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El recibidor de la mansión francesa era increíblemente enorme

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El recibidor de la mansión francesa era increíblemente enorme. Suelos de mármol blanco; una araña de cristal colgada de los techos de madera abovedados, iluminaba el espacio.

Enzo cerró la puerta, mientras Owen se giraba ante el suave chillido de un niño. Alcé la vista hacia el inicio de las escaleras, era un pequeño de unos seis años que bajó los escalones con una velocidad impresionante.

¡Parrain Owen! —canturreó feliz, saltando hacia mi jefe.

Me fijé en Owen y su brillante sonrisa cuando atrapó al niño. Lo alzó en el aire antes de besarle la mejilla y cargarlo con mucho cariño. Jamás noté la faceta tierna de Owen con los niños, pero el tipo era todo un experto. Me sorprendió.

Enzo se detuvo a mi lado, sus ojos fijos en Owen hablando en un básico francés con el niño. Sonreí, ya que él lucía emocionado con cada cosa que el chiquillo decía, moviendo sus manitas hacia todos lados.

—Se llama Raphaël, es uno de los nietos de mi tío Pierre.

Asentí con suavidad. Era una bonita versión infantil de Enzo, mismos ojos oscuros, y barbilla angulosa. Solo que su cabello castaño era liso y algo largo. Sin embargo, los infames hoyuelos en sus mejillas eran notorios.

—Owen parece quererlo mucho.

—No tienes idea, Madison. Cuando Raphaël nació, mi tío le pidió que fuera su padrino de bautismo y desde entonces, Owen quiere a ese pequeño como un hijo.

Me conmovió el corazón.

Me volví hacia Enzo, y la sonrisa cariñosa con que observaba a Raphaël. Solo había afecto por ese niño en el castaño de sus ojos.

—¿Es el único nieto de Pierre? —pregunté curiosa.

El pequeño estaba vestido como todo un ejecutivo. Elegante camisa blanca, pantalón oscuro, y corbatín azul celeste que combinaba con su chaqueta del mismo color. Su formalidad terminó cuando noté sus Converse. Sin embargo, Raphaël lucía adorable.

—Oh, no. Hay una pequeña manada de ellos. Solo que la casa es demasiado grande para que puedas escucharlos a todos —suspiró Enzo, llevándose una mano al bolsillo.

Sonreí, me sonrojé cuando apartó la vista del frente y su atención fue solo para mí. En sus ojos, también encontré calidez. No sé qué había en Enzo que me hacía propensa a dejarme llevar.

Es lindo.

No pude estar más de acuerdo con la voz en mi cabeza.

—No te ofendas, Enzo, pero... cuando Owen mencionó que estaba invitada a la cena de año nuevo de Pierre, me imaginé un evento de negocios de tu tío —murmuré bajito, y algo apenada.

Enzo rió. Era algo sencillo en él, y muy lindo de apreciar. No pude detener la sonrisa en mis labios.

—Lo único que puedo invitarte a negociar, será la hora de dormir de Raphaël y sus primos.

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXOWhere stories live. Discover now