50. En un musical

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nat

hola albi
qué tal con estos?

bien bien
acabo de llegar a casa
tú qué tal?

bien
aunque tengo ganas de verte te echo 1 poquito de -

es que no sé por qué te has empeñado en no venir

pues porque no quiero acaparar todo tu tiempo libre
está bien que salgas solo con tus amigos para poder rajar de mí con ellos

no rajo de ti con ellos gilipollas

aunque te cancelase el plan de los miércoles?

tenías trabajo idiota no voy a rajar de ti por eso

mañana nos vemos?

por la mañana me toca compra grande
como no quieras zamparte de gratis un súper petado de gente va a tener que ser por la tarde

por la tarde es que meriendo en casa de vicky con ella y la peque
que te puedes venir si quieres
pero a mí no me importa lo del súper lleno de gente

en serio?

sí, bueno
es que tengo ganas de verte

te como la cara





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-¿Este o este?-preguntó Natalia, con un paquete de queso sin lactosa en cada mano.
-El de la izquierda, que el otro no me gusta.
-¿Tu izquierda o mi izquierda?-quiso asegurarse la morena.
-Tu izquierda.
-O sea que este, ¿no?-agitó el paquete de su mano izquierda.
-Sí-se rió la rubia-, ¿qué eres disléxica ahora?
-No, idiota, pero por asegurarme. Imagínate que me equivoco y tienes que estar una semana comiendo queso que no te gusta, pues no es plan.
-Si te equivocas te lo llevas a tu piso y para ti-se encogió de hombros.
-Sería lo justo en realidad.
-Eres tonta-se rió Alba, con cierta ternura-. Era broma, si te equivocas me lo como y ya está, ya se acabará.
-Ya, bueno, pero no es plan. ¿Qué más falta?
-Pues...-la rubia comprobó la lista que tenía en la mano y tachó el queso-. Como la mitad, cogemos ahora los yogures que están aquí al lado, y luego los cereales, y ya lo de pasillos del final.

Quizás no era el plan ideal para un sábado por la mañana, pero ahí estaban, haciendo la compra de la pediatra en un carrefour lleno de gente porque tenía el frigo vacío y no podía aplazarla más pero llevaban casi una semana sin verse, y les servía incluso eso. El miércoles de esa semana no habían podido cenar juntas porque la morena estaba acumulando mucho trabajo y se había tenido que pasar el día entero editando para entregar al cliente las fotos el jueves, pues era su fecha límite, así que las ganas de verse hacían que no les importase que el plan tuviera que ser ir al carrefour a hacer una compra grande. Además, en realidad se lo estaban pasando bien porque ellas eran así, no necesitaban un plan demasiado especial para hacerlo porque les valía de sobra estar dando vueltas por pasillos de comida con la rubia haciendo el payaso y la morena riéndose sonrojada.

