1 (SPANISH)

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Aquella noche la sala del Teatro Central estaba completamente abarrotada. Numerosas personas, con folletos en las manos, aguardaban en sus asientos con gran expectación a que el gran telón ascendiera y que por fin, la representación más esperada del año " A husband Material" diera comienzo.

 Numerosas personas, con folletos en las manos, aguardaban en sus asientos con gran expectación a que el gran telón ascendiera y que por fin, la representación más esperada del año " A husband Material" diera comienzo

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Todos, sin excepción, comentaban la historia y los personajes. Sin apenas poder creerse que, después de tanto tiempo, por fin hubiera llegado a la pequeña ciudad costera en la que vivían una de las obras que había recopilado más trofeos y críticas favorables y en la que, desde hacía ya un año, trabajaba la persona a la que se consideraba el mejor actor de musicales del momento.

La expectativa era máxima. 

Las entradas se habían agotado a la media hora de haber sido puestas en venta y los discos del musical estaban prácticamente agotados.

Los actores, en cambio, se encontraban algo nerviosos al ser la primera función de la temporada que se llevaba a cabo fuera de la capital. Muchos, sin poder quedarse en la zona de los camerinos, deambulaban mientras intentaban ver al público, aunque sólo fuera unos segundos, desde bastidores sin que éstos se dieran cuenta.

Sin embargo el actor principal de la función, a diferencia de sus compañeros, no se encontraba nervioso a causa del espectáculo que iba a comenzar en apenas quince minutos sino que, desde su lugar tras el telón, sólo tenía ojos para un asiento que, a diferencia de los restantes del área, se encontraba aún vacío...

"Aún no ha llegado..." 

Singto suspiró, temiendo que la persona a la que esperaba, la única persona a la que de verdad deseaba ver, no fuera a estar presente en uno de los momentos más importantes de su vida.

- Pero no puede hacerme ésto.. no después de tantos años juntos. Él me lo prometió...me juró que estaría en primera fila..."

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Mientras tanto, a tan sólo unos pocos kilómetros del teatro y en una de las zonas residenciales de la ciudad, un joven terminaba de arreglarse, lo más rápido posible, pues ya llegaba tarde.

Con una sonrisa, Krist abrió un estuche y recogió un pendiente que, con mucho cuidado, colocó en su oreja izquierda... Se trataba de un regalo de sus padres por haber logrado, finalmente, una plaza en la famosa Escuela de Arte dramático de Madam Zuzu. Sin duda la mejor escuela de todo el país.

"Perfecto...", se dijo mientras lanzaba un beso a su reflejo, "no va a poder despegar los ojos de mí..."

El joven sonrió, intentando darse ánimos en un día tan especial. Un día por el que había estado esperando ya casi tres meses.

- "Vamos allá, Krist" – murmuró, sin apartar la mirada del espejo – " hoy es tu gran día. Él te espera, no puedes fallarle".

- " ¡Krist, date prisa que vas a llegar tarde!" – exclamó, en ese momento, una voz femenina tras la puerta.

El joven recogió apresuradamente su gorra, guiñó un ojo a su imagen y, con pasos presurosos, abrió la puerta para dirigirse hacia salón principal de la residencia.

Kris sonrió a su padre, que estaba sentado en uno de los sofás de la pequeña pero acogedora habitación, y a su madre, una mujer, aún hermosa, que venía de las cocinas con un enorme batido de color verde

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Kris sonrió a su padre, que estaba sentado en uno de los sofás de la pequeña pero acogedora habitación, y a su madre, una mujer, aún hermosa, que venía de las cocinas con un enorme batido de color verde.

- " Mi niño, te he preparado algo muy especial" – dijo mientras le pasaba la bebida – " La adivina me ha dado la receta. Se llama Enamorado tras 90 años. Ya verás cómo esta vez sale todo bien".

- " Gracias mami" – dijo el joven mientras bebía un trago del delicioso batido de menta.

Los tres se miraron, asintiendo felices y expectantes.

- " Tan sólo esperemos que el batido sea suficiente para romper la maldición" – intervino una voz desde la puerta de la habitación. 

Krist dejó de sonreír en el mismo instante en el que oyó la palabra maldición. 

Apenas había conseguido desterrar esa palabra de sus pensamientos y ahora, nuevamente, estaba en su mente. Martirizándole y llenándole de preocupaciones y miedos.

- "Win, no deberías decir eso..." – dijo Anne mientras se acercaba a su hijo menor y le propinaba un leve coscorrón en la cabeza – " vas a hacer que tu hermano tenga mala suerte".

Krist suspiró mientras veía a su hermanito quejarse del pequeño golpe mientras hacía un mohín con los labios. El joven conocía perfectamente a su hermano y sabía que el muchacho no lo había dicho con mala intención. Pero... no podía negar que la simple mención había hecho que empezara a tener dudas acerca de la cita de esa noche pues, justamente a las nueve de la noche, se cumplían los tres meses. 

"Si tan sólo esta vez todo acabara bien..."

A pesar de que hacía ya bastante tiempo que había aceptado su karma, aún esperaba con ilusión el momento en el que por fin estuviera libre de la maldición que, desde hacia años, le acompañaba.

"Una relación estable", se dijo Krist mientras se despedía de todos con un leve gesto y se encaminaba hacia la puerta principal de la casa, "tan sólo deseo una relación estable que dure más de tres meses".

¿ Es eso mucho pedir?







Mientras tanto, en el Teatro central, el director de la función comenzó a ordenar a los actores que empezaran a prepararse pues en menos de siete minutos, daría comienzo la obra.

Singto bajó la mirada tristemente. 

Las puertas del edificio acababan de cerrarse y él no había llegado...

Sin embargo, unos minutos después, el joven levantó el rostro con un brillo de resolución en sus ojos. 

El espectáculo, como siempre decía su maestra, debía continuar. 

Y aunque estuviera destrozado por dentro, debía cumplir con sus obligaciones y sobre todo, dar su mayor esfuerzo por todas las personas que estaban allí y que esperaban disfrutar del espectáculo.

"Vamos allá...", se dijo el joven mientras golpeaba levemente sus mejillas.

Singto cerró los ojos y contó hasta diez. 

Cuando, unos minutos después, sus compañeros de reparto le informaron de que la función iba a comenzar, se encontraron no con Singto sino con el personaje que iba a interpretar esa noche. Con el egocéntrico multimillonario que, en menos de un año, debía encontrar a una persona con la que casarse si no quería perder todo el dinero y verse completamente arruinado.

Las luces de la sala se apagaron.

- " Todos a sus puestos" – ordenó el director mientras observaba a sus actores – " es hora de comenzar".

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