Madison tiene problemas de sobrepeso debido a su pasado. Perdió a su gemela idéntica de adolescente, y desde entonces, el sentimiento de culpa no le permite ser ella misma. Hasta que un mal encuentro laboral con su amor platónico, arranca la venda d...
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*** [Madison] ***
De mis locos sueños, jamás imaginé este. Rhae colocando su mano sobre el vientre de Nina. Su embarazo ya era muy notorio, lucía muy linda con su vestido blanco estampado de flores, y su bonita panza resaltando la imagen. Ablandó el carácter apático de Rhae, ella no podía dejar de ver su vientre sin poner su mano encima cada vez que podía.
—Hola, niño —sonrió Rhae, mirándome de reojo—. Está pateando.
Nina la observó con asombro.
—¡¿Cómo logras hacer eso, Rhae?! Solo te siente y parece saltar dentro de mí —se quejó la rubia.
—¿Qué no es obvio? Será un pequeño rockero. ¿No es así, chiquito? ¿Escucharás a Led Zepp conmigo?
—¡Oh por Dios! ¡Pateó de nuevo!
Me reí de la cara consternada de mi amiga. Ambas estaban sentadas frente a mí, en un apartado del restaurante Tai, que tanto le encanta a Nina. Al parecer ella necesita ramen para vivir, o para soportar su embarazo.
—Rhae, deja de decir que es un niño —la regañé—. Es obvio que Nina tendrá una bonita niña.
Mi rebelde amiga alzó una oscura ceja hacia mí, bufando con insolencia.
—Es un niño, Mad. Acéptalo.
Nina pudo enterarse ayer sobre el sexo del bebé, pero prefirió dejarlo como sorpresa. Greg tenía la pesada responsabilidad de cargar los resultados del ultrasonido intactos. Buena suerte para él. No sé cómo piensa aguantar el resto del embarazo sin saber qué será su bebé.
—No aceptaré nada. Tengo mucha plata apostada a que ella será niña. Así que será niña.
No voy a permitir que Ethan gane de nuevo. Demonios, el hombre no puede tener tanta suerte. Nina me observó con horror. Creo que debí avisarle que apostaría acerca del sexo de su bebé.
—Veamos qué tan en lo cierto estás... —me dijo Rhae, fanfarrona.
Ella volvió a poner la mano en el vientre de Nina, con sus ojos fijos en mí. Se inclinó un poco hacia mi amiga, cerca de su panza.
—¿Eres una niña, cosita?
Rhae negó con suavidad. Nina mantuvo sus cejas alzadas, tan expectante como yo lo estaba.
—Niño —le murmuró Rhae.
—Pateó —jadeó Nina.
—Demonios.
Y ahí iba otro billete de cien...
*** [AIDEN] ***
Empecé a responder la pila de correos que tenía. Pequeños problemas que se resolvían tomando una decisión inmediata. Me detuve en el correo de Miles King, leyendo con detenimiento las mejoras que había pensado para el software de seguridad del que ahora éramos socios.
