6 0

38.2K 2.3K 314
                                    

Volví a mirarme al espejo y solo me vi a mí en un vestido de noche color violeta

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Volví a mirarme al espejo y solo me vi a mí en un vestido de noche color violeta. Esperé por ello, por alguna voz en mi cabeza. Pero no había nada. Se sentía bien. La sonrisa que empezó a crecer en mis labios es sin duda la prueba de ello. Sé que mi batalla no termina aquí, pero por los momentos, pienso disfrutar lo que tengo.

—No dejes que nadie te lo quite —le susurré a mi reflejo.

Tomé mi móvil al lado del lavabo, y me acerqué a la puerta del baño. Apenas abrí, Aiden estaba ahí, sentado a orillas de la cama. Me tragué el grito de susto que me causó por la sorpresa, estaba a punto de reprocharlo, cuando lo observé mejor.

Se había puesto su esmoquin azul marino, el corbatín negro todavía colgaba deshecho de su cuello. Pero sus ojos no estaban viéndome, sino al suelo, a la nada. Su gesto pensativo me hizo enmudecer, y apreciarlo unos segundos, había algo en él que estaba molestándolo.

—¿Aiden? —dije quedito.

Nada. Ni un "¿mmm?" ausente. Me alejé de la puerta y en un par de pasos estaba frente a él, colocando mis manos en sus hombros. De nuevo me enamoré de su aroma. Mis dedos acariciaron el camino hasta su quijada, con suavidad lo hice alzar su rostro. La seriedad jamás abandonó el azul eléctrico de sus ojos.

—¿Qué está mal?

Él sacudió su cabeza, y soltó un suspiro desalentador que encogió mi corazón.

—Estuve hablando con Jason, él... —murmuró resignado, callando.

—Está en tu cabeza. ¿No es así?

Sé perfectamente lo que él siente ahora. Bien sabe el cielo cuánto me ha costado derrotar viejos demonios, e intentar superar antiguas manías. Fue difícil no acariciarlo, así que con la punta de mis dedos repasé la línea de su quijada, su barba, el puente de su perfilada nariz. Aiden no es un hombre de complejos, sino uno que tiene que apagar su rabia antes de que haga una locura que le costará caro.

—Él sabe que tuviste algo con Enzo.

Mis dedos se detuvieron una milésima de segundo, pero al instante retomé mis caricias en su cabello, acicalando sus mechones dorados. Son tan suavecitos.

—Fue un simple beso, Aiden —le recordé con la mayor calma posible, pero el recelo en su mirada me hizo jadear resignada—. Lo fue. Solo eso. Así que no, no tuve "algo" con Enzo, porque no existió otra cosa que yo esté ocultándote.

Le tomó unos segundos, pero al final, Aiden aceptó mi palabra. Es un tonto celoso. No quiero a otro que no sea él. Y creo que tendré que decírselo una infinita cantidad de veces para que este logre entenderlo.

—Enzo está ilusionado contigo —gruñó de mala gana.

Fruncí el ceño, igualando su gesto malhumorado.

—¿Y? —le reñí, encogiendo un hombro.

Su expresión de sorpresa no se hizo esperar. Fue como si al fin despertase del trance en el que se hallaba. Lo sé porque me tomó de la cadera, dejándome entre sus piernas. Noté curiosidad y una cantidad de alivio, escondido en la electricidad de su mirada.

NO TE ENAMORES DEL SR. SEXOWhere stories live. Discover now