3 5

47.6K 2.9K 1K
                                    

En un mes, Andrea estaría ausente de sus labores en HICKS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


En un mes, Andrea estaría ausente de sus labores en HICKS. Faltaba poco para su parto, cada vez su prominente bombo se acercaba a la fecha que explotaría y un bebé saldría de él.

Sí, ya sé que no pasa de esa forma, pero era menos traumático que imaginarme un verdadero parto. La idea de una criatura emergiendo de una vagina me causaba escalofríos. Eso no era natural, ni siquiera podía pensar en el dolor antes de renunciar a ser mamá.

No. Joder, no. ¡Demonios, no! Esa no era mi aspiración.

Cada vez que veía a Andrea, ella sonreía y lucía radiante. No sé qué clase de embarazo mágico es el suyo, era como si saliera de un comercial lleno de arco iris donde tener bebés resulta la cosa más placentera del mundo.

—¿Qué pasó con "cuando no es para ti, no es para ti"?

Aparté la mirada de Andrea, comiendo su fruta a mi derecha, para girar el rostro a Nina, en frente de mí. Hacíamos un tardío almuerzo en una cafetería con mesas al aire libre en la pequeña terraza.

La mesa cuadrada tenía cada costado ocupado, Nat era la cuarta persona, sentada a mi izquierda mordisqueando sus tiras de zanahoria mientras miraba de Nina a mí como si estuviese en un partido de tenis.

Esta reunión de chicas se había concentrado en mis actividades extra profesionales con Aiden Quest. Su solo nombre me provocó cerrar mis muslos. Claro que tres pares de ojos fijándose en mí con ahínco, disolvían cualquier fantasía sexual que empezara a nublar mi mente.

—En serio pensé que terminarías con él. Al menos eso entendí en la fiesta de Ethan.

Miré a mi amiga americana con una ceja alzada.

—No puedo romper con un hombre que no es mi novio, Nat. ¿Alguna de ustedes pensó en eso antes? —las interrogué observándolas, expectante— No. Por supuesto no.

Mi mirada reprochadora solo ocasionó que Nina me frunciera sus rubias cejas, ella me lanzaría su panini con queso mozzarella sin contemplación alguna. Cuando llegase a su límite, yo lo sabría.

—Entonces, Maddie, si no es tu novio ¿qué son?

Andrea me observaba con el mismo deje curioso que Natalie. Por otro lado, nadie borraría el ceño fruncido y la indignación permanente del bonito y serio rostro de Nina. Ella estaba tan en contra de Aiden.

Y entendía por qué, el Señor Sexo no era el hombre más devoto a la monogamia de Londres. O de Inglaterra. O el mundo entero. La idea se entiende.

—Pues... nosotros... somos... jodidamente exclusivos —concluí como si fuese obvio, encogiendo mis hombros.

Nina abrió la boca, ofendida.

—¡¿Qué diablos significa eso?!

—Significa que no quiero flores, quiero orgasmos.

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora