42. La cajita del Happy meal

9.9K 542 40
                                    

-Bueno, bueno, bueno, ¿a quién tenemos aquí?
-A la misma de siempre-se rió Natalia, soltando sus llaves y quitándose la chaqueta.
-No cariño, de siempre no, que este finde te ha tenido secuestrada cierta pediatra rubia-subió y bajó las cejas varias veces con un movimiento rápido.
-Pues de casi siempre-le concedió la fotógrafa-. ¿Me has echado mucho de menos?
-Un poco, pero tú a mí seguro que no, ¿eh? Me parece que la pediatra rubia que te ha tenido secuestrada también te ha tenido demasiado entretenida como para que me puedas echar de menos, ¿o no? Porque para pasar todo el finde en su casa, digo yo que habréis tenido que estar entretenidas.
-Si me estás preguntando si nos hemos acostado, la respuesta es sí, pero hazme el favor de no hacer un mundo de ello-le dijo Natalia, con las mejillas sonrojadas mientras se dejaba caer sobre el sofá, conociendo lo suficiente a María como para saber que, efectivamente, sí que iba a hacer un mundo.
-¡Vamos mi Schumacher, coño, cogiendo velocidad!-gritó la rubia, aplaudiendo-. Qué fuerte, mi Natinat, cómo has hecho piuuum y has cogido carrerilla, ¿eh? Espérate, que llamo a Vicky, nos tienes que contar todo.
-Mari, no seas payasa-le quitó el móvil de las manos, riéndose-. No es un acontecimiento del otro mundo, es normal porque ninguna de las dos es asexual y hacía ya tiempo que nos apetecía.
-Coño, que si os apetecía. Os iba a reventar una vena-se rió.
-Pues eso-se rió también Natalia-. Ayer surgió y ya está, que te gusta a ti montar demasiada fiesta de las cosas.
-Oye, perdona, pero yo no estoy montando fiesta porque me guste-le dijo con un dedo en alto-. La estoy montando porque sé que te cuesta dar el paso y que lo hayas hecho significa que estás lo suficientemente bien y cómoda con Alba, y yo eso lo celebro, porque si mi amiga está feliz y encoñada y avanzando en buena dirección, pues monto fiesta porque me alegro por ella.
-Ya, seguro que no es por lo payasa que eres-se mordió la sonrisa que le salía al escuchar lo que acababa de decirle María, porque era bastante verdad.
-Bueno, un poco sí, pero solo un poco. Pero que conste que también es por eso. Además, me gusta la pediatra.
-¿Perdona? ¿Ahora resulta que te la quieras camelar tú?-bromeó la fotógrafa.
-No, subnormal, yo con Pablo estoy bien. Digo que me gusta para ti.
-¿De verdad?-sabía que le había caído bien porque lo habían hablado alguna vez, pero escuchar eso le alegró un poco más el corazón a Natalia, si es que eso era posible en ese momento.
-De la buena. Es que el viernes pasado hice de poli malo, ¿sabes? La amenacé con partirle las piernas si te hacía daño y dejarla más enana de lo que es-soltó una carcajada que se hizo más grande cuando vio la cara de incredulidad de su amiga.
-¡María!-exclamó Natalia-. ¿Por qué haces eso? No, no me río, no está bien eso.
-Calla, que no se lo tomó mal. Y me gustó lo que me dijo.
-¿Qué te dijo?
-Ahh, secretos de estado-alzó las manos con fingida inocencia-. Pero es legal la chavala, me gustó de semi cuñada.
-No es justo decirme eso y no contarme lo que te dijo.
-Te mueres por saberlo, ¿eh?
-Y tú estás disfrutando, cabrona.
-Un poco-se rió-. Pero no te lo voy a decir, es algo que le corresponde a ella decírtelo.
-Te odio.
-Me quieres.
-Ni un poquito.


...............................................................................


Si alguien hubiese tenido que mirar directamente a la cara de Alba mientras miraba su móvil, habría necesitado ponerse como mínimo unas gafas de sol para no acabar con algún tipo de lesión ocular. Tenía una notificación de twitter, pero no una cualquiera, no. Era Natalia, que la había mencionado respondiendo a un tweet sobre Mamma mia, porque eso de citar todavía no lo controlaba bien, al parecer. El tweet básicamente decía que la película era una religión más que una peli, y Natalia le había escrito preguntándole si había hackeado ella esa cuenta para poner aquello. Y entre paréntesis, había escrito: "(es mi primer tweet de estos me parece poético que sea sobre mamma mia y para ti teniendo en cuenta que tú me enseñaste la peli y esta red social del demonio)". Y así estaba la pediatra, con una sonrisa que no le cabía en la cara y sin darse cuenta de que tenía que hacer entrar ya a su próximo paciente. Tuvo que obligarse a sí misma a dejar el móvil y responderle con tranquilidad cuando tuviera tiempo, para no retrasar más su hora de salida del trabajo, así que carraspeó, confirmó el nombre del paciente que le tocaba y se levantó a llamarle.

La casa del árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora