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[AIDEN]

Dos horas. Planeando extensiones de contratos, y organizando las nuevas ideas de Ra'id para un hotel en Abu Dhabi. Lo que el jeque deseaba no es nada extravagante comparado con ideas anteriores. Todavía recuerdo que hace un par de años me preguntó por un edificio de oro.

Pensé que bromeaba hasta que negó lo contrario. La única forma de explicar sus ideas descabelladas, es que el dinero tiende a pudrir el cerebro de las personas, si no es bien administrado. Sigo pensando ¿por qué él necesitas leopardos como mascotas?

—Suena como una buena idea, es un lugar espacioso, dejaremos los prados verdes.

Cabeceé con suavidad, Ra'id estaba tomando el liderazgo en la mesa de reuniones. Y por primera vez lo hizo con mucha cordura. Tal vez el hombre al fin estaba madurando.

—¿Tienes otras ideas o podemos terminar esta reunión aquí? —le pregunté curioso.

Estoy cansado. Todavía no he probado la cama de mi habitación de hotel. Necesito algo de sueño para soportar una semana sin esa pequeña loca que cree que no la quiero.

Solo pensar que en un instante era toda besos y sexo, y al siguiente estaba consternada por las mujeres de mi pasado. Admito que fui demasiado promiscua, pero ahora ese hecho me ha ayudado a entender que lo que siento por Madison, no ha sido igual con ninguna. No es una conexión vacía.

—Mmm... no, mejor terminamos aquí —dijo el jeque, sacándome de mis pensamientos—. En realidad, ya se está haciendo tarde. Todos pueden retirarse...

Sus consejeros se pusieron en pie, se despidieron, y se marcharon, dejándonos solos. Me recosté en el cómodo sillón, dejando caer mi cabeza contra el suave borde del respaldar.

—¿Te encuentras bien, Aiden?

Abrí un ojo, Ra'id mantenía una oscura ceja alzada. A diferencia de otras veces, estaba vestido con sus ropas blancas ceremoniales, y claro su eterno Kefiyyeh* cuadriculado. Él solía ser partidario de los trajes de negocio, no de las túnicas. Por lo que se me hizo algo raro.

—Estoy algo cansado... Disculpa.

—No, ni lo menciones —me detuvo, moviendo una mano en el aire—. Te agradezco que atendieras la reunión de emergencia, sé que acordamos vernos en Dubai y aprecio que viajases hasta aquí, he tenido que resolver asuntos personales en Abu Dhabi...

—Lo entiendo, Ra'id. No te preocupes, te lo dije estoy para lo que necesites, amigo.

El jeque sonrió, complacido. Tener contactos tan poderosos como Ra'id solo se consiguen una vez en la vida. Es muy difícil lidiar con árabes, requieren confianza como otro más de la familia. El hecho que su cultura sea muy diferente a la que conozco, es motivo que él dude de mis intenciones en los negocios. Pero le he demostrado ser confiable, al punto de contarme su vida personal y viceversa...

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXOWhere stories live. Discover now