El Dios terrenal

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Había quedado profundamente dormido pero mis sentidos eran tan agudos que pude escuchar un ruido a las afueras de la caverna, abrí mis ojos al mismo instante y estos tornados en aquellas pupilas doradas. Me puse de pie y mis hijos estaban a la defensiva, sabían que había algo afuera, podía notar su molestia, siseaban y provocaban sonidos que podían asustar a cualquiera, se miraban entre ellas y al mismo tiempo con su cuerpos tapaban la salida, querían protegerme. —Todo va a estar bien. Me miraron a los ojos y asentí con una sutil sonrisa así que se apartaron de la salida y comencé a caminar hacia afuera pero con ellas tras de mi reptando. Comencé a ver la luz y escuchar el océano, mis ojos brillaban en la oscuridad y cuando por fin la claridad dio en mi cuerpo habían unas cuantas personas que al verme si pusieron de rodillas mientras me hacían una reverencia y al hacerlo mis serpientes salieron de las sombras con sus gigantescos cuerpos, todos se llenaron de miedo y temblaban al verlas. —¿Quienes son? Pregunté. Un hombre se levantó lentamente con su cabeza gacha mostrando así sumisión ya que sabía que mis hijos no apartaban su mirada de cada uno de ellos.
—Mi nombre es Rodan, hemos escuchado de un ser que es de otro mundo, un hombre que puede convertirse en serpiente y que tiene con sigo gigantescas víboras a su lado como grandes dragones, algunos lo llaman rey, otros héroe y otros un Dios, para nosotros no hay duda, es un Dios, hemos viajado de muy lejos y muchas más personas lo están haciendo, se rumoraba que algo habitaba la montaña y que se escuchaban grandes rugidos de dragones, por eso vinimos y miles más vienen a dar su vida por esté Dios, usted...
—Mírame a la cara. Esté con temor lo hizo, cuando lo hizo noté la sorpresa al ver mis intimidantes y aterradores ojos. Me acerqué y acaricia su rostro y suavemente le respondí que no debía temerme. Miré tras su espalda a los demás quienes aún estaban de rodillas sobre la arena. —Levantasen. Obedecieron mis palabras y así lo hicieron y en unísono todos dijeron: Nuestro Dios ha llegado, el emperador de está tierra. Me sentí abrumado nunca antes había vivido algo como esto y al parecer la noticia había llegado por todo el mundo, más personas venían a verme, querían ser parte de un pueblo que me adorara, buscaban mi protección de los peligros que han comenzado a emerger de las profundidades de los océanos.
Noté cómo miraban con miedo a mis serpientes y sonreí por ello, sentían que se los iban a devorar en cualquier momento. Estas podían sentir todo de mi así nos bastaron palabras para que entendieran que quería que se acercaran, así que sus cabezas bajaron a mi nivel y se pusieron a mi lado, puse mi pequeña mano en la cabeza de Hera para luego mirar a todos aquellos que con impresión observaban.
—Ellos son mis hijos, Hera su alpha, Gorgon la sombra nocturna y Nervem el demonio blanco y... mi voz se quebró. —Y JawZhar mi sol dorado quien ya no está. —Son mis pequeños y mis protectores. Todos inclinaron sus cabezas hacia cada uno de ellos. —Ahora confían así que no teman, no les harán daño.
—Mi señor estamos a sus pies, nuestra vida es suya y de sus serpientes, tú eres nuestro emperador, nuestro emperador...
—Gorgón. Terminé la frase
—Nuestro emperador Gorgón, el Dios terrenal...

Mermaid (Taekook)Where stories live. Discover now