello castaño desordenado cubriendo su frente ancha. Sus ojos claros estaban inyectados en sangre, y el aroma a alcohol emanaba de cada respiración que soltaba a centímetros de mi cara.

Estaba a pasos de llegar a mis amigos antes que él apareciera, por lo que ellos presenciaron en primera fila cómo otra persona tenía problemas conmigo. Genial.

—¡Griffith! —despotricó Rhae, se lanzó hacia el frente golpeando a mi adversario en el brazo— ¡Qué coño crees que haces!

—¡Calla Rhae! ¡No te metas, con un demonio!

Este empujó a Rhae con fuerza, por suerte Ethan estaba detrás de ella y la sujetó antes que tropezara y cayese al suelo. Griffith dejó de prestarles atención, se giró a mí, con fiereza volvió a tomar mis brazos. Vi cómo apretaba su quijada cuadrada, y la rabia nublaba sus pupilas dilatadas.

—Contéstame —dijo con voz baja.

Me petrifiqué. Justo como todos. En mi vida él había estado tan cabreado, sobrepasó la ira con que me enfrentó el día después que enterramos a Lily. Y jamás habíamos estado cara a cara de nuevo. Principalmente, porque yo me escondí los siguientes meses, hasta que me fui sin decirle nada a nadie.

Pero hoy todo en él, incluso su inestable sosiego, auguraba que podía apretarme el cuello y asfixiarme hasta la muerte si así lo deseaba. Tragué el nudo en mi garganta.

—Vine a ver a mis padres.

Su macabra mueca que estiró hacia arriba la comisura de su boca, me causó terror. Se me estrujó el corazón, así como él me estrujaba los brazos.

—Ya les arruinaste demasiado la vida, oveja negra. ¿Por qué no te largas ahora?

—¡Tú no me dices qué mierdas hacer! —espeté con fuerza.

¡Estaba haciendo las cosas bien! mis padres me hablaban ahora. Ellos me querían a su lado. Así que no estaba dispuesta a aceptar que alguien más me dijese qué hacer. No cuando se trataba de mi familia. Yo solo... no podía permitirlo.

Griffith tenía una mirada de loco cuando empezó a sacudirme con brusquedad. Me golpeó un par de veces contra el duro borde de la isla detrás de mí.

—¿Ah No? ¿Estás segura? Porque no creo que quieras que hable ¿O lo quieres? —inquirió sugestivo, entonces me cogió la barbilla, y giró mi rostro hacia mis amigos— Rhae aquí, ha estado contándoles fantásticas historias a tus disque amigos sobre ti. Pero... incluso ella no se atreve a decirles todo. ¿O lo haces, Rhae?

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXOWhere stories live. Discover now