40 (SPANISH)

157 35 8
                                    

Los policías terminaban de prepararse mientras hablaban en susurros.

Singto, que los observaba con el ceño fruncido y una expresión que rayaba en la desesperación, sólo podía pensar en lo lento que estaban actuando. Pero sobre todo, en lo asustado que debía de estar Krist.  Allí dentro, sólo salvo por su amiga, y en manos de su ex que, obviamente, no atendía a razones.

- "Tengo que entrar" - murmuró mientras comenzaba a dar un par de pasos hacia el edificio.

Sin embargo una mano le agarró fuertemente del brazo haciendo que se detuviera y se volviera hacia los otros jóvenes que, apoyados sobre la pared o sentados en el suelo, aguardaban a que los oficiales les dijeran qué hacer.

-"Ni se te ocurra" - le recriminó Off - "y no intentes engañarme, que se ve claramente qué estás pensando hacer...".

Singto suspiró y se llevó una mano a los cabellos, desbaratando así el peinado que tanto le había costado crear esa misma mañana.

- "Es que no están haciendo nada..."

Off frunció el ceño para, inmediatamente, coger nuevamente a su hermano del brazo y obligarle a sentarse al lado de Win.

- "Ya sé que todos estamos exaltados y nerviosos.. pero no podemos entrar. Complicaríamos aún más las cosas.. especialmente tú"

Singto levantó la mirada hacia su hermano y lo miró con una expresión interrogante y llena de curiosidad.

¿Yo?

¿Yo, por qué...?

¿Qué tengo que ver yo con todo ésto?

- "¿Lo dices por Knott? ¿Por mi pelea con él?" - preguntó al cabo de unos minutos de silencio

Off negó con la cabeza.

- "Lo digo por la otra persona que lo está ayudando con toda esta locura... Porsche".



Mientras tanto, en el interior de la fábrica, Krist intentaba liberarse del agarre de su atacante que, finalmente, había conseguido reducirle lo suficiente como para colocar sus manos sobre su garganta.

- "Voy a acabar contigo... y si no puede ser mediante ese imbécil, lo haré yo mismo" - decía Porsche mientras sonreía con una expresión enloquecida - "nadie va a quitarme lo que es mío... ¡nadie!".

Krist comenzó a sentir que le faltaba el aire y que su vista se volvía cada vez más oscura. 

Estaba perdiendo la consciencia.

Con sus últimas fuerzas consiguió levantar una de sus manos y colocarla sobre las del joven que, sentado encima suyo, impedía que se pudiera mover o simplemente pedir ayuda.

Pai, de espaldas a ellos y en el otro lado de la habitación, seguía enfrascada en su pelea con Knott.  La joven, tras finalmente golpear a éste una vez más en la cabeza, estaba ahora intentando atarle con las mismas cuerdas que, anteriormente, habían sido usadas para immovilizarlos a ellos. Desgraciadamente estaba tan centrada en hacerlo antes de que Knott despertara, que no había reparado en lo que estaba ocurriendo a sus espaldas.

Krist miró hacia su amiga y abrió la boca en un vano intento de pronunciar su nombre, de siquiera soltar un sonido, por leve que éste fuera, para que la muchacha notara por fin lo que estaba ocurriendo.

Pero era imposible.

El agarre de Porsche era demasiado fuerte.

Fue entonces cuando, por el rabillo del ojo, observó los bajos de unos pantalones que, goteando levemente sobre el suelo, se acercaban con pasos rápidos desde la puerta de entrada.

SMILING PINK MILKSHAKEWhere stories live. Discover now