E P Í L O G O

48.6K 2.6K 863
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

[Varios meses después]

Sé que debería levantarme de la cama. Pero no quiero. Me abracé a la almohada de maternidad, acurrucándome entre las tibias sabanas. Veinte semanas de embarazo, y acostarme ha empezado a ser un fastidio.

Ya no puedo dormir boca arriba o me asfixiaré por el peso. Tengo una panza, gigante, o al menos así se siente. Aiden la adora, pero él no tiene que cargarla, así que no tiene vela en este entierro.

El colchón se hundió de nuevo a mis espaldas, sonreí al sentir el cuerpo de Aiden más cerca. Su aroma, ha sido mi perdición, es lo único que me calma ahora. En las primeras semanas que todo me provocó nauseas, solo su colonia logró aplacar el impulso de vómito. Lo peor, es cuando tiene que dejar Londres por un par de días, tuve que perfumar mis almohadas para no extrañarlo en sus viajes de negocios.

—Buenos días, amor... —susurró en mi oído, me llenó de suaves besos y apapachos— Despierta, pequeña perezosa...

Gemí desganada, arrancándole una risa gutural que erizó la piel de mi cuello. Las manos de Aiden son mágicas, sus pulgares empezaron su habitual recorrido por mi espina, relajándome. Cuando llegó a mi espalda baja, sus dedos se desviaron por mi costado hacia mi barriga de embarazada.

—Nena, despierta —me regañó por lo bajo, rodeándome con sus brazos.

—No quiero...

Que él empezara a masajear mi vientre con suaves vaivenes de su mano, provocó que alguien más se despertase. Dentro de mí, nuestro bebé, de sexo desconocido aún. Hoy sería el día que lo descubriríamos, y ninguno de los dos cabía de la emoción.

—Uh, alguien está arriba ¿no es así? —sonrió con ternura, Aiden apartó la sábana que cubría mi vientre, me coloqué boca arriba para él y su necesitada obsesión de hablarle al bebé, es demasiado lindo de ver— Hola, bebé... ¿Estás arriba para papi?

Sonreí, acaricié el cabello de Aiden mientras él regaba besos en mi panza. Desde que nos casamos, desde que supo que sería papá, se ha desvivido por saber todo sobre el embarazo, y cómo ayudarme para hacer este proceso más sencillo.

—¿Lo sentiste? —le pregunté.

Aiden rió emocionado, colocando su mano de nuevo en mi barriga. Sentimos la segunda patadita del día, una de muchas. Lo que sea que está en mi interior, le encanta el karate.

—Claro que lo sentí, patea porque está saludándome, ¿no es así, bebé? —le preguntó con voz baja, rozando su nariz contra mi piel— Amas a papi, ¿verdad? Una patada es un sí.

Apenas terminó de decirlo cuando sentimos la tercera patada. Esos ojos azules, me observaron con orgullo de padre. Se pone más arrogante cuando nuestro hijo o hija se pone de su parte. Ya puedo imaginarme perdiendo discusiones por su frente unido en mi contra.

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXOWhere stories live. Discover now