Epílogo - Días de lluvia

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Natalia se apresuró a ir a por la niña en cuanto escuchó los quejidos, a los que tan acostumbrada estaba ya, con los que solía decirles que ya estaba despierta. Paró el tostador y corrió a la habitación esperando que Alba siguiera sumida en ese sueño profundo que la había caracterizado desde siempre, e incluso paró un par de segundos para observarla y sonreír cuando cruzó la puerta y la vio babeando la almohada y abrazando la que ella había dejado libre, de la misma forma en la que apenas media hora antes la había estado abrazando a ella. Los quejidos se transformaron en una risa ligera cuando entró en la habitación, y solo ese sonido hizo que desviara su atención de la rubia que dormía profundamente hacia la pequeña que, aferrada a la barandilla de su cuna, se reía con picardía dando por finalizadas sus horas de sueño. La cogió en brazos y le aplastó el moflete a besos mientras caminaba con ella de nuevo hacia la cocina, dándole los buenos días con los mimos que solía requerir cuando acababa de despertarse. Normalmente pasaba un rato con la cabeza apoyada en el hombro de cualquiera de sus madres que la hubiera sacado de la cuna, en una especie de abrazo que derretía los corazones de ambas.

-Hoy casi superas a la mamá marmota, ¿eh?-le dijo Natalia, moviendo la mano sobre su barriga para hacerle cosquillas. Sonrió más cuando se rió, intentando detener sus movimientos con las dos manitas diminutas-. ¿La despertamos para desayunar?

Acababa de pasar por la habitación cual ninja después de rezar por que no se hubiera despertado ya, cualquiera habría pensado que lo que pretendía era dejarla dormir mucho más. Pero en realidad, tan solo la quería dormida mientras terminaba de prepararlo todo para que pudiera empezar el día de su cumpleaños tal y como lo había planeado. Con la peque en brazos, colocó las tostadas recién hechas en un plato, sirvió el café en una taza baja, el zumo de naranja en un vaso de cristal, sacó del frigo la mantequilla favorita de la rubia y el desayuno de Martina, lo puso todo sobre la misma bandeja, y la llevó haciendo malabares hasta la habitación con el mantel más grande que tenían bajo el brazo.

-Ahora hay que cantarle el cumple feliz a mamá, ¿te acuerdas de cómo era?-le iba diciendo a Martina, aunque ella se limitaba a jugar con las orejas de perro que colgaban del dibujo de su pijama, en el centro de la barriga, sin hacer mucho caso a lo que le decía.

Natalia colocó la bandeja todo lo alto que pudo, para que no la atacara ninguno de los gatos, y se sentó en el hueco de la cama que había dejado libre al levantarse, dejando a la pequeña junto a ella. No tardó la niña en arrastrarse hasta la pediatra, que sonrió en algún punto entre el sueño y la vigilia cuando notó las manitas de la pequeña en su cara y escuchó los balbuceos con los que buscaba que abriera sus ojos. Aunque tampoco tardó en distraerse cuando Fígaro, que desde tan pequeño se había acostumbrado a los juegos con Alejandra y que por tanto era ahora el que primero la buscaba siempre, saltó hasta la cama y se colocó bajo su brazo.

-Buenos días, marmotilla-murmuró Natalia, estirándose para darle un beso en la mejilla e intentar así despertarla. Pero la única respuesta que obtuvo fue un "mmm" y una respiración algo más profunda. Se rió, y continuó en un susurro exclamado:-. Albi, ¡que hoy te haces más vieja!
-Que te den-ahora sí, un gruñido con los ojos aún cerrados, y la morena soltó una carcajada.
-Oye, la boca. Que mira quién está aquí-cogió el brazo de la niña, que se estaba riendo por las cosquillas que le hacía Fígaro con los bigotes en la cara, y lo estiró hacia la mejilla de Alba para darle golpecitos.

La rubia sonrió y, en un movimiento rápido, se giró para atrapar ambas manos y llenar de besuqueos sonoros la más pequeña. Aquello hizo que Martina devolviera la atención a su madre, ahora que comprobaba que estaba despierta y que volvía a ser la cabra loca de siempre, y se arrastró como pudo para ir a sentarse sobre el hombro de la pediatra, que ya había conseguido abrir los ojos y observaba a Natalia con una sonrisa que los achinaba.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2022 ⏰

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