Mermaid (Taekook)

Hermanos o Enemigos

Regresamos a casa tomados de las manos y con una gran sonrisa dibujada en nuestros rostros, no podía ser más feliz, al final Tae consiguió la bendición de mis madres, eso no tenía que explicación, o tal vez una, su determinación, nunca acepta un No como respuesta y eso era algo que admiraba profundamente. Pero mientras caminábamos hasta la puerta le detuve y le miré fijamente, al momento le pregunté la razón por la cual pareció como si no le importaba lo que le había sucedido a las diosas de los océanos. Este me respondió, no dudo en hacerlo. Explicó que el océano es un lugar vasto, se podría llamar infinito, ya que nunca se ha conocido todo lo qué hay y vive en el, para el no existían tales diosas, para el fueron imágenes que tomaron ese roll porque los antiguos dioses del pasado, los titanes que gobernaron las profundidades alguna vez fueron derrocados por estas nuevas deidades, para Tae eran simples usurpadores y no aprobaba lo que aquellos dioses habían hecho con mortales y con otras criaturas, esas mujeres venían de linajes de Dioses que cometieron actos que nunca debieron ser provocados, por eso apoyaba lo que Medusa quería, un nuevo mundo, un mundo en el que ambos reináramos. Terminó acariciando mi mejilla. Asentí al respecto, era el hombre que amo.
La puerta fue abierta y Jin y RM salieron a recibirnos, estaban felices al vernos nuevamente juntos y sin ninguna división de por medio. Entramos y de inmediato ambos hermanos comenzaron con sus preguntas, tenían muchas dudas con respecto a mi identidad. No quería explicar mucho, pero tenían mucha insistencia así que debía responder cada duda que tuvieran. Pero la que más proclamaban sus bocas era, ¿como son nuestras madres? Escuchar el "nuestras" realmente me incómodo. Les respondí que aunque fuese difícil las hermanas sólo veían a una sola persona como su hijo y ese era yo. Sus expresiones cambiaron por completo. Continué diciendo lo que ellas mismas me dijeron que habían creado otros hijos durante siglos pero sabían que sólo uno de ellos llegaría a la madurez de su poder con los dones de cada una de ellas, convirtiéndose en el rey de las gorgonas.
—¿Eres tú? Preguntaron ambos. Asentí, les dije claramente que yo era el único heredero, el verdadero hijo, su real descendiente y aunque las palabras dolieran les dije que al final los demás eran bastardos que nunca debieron existir. En ese instante los ojos de RM se tornaron como los de una serpiente en color dorado, presionaba sus puños conteniendo su irá. Jin fue hacía el y lo tranquilizaba, realmente no quería decirles eso, pero debía hacerlo, debían saber la verdad.
—Te acogimos como un hermano y así es como nos pagas, nos tratas de bastardos. RM empujó a Jin y con gran furia se acercó a mi con intensiones de golpearme hasta que fue Tae quien lo Golpeó alejándolo de mi, este mismo cayó contra el suelo y con mas coraje fue hacia el, ambos comenzaron a pelear hasta que Tae formó un muro de agua frente a nosotros protegiéndonos de sus ataques, Jin con desesperación lo tomó del brazo y le exigió que se tranquilizara. RM respiraba aceleradamente estaba fúrico, nunca antes le había visto de tal modo. El muro se desvaneció...
—Se que lo que Jungkook dijo duele, pero es la realidad, el es el rey supremo, es un Dios que pronto regirá este mundo conmigo a su lado y les guste o no así será. Ambos me miraron con celos, no les parecía el significado de esas palabras.
—¿Donde están? Dijo Jin. —No lo creeré hasta que lo escuche de tus amadas madres.
—Puedo llevarlos con ellas, pero no cambiará las cosas.
—No me importa, sólo llévanos con ellas.
—Está bien, pero no será hoy... es mi única condición. Jin la aceptó y se alejo de mi, ambos se iban a retirar y antes de hacerlo RM nuevamente nos miró. —Lo que me has hecho lo vas a pagar, vamos a ver realmente quien es el rey hermanito. Ambos salieron de la casa sin decir más. Estaba muy nervioso, nunca quise lastimarlos con mis palabras pero algo en mi ardió cuando las llamaron nuestras madres, al final ellas son mis madres y lo que les dije fue lo que ellas mismas me dijeron, no mentí sobre nada. Tae me entendía y me abrazó.
—No te sientas mal, lo entenderán con el tiempo, ya lo verás... besó mi frente.