56. Persona favorita

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Natalia echó un vistazo a su alrededor a través del objetivo de su cámara y presionó el botón un par de veces seguidas, disfrutando del sonido del obturador al cerrarse y abrirse. Luego alejó la cámara de su cara para comprobar las fotos que acababa de hacer y, cuando levantó la vista, se encontró a Alba con los ojos fijos sobre ella.

-¿Qué?-preguntó.
-¿Qué de qué? ¿No puedo mirar a mi novia?
-¿Vas a seguir diciendo que soy tu novia cada vez que puedas?
-¿Lo dudabas? Hoy más que nunca.
-Pero si odias San Valentín.
-Ya, pero tú no.

Igual que el invierno había llegado con demasiada prisa, se estaba yendo también muy pronto. O al menos eso parecía, porque ese catorce de febrero hacía tan buen tiempo que Alba y Natalia se habían ido a pasar la mañana al Juan Carlos I para hacer sus cosas favoritas: una dibujar y hacer el payaso para hacer reír a la otra, y la otra hacer fotos y reírse de las tonterías de la una. Era el típico plan que, medio año antes, habrían hecho cada una por su cuenta y probablemente cruzándose en el mismo parque sin saberlo, disfrutando de la soledad de un paseo consigo mismas y con su música favorita. Pero ahora les gustaba hacerlo así: una se sentaba en el suelo con su libreta y la otra sacaba la cámara y se sentaba a su lado, y de vez en cuando Alba se quejaba de una mano que no le salía y Natalia aprovechaba lo concentrada que estaba en el papel para convertirla en su modelo que no era modelo del todo porque no sabía que estaba siendo fotografiada.

-Es la sexta pareja paseando con un peluche que veo ya, Natalia, ¡la sexta!-se quejó, con los ojos muy abiertos de un espanto exagerado-. ¡Con cuarenta años y un osito que sujeta un corazón!
-Albi, que te escuchan-se reía Natalia.
-¡Que me escuchen! Que pone "I love you" en el corazón, Natalia, que el osito está sujetando un corazón en el que pone I love you y el tío se queda tan tranquilo de regalarle eso.
-A lo mejor ha sido ella la que se lo ha regalado a él-propuso Natalia, pero Alba le dedicó tal mirada que volvió a reírse en alto-. Bueno, igual no, ¿no?
-A la siguiente pareja que vea le pregunto dónde lo ha comprado-se rió con malicia la rubia.
-¿Pero qué manía tienes con asaltar a la pobre gente para preguntarles dónde han comprado las cosas?-preguntó Natalia, con una risa nerviosa porque estaba viendo por el rabillo del ojo a otra pareja con un peluche, y solo esperaba que Alba no les viera.
-No es eso, Nat, es que fijo que lo han comprado en cualquier bazar. Me muero por ver cómo salen de esa.
-Ay, pobres, pero no hagas eso.
-¡Pues que no sean tan cutres!-se quejó tan alto, indignada, que se giraron a mirarla un par de personas que paseaban a su alrededor, y Natalia le tapó la boca con una mano, riéndose.
-Pero y si no tienen dinero para otra cosa, ¿qué más da?
-Si no lo digo por eso, nena, pero es que para eso mejor demostrarlo de otras formas.
-¿Como cuáles?
-Pues no sé, diciéndole al mundo que estás enamorada y que quieres a tu pareja.
-¿Al mundo?-frunció el ceño.
-Claro. Mira, así-se giró para buscar con la mirada a alguien que estuviera lo suficientemente cerca, y cuando tuvo su objetivo decidido le llamó-. ¡Perdona! Hola, perdona que te moleste, es que, ¿sabes qué? Estoy enamorada de esta persona.
-Alba-Natalia maldijo haberse recogido el pelo en una coleta y no poder esconderse tras él cuando la mujer a la que había llamado Alba las miró con cara de "supongo que me alegro por vosotras pero no sé qué responderte, hija mía".
-¿Qué pasa?-se rió Alba, mirando a la morena-. ¡Es que estoy enamorada!
-Alba, por favor-se le escapaba la risa a Natalia, muerta de vergüenza.
-¡Estoy enamorada y quiero muchísimo a esta persona!-cuanto más se sonrojaba la morena y más intentaba taparle la boca con ambas manos, más se reía Alba, más alzaba la voz y más se giraba la gente a mirarlas-. ¡Es la persona más guapa del planeta!
-¡Albi!
-¡Y es mi novia!
-Alba, por favor te lo pido-la fotógrafa estaba ya tan muerta de vergüenza que la risa nerviosa se había convertido en carcajadas nerviosas, y estaban contagiando la risa de Alba.
-¡Es la mejor novia del mundo!-gritaba más la rubia, huyendo de las manos de Natalia como podía-. ¡Y estoy enamorad-
-¡Y yo también!-la interrumpió la fotógrafa, con una risa floja, dejando a Alba completamente descolocada-. ¡También estoy enamorada y también la quiero mucho!

La casa del árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora