Serpientes

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Habían pasado varios días tal vez hasta 2 meses no estaba seguro ya que el tiempo en un barco pasaba muy rápido sobretodo cuando mi mente sólo pasaba concentrada en una sola cosa y en un solo rostro, Tae... todas las noches tenía pesadillas, sueños donde me aclamaban respuestas sobre que fue de él, sobre que más sucedió después de irme, cómo se encontraba la ciudad. Nunca pude ayudarles, nunca pude ayudarle al hombre que más amaba en la vida, no pude tan siquiera despedirme, todo lo que sucedió quedó como una tragedia, la culpa es el sentimiento que invade mi corazón, era mi responsabilidad que Tae muriera, yo fui su asesino y será la carga que siempre llevare sobre mi, el remordimiento que mi conciencia no dejará en paz. Lágrimas caían sobre mi mejilla mientras mi mirada estaba perdida, sólo sentía la brisa marina y el sonido del océano con el sol sobre mi piel.
—¡Joven! Hemos llegado. Sorprendió mis sentimientos la voz del hombre. Al voltear a verlo este me señalaba el lugar y al mirar, frente a mis ojos a algunos metros se encontraba la isla Gorgona...
Marcus quien me había acompañado en este viaje bajó un bote del barco el cual cayó en el agua, bajó una escalera seguidamente y me pidió que bajase hasta la pequeña embarcación. Obedecí y me subí en ella, este me dio dos remos.
—¿No vendrás conmigo? Le pregunté. Este negó con su cabeza respondiendo que la isla no permitía mortales por alguna extraña razón, cada vez que un humano entraba en ella nunca más volvía a salir. Tenía miedo pero este continuó diciendo que yo no debía temer, al fin y al cabo en mis venas corre sangre de gorgona, era como la llave que abriría la puerta. Me deseó suerte y se despidió de mi. Le agradecí el que me haya traído hasta acá y que me haya cuidado. Entonces comencé a remar hasta la costa, una y otra vez, con cada movimiento estaba más cerca de la arena y cuando menos lo pensé ya estaba en la isla, me baje y mire mi alrededor, mi corazón palpitaba muy rápido, estaba muy nervioso. Respire profundo: esto es por ti mi amado Tae. Recalque en mi mente. Camine hacia el bosque, a lo profundo de la isla.
Camine por varios minutos en línea recta entre la vegetación, cada paso que daba sentía algo muy extraño dentro de mi. De repente una voz en mi oído me detuvo, la voz me llamaba. Jungkook ven aquí...Jungkook aquí estoy... Jungkook...Jungkook... Seguía la voz y al mismo tiempo lo hacía de una manera como si estuviese hipnotizado por ella, cada vez la voz se oía más cercana, de repente al mirar a mis costados vi centenares de serpientes que venían tras de mi, me seguían, iban por la tierra, por los troncos, a mis costados y sobre las ramas de los árboles. Al final llegue a lo que parecía ser un templo en ruina el cual tenía una puerta destruída en la cual sólo se podía observar oscuridad en el interior, al ver hacia el suelo miles de serpientes estaban a mi alrededor pero cada vez que me acercaba a la entrada estás se apartaban con mi caminar. La oscuridad me cubrió y me adentré en aquel templo, la voz ya no se escuchaba, no sabía dónde ir hasta que logré encontrar un sitio donde habían tres tronos llenos de hiervas y algo desgastados ya que eran de piedra. De repente escuché un sonido tras el trono del centro y detrás de este aparecieron dos manos y seguidamente una gran figura emergió tras el, en el centro del salón había un rayo de luz ya que el techo tenía un agujero, la criatura se acercó a la luz y poco a poco me dejo ver su rostro, frente a mis ojos tenía a una gigantesca mujer con una cola de serpiente, sus pechos estaban al descubierto, su piel era escamosa y algo verdosa, sus manos poseían unas afiladas y puntiagudas uñas y su rostro era una mezcla de humano y serpiente tal como yo suelo transformarme y sobre su cabeza habían docenas de serpientes todas me miraban y los ojos dorados de la mujer al mismo tiempo lo hacían con una gran sonrisa en su rostro, mostrando así sus afilados colmillos. Extendió sus brazos y escuché decirme: Bienvenido hijo mío, al fin el príncipe de ha reunido con la reina, al fin el hijo y su madre se reencuentran... mi quijada tembló al escucharle, al igual que mis manos y todo mi cuerpo, estaba ahí, era ella, era Medusa.
—Hermanas por fin ha llegado a nosotras nuestros más fuerte descendiente. Al terminar sus palabras dos mujeres más aparecieron de las sombras. Euríale y Esteno...

Mermaid (Taekook)Where stories live. Discover now