Mermaid (Taekook)

Lealtad

Aquellos ojos azules me observaban con tanto detenimiento, mis palabras fueron claras quería que se arrodillara y demostrará que me aceptaba como su rey pero dos veces se negó a mi orden. Lo conocía y sabía que no lo haría, pero el a mi ya no me entendía, no era ni la mitad de lo que era antes...
—Convertirte en piedra es mi primera opción. En ese instante me tomo del brazo y me llevo con el, me sujeto tan fuerte que me queje en voz alta y en ese momento a las afueras del templo se escuchaban rugidos potentes de furia, pero a Tae no parecía importarle iba hacia afuera, traté de soltarme porque si salíamos de esta manera lo comerían vivo sin pensarlo, comencé a ver la claridad del día y grandes hocicos asomándose, este salió y mis serpientes lo rodearon entonces me soltó y nuevamente me miró. —Tú sabes que siempre te apoyaré pero no sé quién ese está persona que tengo frente a mi, así que si no soy útil para ti, sólo ordena que me devoren. Su seriedad me estremeció, lo dijo con tanta seguridad. —Gorigon. Una palabra en mi lengua natal que estudie este tiempo y que no fue difícil aprender. Mis serpientes me observaron e inmediatamente se tranquilizaron, entendían lo que significaba. Luego de eso camine a un balcón hecho de piedra a las orillas del acantilado donde podías ver el océano confundirse con los cielos. La brisa soplaba fuerte, cerré mis ojos y sentí dos brazos abrazarme tras mi espalda.
—¿No me comerán si hago esto verdad? Susurro a mi oído. Sonreí.
—No, no lo harán, ahora saben que tú no eres una amenaza. Después de eso colocó su postura junto a la mía. Volteó y las miró tras de el, tomé su mano y lo llevé más cerca de ellas. Una se acercó a su pequeño cuerpo, este me miró y asentí con seguridad, después de mi acción puso su mano sobre su piel, pude ver una gran sonrisa en el rostro de Tae, su mano lucía tan diminuta en su cabeza pero a este no parecía importarle, no tenía miedo, estaba fascinado.
—Su nombre es Gorgon y parece que le agradas ahora. A mi costado tenía a Hera y frente a nosotros tras Gorgon estaban Jawzhar y Nervem.
—Realmente son hermosas, son criaturas imponentes pero tan sorprendentes, ¿como las encontraste?.
—Bajo este templo hay un pasaje secreto, Hera fue quien las halló primero, luego yo las encontré, no supe quien las dejo ocultas pero luego encontré un pergamino donde cada serpiente vivió por una gorgona, son como nuestro espíritu protector, Hera se me fue dada a mi, Jawzhar perteneció a Esteno, Nervem a Euríale y Gorgon a Medusa, nunca me dijeron nada, las mantenían ocultas ya que para nosotros son muy valiosas, son como una parte de nuestro cuerpo, existe un vínculo tan fuerte que si alguna muere es como si una parte de nosotros se fuera con ellas, cuando mis madres murieron quedaron sin alguien a quien proteger, ahora su vínculo esta conmigo, soy como su padre, soy como su madre, soy todo lo que tienen y ellas me dan fuerza a como yo se las doy a ellas, son todo para mi, son mis hijos.
—Ahora lo entiendo, pues entonces para mi también lo serán, además nos vendrán de gran ayuda en la batalla con los titanes, tal vez no sean titánicas como ellos pero tienen el tamaño suficiente para hacer gran daño. Tae tomó mi mano nuevamente. Lo miré.
—Perdón por ser tan duró contigo. Le respondí.
—No se preocupe majestad. Me dio una reverencia. —Te la debía. Dijo para luego finalizar con un beso en mi mano, como todo un caballero...
—Tae, sólo quiero que sepas que yo he cambiado y tal vez nada vuelva a hacer como antes, lo que siento dentro de mi es distinto y no quiero hacerte daño, por eso entenderé si en un momento quieres que nos separemos, yo sé qué hay alguien que tiene sentimientos hacia ti y tal vez juntos sean más felices que estando a mi lado, yo ahora pienso como rey y no cómo hombre enamorado. Me abrazó fuertemente...
—Recuerdas que hicimos unos votos, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, hasta que la muerte nos separe, no fallaré a mi palabra y no pido más, te daré tu espacio, ahora soy tú súbdito y siempre estaré para ti pase lo que pase, pero nunca me pidas que me aleje porque nunca lo haré, estaré contigo hasta el final... Una lagrima cayó por mi mejilla al oírle, correspondí a su abrazo.