La Guardia

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Jimin regresó a los minutos cayendo al suelo como humano, dio una reverencia ante su público que asombrados habían visto su talento. Este sonrió alagado ante aquello.
Caminó hacia mi tomando su lugar a mi lado.
Mi palacio ahora estaba vacío, mis apoyos se habían ido, así que aunque tuviese el poder y aunque tuviese a mis hijos necesitaba un ejercito, mi propia guardia. Así que con firmeza comencé a hablar frente a todos, diciendo que requería a hombres con valor y fuerza que estuviesen dispuestos a pelear junto a mi, no había terminado de explicarles cuando cientos de manos fueron levantadas y el primero en ofrecerse fue Rodan, el hombre que había conocido antes. Este con firmeza dijo que daría su vida por mi y que sería un honor pelear a mi lado. Sonreí y seguidamente cientos de hombres y mujeres comenzaron a alzar su voz proclamando su lealtad y su vida hacia mi.
—Les agradezco a todos, significa mucho para mi. Jimin tomó mi mano en ese instante, le miré y mis ojos se humedecieron al verle, solo asintió y sentí una paz en mi indescriptible, me hacía sentir que todo era posible a su lado.
—Quiero decirles que el será su comandante y entrenador. Todos bajaron sus cabezas en forma de respeto. Ya con la notica dada me retiré, subí sobre Hera y Jimin sobre Gorgon y antes de irnos mis tres hijos rugieron fuertemente provocando una gran ventisca con su aliento y así se retiraron subiendo nuevamente la montaña hasta el palacio. Ya nuevamente en la sala del trono con Jimin a mi lado era hora de darle otra sorpresa, así que cuando me senté en mi trono habían dos más a mi lado los cuales pertenecieron a Euríale y Esteno, así que sin dudarlo le dije que tomara el del lado derecho, ya que sería mi mano derecha desde ahora, este no lo podía creer y se negaba a aceptarlo pero al final lo convencí y nerviosamente tomó asiento en el, me alegraba verlo.
—¡Muchas gracias kook!
—No hay de qué.
No dejaba de pensar en Tae, pero yo mismo tomé esa decisión y el tomó la suya, ya no había más algo entre nosotros y era tiempo de pasar ese capituló y seguir adelante con mi vida, mi casa, la casa Gorgona iba a ser la más poderosa de todas, yo sería el gran rey y seguiría expandiendo mi dominio junto a mis hijos y junto a Jimin. Luego de eso ambos nos fuimos a dormir juntos y a la mañana siguiente al despertar ya no estaba en la cama, así que fui a buscarlo al llegar al salón del trono habían personas reparando el techo. —¡Buenos días majestad! Dijeron al verme, al salir a las afueras había una multitud variada de hombres y mujeres, todos prestando atención a Jimin quien les explicaba todo lo que iban a hacer, cómo sujetar un arma,  como evadir ataques, sus movimientos eran suaves y delicados parecía como si flotara, creo que más que poner atención estaban fascinados con su belleza, la brisa que movía su cabello levemente y los rayos del sol de la mañana dando en su rostro lo hacían lucir perfecto, la forma que manejaba su cuerpo era tan exquisita que parecía como si bailara, nadie podía dejar de verlo.
—Muy bien quiero que formen parejas y comiencen a practicar, iré con cada dupla para ver su manejo.
—¡Si señor! Dijeron en unísono y después de eso Jimin se acercó a mi con aquella resplandeciente sonrisa que le caracterizaba.
—Ya despertó el bello durmiente. Guiño su ojo.
—Veo que te pusiste en marcha.
—Debía hacerlo no quiero decepcionar a mi rey, quiero que todo esté impecable y además tener un ejercito fuerte para ti. Se acercó y besó mi mejilla. —Bueno debo seguir con mi trabajo. Regresó con su grupo y su entrenamiento dejándome con mariposas en mi estómago.

Mermaid (Taekook)Where stories live. Discover now