Mermaid (Taekook)

El rey y el subdito

Nuevamente estaban frente a mi y sorprendidos de verme ahora. Era como si vieran un fantasma, sus expresiones reflejaban miedo, confusión, alegría, tantas emociones que podías notar en sus ojos, sobretodo en los de Taehyung.
Para mi los sentimientos eran distintos, no sentía nada al verlos, como si ni siquiera me importase el que estuvieran ahí. Miraba fijamente a cada uno de ellos, sus sentidos eran agudos podía percibir el palpitar acelerado de sus corazones y el temblor en sus manos y piernas.
—¿Jungkook, eres tú? Preguntó Taehyung quien estaba unos pasos más adelante a los demás. Asentí ante aquella duda, sin embargo recalque que no era el mismo al que conocieron, ahora soy su rey, su legitimo y único rey. Se miraron unos a los otros llenos de dudas.
Los ojos de mis serpientes estaban puestos en todos, no los perdían de vista provocando temor en ellos. En ese mismo instante Tae me cuestionó acerque de que era todo lo que ahora sus ojos presenciaban. Con gran presencia le respondí: ante ustedes está el lord de las serpientes, el rey de la mortalidad, rey de todos los dioses, descendiente de la casa gorgona. Guardaron silencio, no tenían respuesta. —Y les presento a mis hijos: Gorgon el oscuro, Jawzhar mi sol, Nervem como la nieve que cae y mi querida Hera. Última que tenía su gigantesca cabeza a mi lado.
—¿Hijos? ¿De que hablas Jungkook? Ellos no son tus hijos, Denali es tu hija ¿O ya lo olvidaste?
—Por su puesto que no, pero ellos también son mis hijos, por eso están conmigo, se alimentan de mi poder y así se vuelven grandes y fuertes, siento una gran conexión y nadie cambiará eso, así que te pido que cuides tus palabras ante tu rey, son mis hijos y si alguien falta a su respeto no dudaré en dárselos cómo comida. Dije con un tono alto y claro. Cuando escucharon eso fue como si se derramara la última gota del vaso, no podían creer lo que habían escuchado. Nadie dijo nada.
Miré a mis serpientes y sonreí: ¡vayan! Y con un gran rugido que hizo temblar la montaña comenzaron a irse del sitio, bajando por los acantilados de la cima, dejándome a solas con los demás. Mis ojos se volvieron marrones nuevamente y con una última vista caminé de vuelta al interior de mi guarida, todos me seguían guardando una gran distancia de mi, había un profundo silencio pero así lo prefería. Al llegar al salón principal, tomé mi lugar en mi trono de piedra con mi mirada hacia el frente donde todos se encontraban serios sin poder explicar lo que sucedía.
—¡Muy bien! Sean bienvenidos a mi hogar.
—Jungkook quiero saber que esta ocurriendo, ¿que te paso? Parece como si estuviese hablando con alguien al quien no reconozco, mírate, tu ropa, un trono, usas una corona y ahora tienes serpientes gigantescas haya afuera. Taehyung decía cada palabra con tanta tristeza contenida, pero yo seguía luciendo frío y de corazón duró.
—Simplemente estoy haciendo todo para lo que vine a este mundo, antes temía explotar mi potencial pero ya no más, he descubierto mi gran poder y si estoy en este mundo es porque así el destino lo quería, vine a destruir a los titanes algo que los débiles y escupidos dioses no pudieron hacer, por eso los titanes me temen, ustedes me temen y el mundo me temerá cundo vean mi poder, pero ese mismo poder al que le temerán es el mismo que los salvará, ¡este es mi reino! ¡Yo soy el rey! ¡Y ustedes mis súbditos! Así que todos deben inclinarse ante mi, ustedes dioses me eligieron y ahora soy todo lo que ustedes querían que fuese, así que muestren su lealtad hacia mi. Notaba que tragaban fuertemente y uno a uno comenzaron a arrodillarse a excepción de Tae, parecía desafiarme, así que me levante con molestia y me acerqué a él, mis ojos se tornaron dorados y los de el azules. —¡Inclínate! Repetí, a lo cual este se negó diciendo que no se inclinaría ante esta nueva versión del Jungkook del que se enamoró.
—¡Inclínate! Dije nuevamente.
—¿Y si no lo hago me tiraras como un pedazo de carne para tus serpientes?
—Esa sería la segunda opción qué pasó por mi mente.
—¿Y la primera?
—Convertirte en piedra...