-Albi, te está mirando esa niña-murmuró Natalia, con la cabeza gacha, mientras la pediatra posaba con el recambio del cepillo en la cabeza a modo de cresta punk y pidiéndole que le hiciera una sesión de fotos así, más muerta de risa cuanto más veía en Natalia las ganas de esconderse entre los productos de limpieza.
-Eso es que porque estoy guapa, seguro. Me va bien este rollo, ¿no?
-Lo que estás es loca, venga, echa eso al carrito-le pedía con su pelo cubriéndole media cara pero contagiada por la risa de Alba.
-¿Pero no crees que me queda bien? Esta semana pido cita en la pelu-concluyó mientras obedecía y metía el recambio en el carrito.
-Podría usarte para barrer la casa-Natalia soltó una risilla traviesa, como si meterse con Alba fuera algo sumamente rebelde-. Como eres medio enana seguro que sería fácil cogerte por los tobillos y usarte para limpiar la casa.
-¡Oye!-se escandalizó de más, fingiendo ofenderse-. ¿Cómo que medio enana?
-A ver, Albi, es que un poco lo eres.
-¿Perdona?-la miró muy seria mientras soltaba el paquete de papel higiénico en el carrito que estaba empujando Natalia.
-Un poco así como un llavero-se le volvió a escapar la risa al ver la cara de traición que le puso Alba.
-Como un llavero-repitió muy despacio, masticando cada sílaba, como si se hubiese ofendido profundamente.
-Es que eres así-juntó mucho su índice y su pulgar, hasta que casi no había espacio entre ellos.
-Sabes que aquí la que tiene un problema con el sentido del ridículo eres tú, ¿verdad?-amenazó Alba, divertida en realidad con esa actitud de Natalia-. Que a mí no me importa lo de que la gente nos mire.
-¿Qué vas a hacer, un flashmob entre los botes de detergente?
-No me des ideas, Natalia, que sabes que me encanta un buen musical.
-Era broma, ni se te ocurra hacer un flashmob.
-Oye, pues sería un buen guión. Una reponedora de súper que está harta de pasar el día colocando productos en las estanterías-dijo con los ojos achinados, pensativa-. ¡Con canciones de Luis Aguilé!
-¿De Luis Aguilé?
-¡Claro!-se rió la rubia, que en su cabeza ya tenía el musical completo-. Mira, el musical empieza con Soy laburante, y vemos a la prota por los pasillos cantando "soy laburante, y tiro pa' adelante".
-Pero calla-se rió Natalia cuando empezó a canturrear, pero eso solo sirvió a Alba para venirse más arriba.
-"Y lo que como, me lo gano con el lomo. No me asusta a mí el trabajo que sea duro, lo importante es que no falte el laburo"-seguía ella, cogiendo productos de las estanterías para fingir trabajar mientras Natalia se mordía el labio con las mejillas rojas como un tomate-. Perfecta para conocer a nuestra prota, vive por y para trabajar porque no le da la vida para más y quiere salir de su zulo de 20m² que encontró por idealista.
-¿Y todo el musical va a estar quejándose por trabajar?
-No, pero justo está en ello cuando conoce a una chica guapísima pero muy torpe que tira todas las latas que acaba de reponer. O sea, visualízalo, ¿vale? "Es una lata el trabajar, todos los días te tenés que levantar. Aparte de esto, ¡gracias a Dios!"-dejó de cantar para imitar un estruendo enorme y poner cara de susto mientras se giraba rápidamente como si ella misma fuera la protagonista que acababa de inventarse-. Y pum, ve la chica más guapa que ha visto nunca con las mejillas tan rojas como las latas de cocacola que acaba de tirar al suelo. ¡Como las tuyas ahora mismo!
-Es que nos está mirando la gente-se rió Natalia, muerta de vergüenza.
-Calla, que lo que viene ahora es importante. Porque claro, es flechazo inmediato, tanto que a la prota le dan ganas de darle su número con una excusa malísima pero no se le ocurre ninguna. Y la prota torpe le ayuda a recogerlo porque se siente mal, y tienen un momento de ir a coger las dos la misma lata a la vez y todo, ¿sabes?
-¿Y luego qué?-Natalia estaba, aunque muerta de vergüenza con eso de cantar, enganchada y todo a la película que se estaba montando.
-Empieza a venir a este súper todas las semanas para verla, porque el flechazo ha sido mutuo, pero no sabe cómo abrirle conversación. Pero la reponedora es menos tímida y la saluda cada vez que la ve, bromea sobre las latas de cocacola y acaban hablando bastante cada vez que viene la otra a comprar. Hasta que un día cantan La fuerza del amor.
-¿Esa cuál es?
-"Tengo tantas cosas que decirte, hace tiempo que te busco, porque estoy enamorado de ti"-empezó a cantar, y la morena se arrepintió de haber preguntado cuando la señora que tenían delante en la cola para pagar se giró a mirarles-. "Tú no sabes nada de mi vida, solo intuyes que habrá algo que te acerque, aunque no quieras, a mí".
-Esto no se te ha ocurrido ahora, ¿no?-preguntó la fotógrafa-. Tienes este guión preparado desde hace tiempo.
-¡No!-se rió Alba-. Ha sido ahora.
-Imposible que te sepas todas esas canciones y te encajen tan bien con el argumento que te estás inventando.
-Es que a mi madre le encanta Luis Aguilé y siempre nos lo ponía, entonces me conozco sus canciones.
-¿Y cuál de las dos le va a cantar a la otra la de Me has enseñado a conocer lo que es el amor?
-¿Conoces esa?-preguntó Alba, emocionada.
-Mi madre también era bastante fan de ese señor, aunque solo nos ponía las tres mismas canciones en bucle. Yo creo que no conocía más-se rió.
-Pues... yo creo que le pega más a la que tira las latas, ¿no?
-"Todo ha cambiado y he aprendido ya a sonreír, porque a tu lado he conocido lo que es vivir. Voy de tu lado ya por la vida sin temor, me has enseñado a conocer lo que es amor"-recitó Natalia, que no iba a ponerse a cantar ahí en medio pero quiso aportar también, y Alba la miró mordiéndose la sonrisa-. Yo creo que le pega más a la reponedora.
-¿Tú crees?
-Sí, que es la que estaba harta de trabajar.
-Ya-murmuró la rubia, pensativa-. ¿Te das cuenta de que estás aportando ayuda en la creación de un musical? Un musical, Nat, con lo horribles que son.
-No me vas a perdonar nunca eso que no dije pero que no superas, ¿no?
-Por supuesto que no. Pero estás ayudando a crear uno, que conste.
-Es que este me parece divertido. ¿Una crítica a la explotación laboral protagonizada por dos bolleras que se conocen en un súper mientras cantan las canciones que cantaba un señor hace sesenta años por lo menos? Tiene su gracia.
-Madre mía, Nat, estoy creando un monstruo precioso.
-Uno que nunca va a ponerse a cantar por los pasillos del supermercado, que conste-avisó con un dedo en alto.
-Me basta y me sobra con que hayas dicho que este tiene su gracia.
-Que tenga su gracia no hace que los musicales me vayan a dejar de parecer surrealistas, ¿eh?
-Pues no es tan distinto lo que hacen ellos de lo que hacemos nosotras, Nat. Tú también vives en un musical
-¿Cómo?-preguntó, con el ceño fruncido, pero les tocó su turno de pagar y para cuando pusieron toda la compra en la cinta y luego la guardaron en las bolsas, se les olvidó continuar esa conversación.





La casa del árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora