SMILING PINK MILKSHAKE

2 (SPANISH)

Krist corría por la calle en dirección al Gran Teatro....

Desde que el taxi le dejara en la entrada de la zona peatonal, el joven había comenzado a correr sorteando a las personas que, a diferencia de él, paseaban tranquilamente por las calles. Disfrutando del buen tiempo de esa noche de primavera y, sobre todo, de la agradable brisa que esa misma tarde había hecho que las temperaturas bajaran varios grados.

Sin embargo el muchacho apenas si reparaba en todo eso. Y es que llegaba quince minutos tarde.

¡QUINCE!

"Me va a matar...", pensó Krist mientras giraba en una esquina.

El joven suspiró cuando, finalmente, divisó el imponente edificio con las luces encendidas y las enormes pancartas del musical. Allí, aguardándole con el ceño fruncido, se encontraba su novio.

Knott bajó los escalones con un gesto que, más que ira, denotaba cansancio.

- " Te dije que empezaba a las ocho y media" – dijo el joven que, con una camisa rojo oscuro sobre un jersey gris y dos entradas en la mano, había estado aguardando la llegada de Krist hasta el último momento. Hasta el mismo cierre de las puertas.

- " Lo siento" - respondió Krist mientras le mostraba una carita inocente – " al final mis padres me entretuvieron. Pero sólo han pasado cinco minutos. Tal vez..."

- " No importa" – dijo Knott cortando al joven que, no acostumbrado a que su novio se comportara así, prefirió callar– "tal vez sea mejor así. Vamos, quiero presentarte a alguien".

El restaurante de la esquina se encontraba completamente vacío salvo por uno de los asientos situados en la barra ante el cual había un café recién preparado y una cuenta aún sin pagar. Obviamente el dueño debía haber salido un momento, posiblemente al baño.

"O tal vez haya huido sin pagar...", pensó el joven dejando escapar una leve risilla.

Krist, entonces, miró el lugar mientras se preguntaba quien seria esa persona y por qué el joven le estaba mirando con esa expresión indescifrable en el rostro...

- "¿Qué ocurre?" – preguntó, finalmente, preocupado.

Sus pensamientos negativos, que habían vuelto nada más notar el malestar y el extraño comportamiento de Knott, se multiplicaron tras ver cómo el joven rehuía contestar mientras se pasaba la mano por la parte de atrás de su cuello.

- " Si no puedes decirle, se lo digo yo" – dijo, de repente, una voz de mujer.

Cuando Krist se volvió, se encontró con una joven hermosa que, aparentemente, era la dueña del café. 

Su largo cabello oscuro le llegaba por debajo de los hombros y su rostro, de piel tersa, brillaba con luz propia.