Gota por Gota

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Abrí la puerta, ingrese en silencio pero con mi corazón latiente a más no poder, mi mano temblaba y mis ojos permanecían humedecidos. Al mirar atrás estaba ahí, había crecido mucho en 4 años, 4 que en ella lucían como 15. Su cabello era negro hasta su espalda, liso y muy suave, tenía una tez muy clara y un rostro con la fracciones de Tae pero una nariz y unos ojos similares a los míos.
Su rostro era perfecto y resplandecía en ella aquel iris azul y el otro dorado, mi hija, mi amada Denali. Todo parecía un sueño del cual no quería despertar. Estos años e anhelado por este momento y al fin lo tengo en mis manos, frente a mis ojos. No resistí y la abracé con fuerza, mientras mis lágrimas desbordaban recorriendo mis mejillas. La note distante, pero no me importaba, con sólo tenerla en mis brazos para mi era suficiente. Me aleje un poco y le dije que se sentará, está camino hacia el sofá y se sentó en el mientras guardaba sus palabras, mantenía su cabeza gacha.
—¿Quieres algo de comer? No respondió. —Te traeré un poco de Té. Fui a la cocina y tras de mi iba Tae, comencé a sacar todo lo que necesitaba para preparar el Té, mientras secaba mis lágrimas en medio de una gran sonrisa. Tae me tomo de la mano y me detuvo de lo que hacía, lo miré confundido, en sus ojos se notaba algo inusual, como si si estuviese preocupado. Le cuestioné al respecto. Este respondió. —Amor, toma las cosas con calma, mira, esto es muy extraño y no puedes dejarte llevar por tus emociones y confiar del todo.
—¡Taehyung es mi hija!, ¡nuestra hija!.
—Una hija que no hemos criado, una hija que luce como una joven de 15 años en cuestión de 4, una hija que pertenece a esas cosas, ella es de un mundo diferente al nuestro, no sabe nada de nosotros, nos mira como extraños, por eso no quiero que salgas lastimado después. Acaricio mis mejillas pero aparte su agarre de inmediato.
—¿Cómo puedes decir eso? Es como si no fuera tu hija. Le dije con molestia. Esté suspiró.
—Pues en parte no lo es... se retiró de la cocina sin decir más. Respiré profundo, debía calmarme, pero no pude, simplemente rompí en llanto.
Minutos después fui a la sala con una bandeja con el té aún caliente, la puse en la mesa del centro cerca del agarre de Denali, pero esta ni siquiera lo volteo a ver.
Aún lado de la habitación estaba Tae viéndonos  con gran seriedad. Relamí mis resecos labios, antes de sacar mis palabras, tenía tantas preguntas que quería escupir con ansiedad, pero tenía miedo, mucho miedo.
—¿Hija? ¿Dime que fue de ti todo este tiempo? Me miró fijamente.
—Saben, esto es tan extraño, se supone que ustedes dos son mis padres, pero al verlos solo veo dos personas extrañas, no tengo recuerdos, ni pensamientos sobre ustedes, pero un día lo único que vino a mi mente fueron sus nombres, hablé con mis hermanos y hermanas... y fue entonces cuando me dijeron el origen de mis padres y que aún vivían, quería conocerlos, me lo permitieron y por eso estoy aquí.
—¿Solo por eso viniste? Preguntó Tae con firmeza, trate de callarlo pero su grave voz me impidió. —¿Entonces no viniste a nada más?
—¿Debería? Respondió.
—El mundo en el que vivimos a caído en una terrible destrucción por tu raza, nunca han sido honestos y jamás lo serán, lo lamento pero tú no fuiste criada por nosotros, por ende no se quien eres, no confío en ti, porque no confió en ellos y se que son capaces de cualquier cosa para recuperar su dominio y destruir a la humanidad, ni siquiera se si en realidad estoy hablado con mi "hija"
—¡Taehyung basta ya! Me levante fúrico, no quería seguir oyendo sus duras palabras. El me miró y simplemente subió las escaleras hasta la habitación en un profundo silencio.
—Perdónalo, sólo quiere protegerme.
—Quiero dormir, ¿hay alguna recámara que pueda usar?
—¡Claro! La guíe hasta el segundo piso y le di una de las habitaciones de huéspedes que teníamos, esta ingreso en ella y cerró la puerta en mi cara, pero lo entendía, debía darle su espacio o eso pensaba ahora. Al ir a mi habitación Tae estaba en la cama acostado, cerré la puerta y me dirigí hacia el, me senté a la orilla del colchón mientras miraba mis temblorosas manos.
—Te pido por favor que al menos dejes espacio a una posible reconciliación, hazlo por mi y por mi felicidad. Este se levantó y se acercó hacia mi abrazándome desde atrás. Sentí su afirmación en mi hombro y un ligero beso en mi cuello...

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